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No abraces a tu perro. No le gusta

La evidencia científica demuestra que los abrazos generan incomodidad en los canes y, si te fijas bien, encontrarás señales de estrés en su expresión corporal

No abraces a tu perro. No le gusta

El Dr. Stanley Coren, experto canino y profesor de psicología de la Universidad de Columbia Británica, Canadá, asegura que a los perros no les gusta que los abracen. La afirmación se basa no solo en su amplia experiencia, sino en un estudio en el que se analizaron más de 250 fotografías publicadas en internet.

“La soledad se descubre a menudo en la necesidad de un abrazo”, escribió Dulce Chacón. Y probablemente tenía razón. Los humanos tenemos la necesidad de abrazar y de ser abrazados. El contacto físico, para nosotros -o para la mayoría al menos- es fundamental para el bienestar físico, emocional y psicológico. Nos permite, además, expresar sentimientos para los que no siempre tenemos palabras. Un abrazo es, en definitiva, una forma de expresar cariño. Nos ayudan a conectar con el otro. Nos hacen sentir bien. Para un perro, en cambio, un abrazo puede resultar incómodo y estresante.

Cada vez que abrazas a tu perro, situación que probablemente se repite varias veces a lo largo día, lo que quieres es transmitirle todo tu amor, asegurarte de que se siente querido y valorado por ti. Pero no hace falta. Lo más probable es que él lo sepa, porque si algo tienen los perros es que nos entienden. Además, la evidencia científica demuestra que los abrazos generan incomodidad en los canes. Y si te fijas bien, encontrarás señales de estrés en su expresión corporal: orejas hacia abajo, ojos entrecerrados, hocico hacia arriba, etc.

¿Por qué a los perros no les gustan los abrazos?

Cada especie tiene sus propios códigos. Así como hay comportamientos suyos que tú no logras entender, el abrazo, por mucho amor que tenga, para él es simplemente falta de libertad, imposibilidad de movimiento. Como explica el Dr. Stanley Coren en un artículo publicado en la revista Psychology Today, los perros son animales cursoriales, es decir, “están diseñados para correr rápidamente. Eso implica que, en momentos de estrés o amenaza, la primera línea de defensa que usa un perro no son sus dientes, sino su capacidad para huir. Los conductistas creen que privar a un perro de ese curso de acción inmovilizándolo con un abrazo puede aumentar su nivel de estrés y, si la ansiedad del perro se vuelve significativamente intensa, puede morder”. El abrazo, por tanto, no solo no le gusta, sino que lo incomoda hasta el punto de aumentar considerablemente las probabilidades de que muerda. De ahí la recomendación de no abrazarlos nunca, bajo ningún concepto.

Para demostrar su teoría, el Dr. Coren lideró una investigación basada en la observación, en la que un grupo de especialistas analizó 250 fotografías sacadas de internet en las que claramente se veía a un perro siendo abrazado por su dueño. Cada imagen recibió una de las tres puntuaciones posibles: 1. el perro muestra uno o más signos de estrés o ansiedad, 2. el perro parece estar relajado y tranquilo y 3. la respuesta del animal es ambigua o neutral. ¿La conclusión? En palabras del Dr. Coren, “los resultados indicaron que Internet contiene muchas imágenes de personas felices que abrazan lo que parecen ser perros infelices”. En concreto, más del 80% de las fotografías mostraban a perros con al menos un signo de incomodidad, estrés o ansiedad.

¿Cómo saber si a mi perro le gusta o no?

Evidentemente, nadie quiere someter a su perro a una situación desagradable. Mucho menos arriesgarse a ser mordido. Pero por desgracia, como apunta el Dr. Coren “las personas, especialmente los niños, parecen tener dificultades para leer los signos de estrés y ansiedad basados ​​en las expresiones faciales de sus perros”. Antes de que un perro llegue a sentirse acorralado y gruña o enseñe los dientes, hay señales más sutiles que nos alertan de su incomodidad. “El signo más común de ansiedad es cuando el perro desvía la cabeza de todo lo que le molesta o le preocupa, a veces también cierra los ojos, al menos parcialmente”, apunta el doctor. Las orejas hacia a bajo, el bostezo y el movimiento de las patas también son indicadores importantes de que el animal está incómodo en esa situación en concreto. Si notas cualquiera de estas señales, no abraces a tu perro. No le gusta.

Como siempre, hay excepciones. A algunos perros sí que les gustan los abrazos. Son pocos, pero existen. Ettore, el mestizo de labrador italiano que le pide perdón a su humano de la forma más tierna posible y que intenta por todos los medios que este le de un abrazo, es un buen ejemplo.

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