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Un exdiputado de Podemos cuenta por qué dejó la política: «Estaba cansado de los gestos»

David Bravo critica que el partido le hiciese «apechugar» por equivocarse con temas escritos en su dosier

Un exdiputado de Podemos cuenta por qué dejó la política: «Estaba cansado de los gestos»

David Bravo en un 'streaming'. | Twitter

David Bravo, diputado por Podemos en la XI legislatura, es la prueba de que no todo el mundo está hecho para la política. El abogado «especializado en derecho informático, propiedad intelectual, libertad de expresión y derecho al honor», que abandonó la formación morada en 2017, ha contado ahora a través de X (antes Twitter) los motivos por los que decidió abandonar el Congreso de los Diputados.

La principal razón fue que «quería pasar más tiempo» con su hijo. Eso sí, asegura que «ser unos manifestantes dentro del Congreso» no era algo que le hiciese especial ilusión: «Éramos unos tipos que todos los días hacíamos una performance nueva porque habíamos llegado allí a base de protestar», afirma criticando que una vez llegaron, debían hacer política y no seguir con lo mismo.

«La política de gestos está bien para un rato, llega un momento en el que te cansas y no te sientes útil», comenta el sevillano justificando que decidiese abandonar el cargo seis meses más tarde ya que se sentía más productivo como abogado. Tampoco guarda un gran recuerdo de las campañas electorales, que las califica como «lo peor»; ya que, al presentarse por Almería, estaba constantemente en los medios de la provincia: «Era un puto coñazo, yo quería decir las cosas como las pienso y no ser un político», apostilla criticando que abriese campaña con una portada en el Diario de Almería diciendo que no conocía la ciudad.

Además, explica que desde la formación morada le dieron un dosier «con unos mínimos» para estudiarse y evitar pequeños errores en futuras entrevistas: «Me dijeron que me olvidase de la verdad y me lo empollase. Lo hice y en una entrevista me preguntaron sobre las comunicaciones. Dije que debían terminar la carretera A-7 y la habían terminado hacía dos años», rememora entre risas asegurando que el partido le obligó a «apechugar» y decir que había sido su culpa.

El abrigo y los aplausos

Otra de las anécdotas que cuenta es la del abrigo, la silla y el perchero. En una sesión de control, decidió dejar una gabardina detrás de la silla del escaño, y cuando entró en X se llevó una sorpresa: «Ví en el móvil que la gente aplaudió mi gesto al haberlo dejado detrás porque dedujeron que eso significaba que no quería dejarlo en el perchero para que no me robasen», señala sorprendido ya que su problema fue no saber que había perchero.

«La gente empezó a decir que era un crack y me enteré en redes de que había percha. No soy tan gilipollas, si lo hubiese sabido habría dejado el abrigo ahí», confirma reflexivo remarcando que lo que más echaba de menos durante su etapa como diputado era «ver Empeños a lo Bestia» con su hijo.

Las fresas en campaña

«Yo no sé de dónde salen las fresas, voy al supermercado y las veo ahí, pero me pidieron que hablase de ellas en un mitin», menciona asegurando que decidió hacerlo «a su rollo» y se viralizó. Finalmente, tras conocer que la investidura no iba a prosperar, apostó por echarse a un lado y dejar su sitio a Julio Rodríguez, que «sí accedió a hablar de la fresa almeriense»: «Hizo un campañón, chapó. Bebió agua de una fuente ‘mágica’, recogió fresas… estaba todo el día ahí pero la caída de Podemos e Izquierda Unida le impidió sacar el escaño», concluye remarcando que las dos cosas de las que más orgulloso se siente es de haberse pasado el Dark Souls 3 y de haber sido diputado sin recoger una sola fresa.

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