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Los barones concederán una tregua a Sánchez hasta el 23-J: «Hay que salvar el PSOE»

A pesar de la debacle electoral, los barones más críticos acudirán a Ferraz posponiendo el debate interno

Los barones concederán una tregua a Sánchez hasta el 23-J: «Hay que salvar el PSOE»

El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. | Flikr PSOE

No habrá espadas en alto. Este sábado 10 de junio se reúne el Comité Federal del PSOE para aprobar las listas exprés para las elecciones generales y, en contra de lo que cabría esperar, no será una reunión decisiva ni crítica en el PSOE tras la hecatombe del 28-M. Pese a la denuncia compartida de que Sánchez se parapetó en la disolución de elecciones para no asumir responsabilidades ni reflexionar sobre la debacle electoral, los barones más críticos no pretenden acudir a Ferraz a hacerle la autocrítica… por ahora. Según ha podido saber THE OBJECTIVE, hasta el más antisanchista, Emiliano García-Page, acudirá al cuartel general socialista izando la bandera blanca, en señal de tregua y aplazamiento de la guerra interna hasta después del 23-J. 

Un cese de las hostilidades que confirman fuentes de su entorno a este periódico asumiendo que «ya estamos en precampaña electoral y no tiene sentido» dar ninguna batalla «por cultura de partido y para salvar al PSOE». A diferencia de la ausencia del anterior Comité Federal del 18 de marzo, esta vez los barones más críticos, Page y Javier Lambán, sí acudirán a Ferraz para intervenir en el máximo órgano entre congresos, pero con la voluntad de dejarse ver más que hacerse oír. Quien no podrá acudir será el asturiano, Adrián Barbón, confirman desde el PSOE.

Ronda de llamadas de Sánchez

El repliegue temporal de los críticos confirma el éxito de Pedro Sánchez al adelantar las elecciones para frenar a los más beligerantes contra el líder del PSOE en aras de la responsabilidad. Por ello, según ha podido saber THE OBJECTIVE, el propio Sánchez hizo personalmente una ronda de llamadas a los barones más afines con el fin de pedirles su apoyo para «ir a por todas a las generales». Llamó a la mayoría de sus secretarios generales y presidentes autonómicos, a excepción de García Page, según confirman fuentes socialistas a este diario.

La intención oculta de estas conversaciones es que nadie se atreva a desviarse del guion de la unidad. Y, de momento, surte efecto. Los miembros del Comité Federal ni siquiera se plantean el análisis reposado de la derrota socialista el 28-M porque «seria trufar el debate» y entrar en zona peligrosa. «Cuando Pedro disolvió las Cortes el lunes, cerró el debate interno», explican en privado algunos de esos barones que sí que han conversado entre ellos desde entonces para sondear el estado de ánimo y consensuar estrategias. Como desveló El Confidencial, Page y Lambán han conversado en los últimos días; también el presidente manchego ha hablado con su homólogo asturiano, Adrián Barbón, y hay consenso entre todos ellos. 

Los territorios aceptan la victoria momentánea de Sánchez al dar portazo al análisis electoral, y asimismo al debate sobre el error de nacionalizar la campaña y plantear el 28-M como un plebiscito a Sánchez. Pero lo hacen en un movimiento táctico y estratégico para evitar que sus reproches pudieran ser «contraproducentes» en un momento en el que el PSOE debe cerrar filas y acudir unido a la contienda electoral. «Que nadie se engañe. No va a ser un Comité Federal como los de antes. No tiene sentido. Ahora hay que trabajar para obtener el mejor resultado para el partido socialista obrero español», señaló fuentes socialistas remarcando cada palabra y cada sigla, en un intento de evidenciar la magnitud del riesgo al que se enfrenta el PSOE.

Objetivo: «No hundir al PSOE»

«Tenemos que sostener el suelo del PSOE», que en 2016 se hundió hasta los 85 escaños, un umbral que ha vuelto a la memoria de muchos ante el temor de bajar aun más ese cifra histórica. «Tenemos cultura de partido. Nos importa más la marca PSOE. Tenemos que ser serios y responsables», dicen desde los feudos que aún resisten, las aldeas galas socialistas que acudirán con mando en plaza y autoridad reforzada. Será por tanto un cierre en falso en el que se medirá cada palabra, cada advertencia soterrada de los críticos a Pedro Sánchez con la idea de que «todo llegará». Algo que convertirá el cónclave en un mero trámite que se limitará al informe del secretario general, su discurso en abierto, y una veintena de intervenciones a puerta cerrada para entonar el cese temporal de las hostilidades. 

Desde los territorios caídos, también hay acuerdo en que el presente momento de duelo «no permite ahora que entremos en otra batalla fatídica, sino centrarnos en el 23 y no en el 24». Porque quien se mueva en clave sucesoria al margen de la cúpula de Moncloa y Ferraz, podría sufrir el efecto contrario al deseado: «No nos engañemos. Hemos perdido siete feudos y aquí está todo el mundo muy jodido».

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