Un sector de Junts se opone a cogobernar Barcelona y reclamará una consulta interna

El grupo municipal de Junts per Catalunya en el Ayuntamiento de Barcelona busca gobernar en la capital después de ocho años en la oposición, pero debe antes superar varios escollos tanto de cariz interno como externo. Después de las informaciones sobre una negociación con el alcalde socialista Jaume Collboni para entrar en el ejecutivo municipal, las corrientes más críticas de los neoconvergentes se movilizan para que sea la militancia del partido quien suscriba o rechace un eventual pacto con los socialistas, explican las fuentes consultas por THE OBJECTIVE.

Antes de las elecciones municipales del 28 de mayo, la federación de Junts de Barcelona acordó que se sometería a votación interna cualquier pacto postelectoral. «Esta propuesta fue impulsada por los Lauris [en referencia a los afines a Laura Borràs, presidenta de Junts tras ganar en las primarias], que no tienen fuerza orgánica pero tienen fieles como Ivan Condés, del distrito de las Cortes», resumen fuentes del partido.

La estrategia electoral del candidato Xavier Trias para las municipales fue la de marcar un perfil coherente con la línea de la extinta Convergència, abriéndose a pactar con el PSC en contra de la posición de confrontación que hasta aquel momento mantenía la dirección del partido y el propio Puigdemont. Públicamente ni el expresidente de la Generalitat ni otras corrientes internas criticaron esta estrategia, ya que las encuestas le daban como vencedor de las elecciones, tal y como sucedió. No obstante, Borràs y sus afines movieron ficha y lograron que Trias, pese a tener el control orgánico de la federación en Barcelona, «transigiera» y que cualquier pacto con el PSC debiera ser previamente consultado a las bases.

Junts no ve un pacto «de inmediato»

Las fuentes de Junts ven difícil que finalmente Collboni se avenga a incorporarles en el gobierno municipal: «Si no fuera por la jugada que nos hicieron de quitarnos la alcaldía, seguramente hubiéramos pactado». Aunque Trias resultó ganador de los comicios, con el 22,42 % de los votos y 11 concejales, en un giro de guion de última hora el PSC (con 10 concejales y el 19,79% de los sufragios) logró arrebatarle la alcaldía gracias a los apoyos de los Comunes de Ada Colau (9 concejales) y PP (4 concejales). Esta «jugada» todavía escuece en el partido y por este motivo apuntan a que no habrá ningún acuerdo «de inmediato» .

El propio Trias ha negado incluso las negociaciones con los socialistas: «Todo esto son invenciones porque nada es exacto». En una entrevista este miércoles en Rac 1, recogida por Europa Press, preguntado por conversaciones entre el PSC y Junts para gobernar el consistorio de la capital catalana señaló que Junts quiere llegar a un consenso pero que la decisión es del alcalde, Jaume Collboni, que aún «no lo tiene claro».

Trias apuntó que Collboni habla con otros grupos políticos, y que está pendiente de posibles negociaciones con Colau: «Por lógica y afinidades tendríamos que acabar gobernando juntos, pero es cierto que él hizo alcaldesa a Colau». El grupo municipal de Junts en Barcelona es del ala llamada «pragmática» o «convergente», dispuesta a pactar con PSC o incluso PP si así logran gobernar. A este respecto, sentó muy mal en la federación barcelonesa el hecho de quedarse en la oposición en la Diputación de Barcelona por el pacto entre socialistas y ERC dos días después de las elecciones generales.

Junts busca reubicarse en el centro

Después de las generales, la dirección de Junts ha afianzado el giro posibilista que estos sectores pragmáticos solicitaban. El secretario general de Junts, Jordi Turull, es la cara más visible que defiende esta hoja de ruta, pero cada vez más voces se posicionan en esta dirección. En una entrevista en Agencia Catalana de Noticias (ACN), la presidenta del Parlament, Anna Erra, ha abierto la puerta a que su formación apruebe las cuentas al Govern. «Si Pere Aragonès quiere aprobar los presupuestos, tiene que escuchar a los otros partidos», ha sostenido. Y ha instando a ERC a escuchar las propuestas de los partidos mayoritarios en la Cámara catalana, como son PSC y Junts.

Tras haber dejado atrás los años más álgidos del procés independentista, y después de que Junts se definiera de centroizquierda en su fundación, el rearme ideológico del partido pasa por recuperar el «ADN» de centroderecha, como pidió la propia Erra cuando todavía era alcaldesa de Gerona. Este viraje ya se ha materializado en las propuestas sobre inmigración que el equipo de Puigdemont trasladó al PSOE en su reunión en Ginebra, como es la de expulsar a los extranjeros que reincidan. Pero también en sus alianzas con Israel o el PNV en el Congreso que abren la puerta a votar juntamente con el PP en temas de fiscalidad y de otra índole.

Moncloa quiere atar a Junts

Según las fuentes consultadas, esta estrategia -avalada por Puigdemont- de abrirse a negociar con el PP preocupa en Moncloa. La portavoz de Junts en el Congreso de los Diputados, Míriam Nogueras, anunció que su grupo parlamentario votará en contra de la convalidación del real decreto aprobado por el Consejo de Ministros sobre medidas relacionadas con el servicio público de justicia, función pública, régimen local y mecenazgo porque consideran que complica una eventual amnistía a los líderes independentistas.

Si bien internamente desde Junts aseguran que aprobarán los Presupuestos Generales del Estado, el PSOE quiere evitar riesgos. A este respecto, y según estas fuentes, en Moncloa buscan impulsar un pacto en Barcelona con Junts pese a las reticencias que pueda haber dentro del PSC. Y es que el horizonte electoral catalán, con las elecciones al Parlament previstas para inicios de 2025, sitúa a los socialistas catalanes en una posición complicada a la hora de pactar con los de Carles Puigdemont. El PSC lleva tiempo liderando los sondeos y no quiere ver frustradas sus posibilidades de gobernar la Generalitat si se alía con Junts.