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'Atenea': breve guía para comprender la explosiva película de Netflix

La película francesa replantea la parábola de Caín y Abel para mostrar cómo el odio puede prevalecer en cualquier sociedad

‘Atenea’: breve guía para comprender la explosiva película de Netflix

Atenea. | Netflix

Atenea (Athena en su idioma original) fue la cuarta película más vista de Netflix en España durante la semana del 26 de septiembre al 2 de octubre. Dirigida por Romain Gavras, el hijo del laureado Costa Gavras, la cinta genera tal incertidumbre en el espectador que obligatoriamente se preguntará si esto pasó en la vida real o si es una advertencia de lo que puede suceder.

Es cierto que después de la brillante toma sin cortes que dura más de 10 minutos, la película no consigue retomar ese nivel de acción que nos deslumbra. Pero también lo es que, eliminando los fuegos pirotécnicos -nunca más literal esta frase por las explosiones que vemos- de fondo hay un tema muy serio que permea a toda Europa: la incapacidad para aplacar los extremos cuando la injusticia se hace presente. 

Por otro lado, la cinta cumple al advertir sobre los peligros del avance de los grupos de derecha que profundiza las divisiones sociales. Vale la pena aclararlo de una vez: se trata de una ficción.

Ahora bien, la película, rodada en francés, pone en la mesa tantos temas y perspectivas, que no es fácil seguirle el paso. Incluso la «solución» de las disputas entre los tres hermanos que protagonizan el film resulta confusa para el espectador desprevenido. Por lo tanto, en las siguientes líneas vamos a tocar eso y otras interrogantes que el guion deja a la interpretación del usuario de Netflix.

Obviamente haremos spoilers, así que quedas advertido.

¿Cuál es el conflicto que da pie a la película?

En la cinta nos presentan a cuatro hermanos. Idir (Mohamed Amri), el menor, que fue asesinado; Abdel (Dali Benssalah), quien está en el ejército y cree en la justicia francesa, por eso exige que se investigue el caso; Karim (Sami Slimane), quien enciende la bomba Molotov e inicia la revuelta en la comisaría y luego se concentra en el complejo de edificios Atenea (lo que le da nombre a la película) y, finalmente, Moktar (Ouassini Embarek), el narcotraficante.

Cada hermano tiene cierta relación con debilidades espirituales. Está claro que el director usa los nombres de Abdel y Karim como referencia a la historia bíblica de Caín y Abel. Como se recordará, en ese relato Abel es bueno, pues ama a Jehová y a su hermano. Pero Caín es malo; no ama a su hermano. Lo que hace Gavras es jugar con esta concepción de la bondad y la maldad y cómo un detonador cambia los roles.

Atenea
Abdel, interpretado por  Dali Benssalah.

¿Por qué Abdel y Karim están enfrentados?

Abdel representa la bondad y, en cierta manera, la razón. Es quien ayuda a evacuar a los ancianos cuando Atenea es el centro del conflicto. Incluso muestra su respeto, asistiendo al velorio de su pequeño hermano, cubriendo su uniforme del ejército con la respectiva vestimenta de la religión musulmana. Dicho de otra manera, Abdel representa la adaptabilidad del emigrante a Occidente: cree en las instituciones (el ejército y la religión) sin renegar de sus raíces.

Abdel no solo es respetado por los ancianos (la sabiduría), sino por la propia madre de la familia. Es ella quien le pide que cuide a Karim, ya que está «emocionalmente» débil. Así las cosas, Abdel enfrenta una enorme presión por todos lados: no solo debe cuidar de los mayores que hacen vida en Atenea, sino que debe proteger a su hermano, que está enfrentándose a la policía, y a la vez debe negociar con las autoridades para que la violencia no alcance a todos los habitantes de las residencias.

En la otra esquina, Karim solo quiere venganza. Es el pensamiento irracional (que llevó a Caín a matar a Abel). Solo le vemos decaer cuando ve el retrato de su hermano menor, Idir. Del resto, afirma que encontrará paz-justicia si se cumple el «ojo por ojo». Para eso necesita que los perpetradores del crimen sean entregados. Esta es una meta irrealizable, pero la rabia de Karim le impide ver que su misión es suicida. Además, está arrastrando a los más jóvenes de Atenea hacia un callejón sin salida: la muerte.

El enfrentamiento entre Karim y Abdel es también una alegoría a los choques generacionales y las nociones sobre justicia, paz y ley.

¿Qué pasa con Moktar?

Moktar representa la ambición y la corrupción de los valores que también puede impulsar Occidente. Ante dos ideales opuestos (Karim y Abdel), a este narcotraficante solo le importa su negocio y escapar de este enfrentamiento. Por esa razón está más cerca de Abdel, pues sabe que la presencia policial daña su negocio. En este sentido, la presencia de Jerome le resulta una bendición.

Jerome es el policía que tiene las uñas a medio pintar, un recuerdo de su hijo de cuatro años. Es una metáfora sobre lo simple y divertida que puede ser la vida y cómo puede perderse todo en segundos. Este agente se pierde en medio del fuego cruzado. Karim lo desea como intercambio con las fuerzas del Estado si no cumplen con su petición (que le entreguen a los asesinos de su hermano menor). En el momento de mayor crispación, representa el cuerpo que debe pagar por lo sucedido con Idir, porque por extensión representa a las fuerzas de seguridad.

Moktar mira a Jerome de otra forma: es su salvoconducto para negociar o salir ileso de la invasión policial. Como tiene contactos policiales afuera, sabe que tener como carta a un funcionario sano y salvo le puede servir de muchas formas. Sin embargo, este plan se viene abajo cuando las autoridades logran avanzar en el complejo de edificios y se enfrentan a Karim. El coctel entre los disparos y la bomba que el líder de los revolucionarios tiene en la mano se combinan para que el rebelde termine incinerado.

¿Por qué cambia Abdel?

Abdel vio primero morir a su hermanito, Idir, un niño inocente. Luego ve caer y fallecer por el fuego a Karim. No puede cumplir con la palabra que le había dado a su madre: que cuidaría al impetuoso familiar. Además, con sus propios puños muele a golpes a Moktar (convirtiéndose al mismo tiempo en Caín, según el pasaje bíblico). Emocionalmente colapsa por lo que decide inmolarse, no sin antes pedirle al resto de jóvenes que se entreguen y haber sacado a los viejos de los complejos de habitaciones. Ha perdido la fe en el sistema y en él mismo.

¿Quién mató a Idir?

La película de Gavras juega con muchísimas opciones. Como dice la Policía, pudo ser un grupo de extremistas de derecha, vestidos con el uniforme. Pudieron ser delincuentes que tenían alguna relación con Moktar y el negocio del narcotráfico en Atenea. O, ciertamente, pudo ser una división extrema de la propia Policía. Realmente eso no importa.

Y esto queda claramente establecido cuando Sébastien (Alexis Manenti) entra en en escena. La mayoría de los espectadores no lo notan, pero hay una pista que nos habla del peligro que viene. Cuando inicia la revuelta, un canal de noticias afirma que la Policía está preocupada por la presencia en Atenea de un tal «Sébastien L., expediente S, sospechoso de actos de barbarie en Siria y reincidente múltiple».

Ese Sébastien es el jardinero, que Abdel encierra en una guardería. ¿La razón? Sabe que es peligroso y que podría llevar el enfrentamiento entre policías y rebeldes a otro nivel. En ese momento no es visible. Luego todo toma sentido. Cuando Abdel pierde la razón, le da rienda suelta a este asesino que representa al caos por el caos. Realmente no le interesa la justicia y al final es quien ayuda a conectar todos los cilindros de gas que derivan en la explosión de los apartamentos.

Cartel de ‘Athena’.

En diferentes entrevistas, Romain Gavras se refirió a Sébastien como un «fantasma», un hombre que se fue a hacer la yihad bajo la bandera del Estado Islámico. En conclusión: un terrorista.

Entonces, mientras los noticieros informan que, después de la explosión, «Francia ha entrado en una guerra civil«, lo que se entiende es que dos extremos han ganado: el que mueve a Sébastien y el que motivó a grupo que quema los chalecos policiales y cualquier otra cosa que pueda ser usada como prueba del crimen cometido contra Idir.

El objetivo fue cumplido: el odio motivó la disputa y no importan ni los inocentes ni los culpables porque ahora solo quedan cenizas.

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