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Javier Adrados: «En Eurovisión, es imposible convencer a los demás si tú mismo no te lo crees y solo piensas en tu divismo»

‘Yo tampoco gané Eurovisión’ (Libros Cúpula) es un libro coescrito por Patricia Godes y Javier Adrados, repleto de información interesante, anécdotas y entrevistas con sus principales protagonistas

Javier Adrados: «En Eurovisión, es imposible convencer a los demás si tú mismo no te lo crees y solo piensas en tu divismo»

Cedida por el autor

Solo dos mujeres (Massiel y Salomé) han conseguido traer a casa el preciado trofeo como representantes españolas en el archiconocido Festival de Eurovisión. Lo hicieron hace ya bastante tiempo, a finales de los años sesenta, y lo cierto es que desde entonces se ha hablado largo y tendido de su triunfal paso por el certamen. Ahora, sin embargo, toca rendir tributo a todos aquellos artistas a los que no les fue igual de bien. Cantantes y compositores que crearon canciones memorables —a veces, más divertidas y emocionantes que las que triunfaron— y que regresaron a España con la única satisfacción de haber formado parte de un certamen que es hoy día mucho más que un simple evento musical. 

Ese es el principal objetivo de Yo tampoco gané Eurovisión (Libros Cúpula), un libro coescrito por Patricia Godes y Javier Adrados, y repleto de información interesante, anécdotas y entrevistas con los principales protagonistas. El burgalés Javier Adrados, que se propuso escribirlo «desde el corazón y para los corazones», comenta a The Objective que empezó a trabajar en el ensayo en primavera de 2019. «Yo no estaba en mi mejor momento personal, y eso que estaba viviendo el éxito de dos de mis libros y la alegría de haber convencido a Nacho Cano para volver a los escenarios. La presión que tenía era también muy fuerte. Firmé por hacer un libro que aparqué hasta febrero de 2020. No me salía nada, no tenía ganas de hablar con nadie. Un buen día, escribí a la editorial contándoles mi situación y diciéndoles que lo sentía mucho pero que no podía. Aluciné cuando me dijeron que me lo tomara con calma y que me esperaban. Ahí descubrí que aún quedan buenas personas en el mundo», señala.

Javier Adrados: «En Eurovisión, es imposible convencer a los demás si tú mismo no te lo crees y solo piensas en tu divismo»
Imagen vía Libros Cúpula.

1961 es el año que eligió TVE para enviar a Eurovisión a su primera representante, la andaluza Conchita Bautista, con una canción (Estando contigo) que no tuvo mucha suerte. ¿Qué crees que puso de manifiesto aquel debut de España en el festival? 

A mí el tema me encanta . Yo en 1961 no estaba ni en los sueños de mis padres [risas], con lo que realmente no sé lo que supuso, pero visto con el prisma del tiempo, está claro que Conchita fue en aquel momento la imagen de España. Una España triste y austera. Conchita no puedo hacer más de lo que hizo. ¡Debería estar canonizada!

Probablemente, Remedios Amaya sea la representante española de la que más se ha hablado. La canción con la que en 1983 se presentó en el certamen (Quién maneja mi barca) acabó ocupando el último puesto, y la artista sufrió la incomprensión en sus carnes. ¿Por qué rezumaban tanto racismo las críticas que recibió en su día?

Bueno, aquí sí había nacido yo [risas]. A mí me encantó ya en aquel momento, y me parecía un temazo. Remedios Amaya fue una muy buena apuesta, pero resulta que ni tan siquiera España aceptó el que nos representara una gitana. Lola Flores la defendió y eso es alucinante. La canción, a pesar de todo, tuvo un éxito tremendo; de hecho, a día de hoy se sigue hablando de ella. Cuando hablé con Remedios me emocionó saber que, a pesar de todo, ella estaba encantada con la experiencia, y también agradecida. Fuera el rencor.

Muchos artistas coinciden en señalar que algunos de los países que participan en el certamen «nos tienen manía» o «se votan siempre entre ellos», y que «siempre ganan los mismos». ¿No es curioso que se repitan tanto estos mantras, en lugar de poner el foco de atención en el complejo de inferioridad que España siente por su tradición musical? 

Pienso que una cosa es el Festival y otra son los eurofans. No reniego de mi pasado, porque yo vengo del mundo fan (Mecano), pero creo que siempre fui mucho más objetivo. A los eurofans no los entiendo… Viven con pasión una cosa que parece que les está amargando. No siempre ganan los mismos, gana quien tiene que ganar. Si uno ve el Festival sin ningún tipo de prejuicio, se ve cuáles son las mejores canciones o actuaciones. La mejor canción siempre es la más votada por todos los países (sean vecinos o no). ¡Por eso gana!

Año tras año, el festival es líder de audiencia en España. Sin embargo, da la sensación de que, para buena parte del público español, Eurovisión es hoy ya un certamen bastante desfasado y participar en él no da prestigio alguno (lo que explicaría por qué muchos artistas patrios rehúsan participar en él). ¿Lo compartes?

Posiblemente. Pero pienso que es más la represión que tiene el ser humano a la hora de aceptar que le gustan cosas mayoritarias. El Festival, como bien dices, arrasa año tras año en audiencia, incluso cuando lo retransmitían en La 2 de TVE. Pienso que Eurovisión tiene una maldita fama de casposo y es lo que es difícil de quitarse. De todos modos, da igual porque, al final, todo el mundo habla de él. Cuando un año gane España o quede entre los cinco primeros, seguro que la percepción vuelve a cambiar para bien.

Allá por mayo de 1995, sin el apoyo prácticamente de nadie, una desconocida pero talentosa artista llamada Anabel Conde dejó huella en la trayectoria española del festival, al quedar en segunda posición con su canción Vente conmigo. «Cuando visité Madrid por primera vez y me reuní con la gente de Ediciones Fonográficas Jercar, mi compañía de discos, me dijeron bien claro que no me ilusionara, porque iba a quedar fatal», ha llegado a comentar Conde en una entrevista. ¿Siempre se ha dejado llevar la prensa por el derrotismo?

Anabel Conde me pareció fantástica cuando la entrevisté y, sobre todo, con lo que me contestó, donde también dejó claro que no guarda ningún rencor a nada ni a nadie. Ella, simplemente, cuenta la verdad. Quedó la segunda y nadie se enteró. Una muestra de que no hay amiguismos porque, contra todo pronóstico, se situó segunda. Su forma de continuar con la vida me parece una gran lección para el artista que se agarra y agarra a una situación que realmente no existe.

Aunque ya ha pasado más de medio siglo de la última victoria de España en Eurovisión (la de Salomé, en 1969), son varios los artistas españoles que rozaron la victoria en los años setenta, ochenta y noventa. ¿Crees que ha habido un componente de mala suerte en este sentido? 

Claro que sí. Las cosas pasan cuando tienen que pasar. De todos modos, me voy a mojar y pienso que solo hay dos no victorias injustas, que fueron Betty Missiego y Bravo.  Se merecieron el primer lugar. Sergio Dalma igual también, pero Sergio es tan buen artista que iba a salir hacia adelante sí o sí.

Un suceso tan inesperado como discutido fue la elección de Rodolfo Chikilicuatre para representar a España en 2008. ¿Perteneces a ese grupo de eurofans que detestan el Baila el Chiki Chiki?

Está claro que Baila el Chiki Chiki era una broma, pero no olvidemos que la votó el público. De hecho, fueron La Casa Azul los que se quedaron a las puertas. Yo puedo tener mis propios gustos, estar de acuerdo en algo o no, pero no me dedico a boicotear por las redes sociales. Cuando hablé con el productor de Chikilicuatre, me dejó bien claro lo alucinados que estaban todos de poder vivir esa experiencia. Eso es lo bonito.

En tu opinión, ¿a qué se debe el desinterés de nuestra TVE en su selección de representaciones eurovisivas y sus malos resultados?

No sé si es desinterés exactamente. Yo creo que el Festival de Eurovisión es una cita musical en la que toda la industria musical debería estar más involucrada. Si se presentaran artistas consagrados, probablemente quedaríamos en otras puntuaciones. Ojo, que no tengo nada en contra del artista novel, pero sí creo que muchos no se mentalizan realmente de a dónde van.

¿Y no puede ser también que, simplemente, a TVE no le apetece organizar el festival? De ahí que cada año apueste por temas con poca chicha y puestas en escena cero impactantes…

¡Que me contraten! [risas]. Creo que lo que falla es el alma. Insisto, los artistas que acuden deberían ir mucho más convencidos. Es imposible convencer a los demás si tú mismo no te lo crees y solo piensas en tu divismo.

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