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Morbos del 23-J, esperando a los fascistas y adiós a João Donato

«Tomarse el voto como el jugador de ruleta se toma la ficha. Al fin y al cabo, cada voto en sí mismo es irrelevante»

Morbos del 23-J, esperando a los fascistas y adiós a João Donato

Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular y candidato a las elecciones generales. | Europa Press

1. Morbos del 23-J: ver si cae Sánchez (y el sobrevenido y adherido Zapatero: dos por el precio de uno) y ver a qué vecinos les ha tocado estar en la mesa electoral. Esos desgraciados que podrías haber sido tú y que, por una vez, no lo eres.

2. Esta será la segunda ocasión en mi vida en que seguiré el canto de sirena del «voto útil». De la primera me arrepentí casi de inmediato. Y tanto, que me juré no hacerlo más. Pero aquí hemos venido a repetir errores.

3. Es curioso lo del voto: cómo fomenta la identificación. En el caso más primario (el de los militantes), es una identificación fija: siempre lo mismo, aunque su contenido mude; es una identificación con las siglas, les echen lo que les echen. En casos más evolucionados, se trata de una identificación en el momento electoral específico. No en todas las elecciones se vota lo mismo, pero con aquello que votamos cada vez nos identificamos. Y si no nos identificamos con nada, votamos en blanco o nos abstenemos; aunque, en este caso, más que no identificarnos con nada, nos identificamos con la nada: al menos ella es limpia; tememos que nos salte la mancha. El ideal sería, como en el taoísmo o el zen, no identificarse. Cortar ese anzuelo identitario que tiende a lanzarnos el voto. Votar sin identificación. Por nuestros propios intereses, por el interés del país o por consideraciones estratégicas de la ocasión; incluso por puro juego. Tomarse el voto como el jugador de ruleta se toma la ficha. Al fin y al cabo, cada voto en sí mismo es irrelevante

4. El que a los sanchistas les preocupara la mentira ha sido el secreto mejor guardado de la legislatura.

5. El silencio de Felipe González es el silencio de la socialdemocracia.

6. Vuelve Cavafis. Vuelve el poema «Esperando a los bárbaros». Nuestros, así llamados, hombres y mujeres de la cultura, ignorantes de que vivimos en una democracia y de que el poder político no lo puede todo (¡hasta tuvo que confesarlo Pablo Iglesias!), emiten vídeos, artículos y manifiestos ante la inminente llegada del fascismo. El fascismo que ahora, según ellos, encarna Vox; y también el PP por su contagio. Llevan años llamando ‘fascistas’ a todo el mundo. Hasta a UPyD y Ciudadanos los llamaron fascistas. Han malversado la palabra ‘fascista’ y por lo tanto se han arrebatado a sí mismos la credibilidad de las advertencias que, retorciéndose cada vez más, en un énfasis delator, emiten. Pero no llegará el fascismo. Al menos no esta vez. Y su decepción será como la de los personajes del poema de Cavafis (me permito cambiar ‘bárbaros’ por ‘fascistas’): «¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin fascistas? / Esta gente, al fin y al cabo, era una solución». 

7. Ha muerto João Donato, pionero absoluto de la bossa nova (estuvo en su germen, el Sinatra-Farney Fan Club que se fundó en Río de Janeiro en 1949) y músico vivo hasta los 88 años con que ha muerto, a un mes de los 89. ¿Cómo despedir a personas a las que debemos toneladas de felicidad? En 1953, con su acordeón sincopado en «Eu quero um samba», influyó en la batida de guitarra que adoptó João Gilberto cinco años después, con la que nació propiamente la bossa nova. Casi setenta años después, en agosto pasado, salió su último álbum, ‘Serotonina‘, de una ligereza alegre y admirable. En una de las canciones («Azul royal») está su testamento literalmente vital: «Simples/ hoje eu ganhei o dia/ e essa alegria/ dança no meu rosto sem parar».

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