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Ante la pulmonía y el coronavirus, los universitarios reclaman hacer sus exámenes online

Universitarios de distintas facultades reclaman poder hacer sus exámenes online, tal y como ha sido la docencia este cuatrimestre

Ante la pulmonía y el coronavirus, los universitarios reclaman hacer sus exámenes online

Marcial Guillen | EFE

Una ola de frío que deja temperaturas extremas, con niveles de hielo y nieve inauditos, y una pandemia en plena fase de expansión. Esa es la combinación fatal a la que se enfrentan algunos universitarios que, este mes, tendrán que hacer sus exámenes de forma presencial a pesar del frío helador y el coronavirus. Con miles de positivos diarios, muchas facultades no han implantado los exámenes online. Si a veces el trayecto a las aulas ya es de por sí una odisea, algunos centros tampoco ofrecen seguridad. Un pupitre más o menos desinfectado. Pasillos abarrotados. Nervios y manos heladas, porque el protocolo exige que las ventanas permanezcan abiertas para reducir el riesgo de transmisión. Informaciones contradictorias desde los rectorados, o a veces simplemente desinterés, igual de frío que Filomena. En distintos lugares, los universitarios se juegan sus estudios arriesgándose a la hipotermia o al contagio. Contamos sus historias.

Durante la pandemia, alumnos y profesores tuvieron que adaptarse a la fuerza a las clases virtuales, a colgar los apuntes, a que fallase la conexión y a verse las caras a través de las pantallas. Este modelo, evidentemente, eliminaba el aspecto humano, el contacto diario que tanto aporta más allá del seguimiento de los planes de estudio.

Jorge Moral, presidente de la Delegación de Estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, hace un análisis más profundo de la situación y afirma que la Universidad ha utilizado esta combinación de frío y COVID-19[contexto id=»460724″] para recortar algunos derechos. Han cerrado la cafetería y los servicios de reprografía, pero las máquinas expendedoras, que ingresan dinero, se mantienen. «Hay empresas privadas que están haciendo caja con nuestra educación», denuncia refiriéndose a las plataformas virtuales. Asegura que hay que pelear «por que esta situación no se naturalice». No sólo se trata de no tiritar haciendo un examen, sino de preguntarse qué es ser universitario.

Los estudiantes se sienten menospreciados. Después de un cuatrimestre en el que alumnos y profesores hicieron lo que pudieron (aunque Jorge Moral señala que a veces las clases se convertían en podcast, porque ni se veía al profesor ni este interactuaba con los alumnos), el sistema muestra sus grietas y empieza a resquebrajarse. Uno de los centros en los que más quejas ha habido es la Universidad de Valencia. Josep, estudiante de magisterio, cuenta a The Objective que, tras un cuatrimestre de docencia semipresencial (en la que a veces no había clases porque la facultad no tenía cámaras para grabarlas), la universidad no se ha preparado bien para los exámenes. No es selo arriesgado: es incoherente; después un cuatrimestre asistiendo a la facultad por mitades, «ahora nos quieren juntar a todos a la vez, porque realizamos los exámenes los mismos días».

Ante la pulmonía y el coronavirus: los universitarios reclaman hacer sus exámenes online
Alumnos estudiando en la Biblioteca María Zambrano, de la Universidad Complutense. | Foto: Emilio Naranjo | EFE

Es lo mismo que cuenta otra alumna, que prefiere no decir su nombre, que cursa el mismo grado mismo en la UV. «En el examen del lunes nos metieron a todos en las mismas aulas, sin cumplir el aforo que nos habían dicho, que en teoría era del 30% y ha sido del 50%».

«Teniendo en cuenta que estamos en la peor semana de la pandemia en la Comunidad Valenciana, es un peligro», explica Josep. «Hay alumnos de riesgo o que conviven con familiares de riesgo. Lo que está haciendo la universidad es una irresponsabilidad».

La cosa no queda ahí. Si el alumno está confinado, Josep explica que, en muchas ocasiones, tampoco tiene la opción de hacer el examen online, sino que se lo aplazan indefinidamente. Hay algunos profesores que realizan excepciones, pero no son mayoría. Las soluciones son variopintas, pero en ninguna se mira por el alumno: también han dado la opción de calificar al estudiante con un insuficiente y llevarlo a segunda convocatoria. «Esperemos que recapaciten si la situación sanitaria empeora. Parece que solo les importa el dinero de las matrículas», concluye Josep.

Esta situación ha provocado que los sindicatos estudiantiles se movilicen. Es el caso de la FEU Valencia, que ha organizado pegadas de carteles y ha expresado que no se puede jugar con la salud pública.

Jorge Moral también pone el dedo en la llaga con el tema del dinero: argumenta que la educación, de algún modo, se ha devaluado, porque se ha perdido contacto con el alumno y capacidad para explicar mejor los contenidos, pero la matrícula cuesta lo mismo.

Esta situación de desamparo en la que se encuentran los estudiantes es generalizada. Edison Rodríguez, estudiante de Periodismo y Documentación en la Universidad de Murcia, cuenta a The Objective que, si bien el lunes no se produjeron grandes aglomeraciones, la situación en un principio fue caótica: «Ha habido exámenes en los que no se podían cumplir las normas de ventilación puesto que no había ventanas en las clases».

Edison es delegado de la Facultad de Comunicación y explica que el centro se vio superado por la afluencia de estudiantes y la cantidad de gente en las facultades, lo que provocó que apareciesen policías en las inmediaciones de los centros. En Murcia tampoco se doblegan, y más de 1.000 alumnos han firmado una petición dirigida al rector para que los exámenes sean virtuales. La exigencia de la virtualidad ha sido un clamor en Twitter durante los dos últimos días y algunos profesores se han hecho eco deella.

Además de buscar por qué las facultades se resisten a los exámenes online, hay otra pregunta que ha sido recurrente en los últimos meses: dónde está Manuel Castells. El técnico tomó la cartera del Ministerio de Universidades con perfil de experto académico, pero su contribución hasta ahora ha sido escasa. De Castells, Jorge Moral necesita «que comparezca. Entendemos que el Ministerio tiene las manos atadas, pero hay una diferencia entre eso y simplemente desaparecer».

Belén, estudiante de Enfermería en la facultad de Ceuta de Universidad de Granada, es muy contundente y expresa que no hay «ni una mínima preocupación por los alumnos». Señala que es un sobreesfuerzo estudiar de forma prácticamente online, «y más una carrera tan práctica y con necesidad de explicaciones como es Enfermería».

La estudiante critica el protocolo anti-COVID de las aulas. Cuenta que, el lunes, la ventilación fue «prácticamente nula», como la limpieza de las mesas y sillas. «Francamente, tengo miedo», reconoce Belén. La situación es especialmente frustrante en tanto que ella, relata, ha cumplido las medidas escrupulosamente, apenas ha salido en Navidad y ahora se ve obligada a acudir a la Universidad y arriesgarse a contagiarse. Además, llegar a Ceuta no ha sido un camino de rosas: «Tenemos que coger trenes, barcos, pasar por Algeciras, actualmente confinada perimetralmente…». Al igual que otros estudiantes, considera que se les está tratando peor que a otros colectivos. «Si la hostelería, los centros comerciales, etc. están cerrados, con reducción de aforo o exigen medidas, ¿por qué nosotros tenemos que estar hacinados para realizar unos exámenes?», se pregunta.

Pilar, estudiante de enfermería en la Universidad de Alicante, también pone el foco en la contradicciones. «Es una situación nueva, pero en julio los exámenes de recuperación se hicieron online», relata. Es decir, que los responsables universitarios no han sido capaces de anticiparse a pesar de contar con ese precedente.

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Las clases virtuales se impusieron durante el confinamiento, y en muchos casos han continuado durante este cuatrimestre. | Foto: Nick Morrison | Unsplash

La estudiante cuenta que los decanos han delegado la decisión de hacer los exámenes online o presenciales en los profesores. Así, han ganado las decisiones individuales: algunos han consentido con la virtualidad y otros no. Además, el lunes, los exámenes no fueron seguros. Pilar explica que había mascarillas y gel hidroalcohólico, pero no control de temperatura. Además, el control no ha sido suficientemente exhaustivo, y eso es peligroso: ante la incógnita de cuándo serían sus exámenes en caso de no poder ir a los actuales, es posible que algunos contactos estrechos con positivos se hayan saltado la cuarentena y hayan acudido a las aulas. Pilar dice que no puede decirlo con seguridad, pero que es muy posible.

Sara, estudiante de la Universidad de Oviedo, también cuenta que la distancia de seguridad no se está respetando en estos días de exámenes. Detalla que algunos alumnos, debido al frío, «volvieron a casa con las manos rojizas del frío, entumecidas y congeladas». Además, con estas temperaturas extremas, se hace difícil concentrarse en las pruebas. Por no hablar de los desplazamientos. «Yo soy de Galicia y me he topado con el problema de tener que viajar a Oviedo en Blablacar el miércoles, ya que me han cancelado el autobús ante las condiciones climatológicas. Me parece muy peligroso poner en riesgo a los alumnos que se tienen que mover desde otras comunidades autónomas, ya que a mí nadie me asegura que la persona que me vaya a llevar en Blablacar vaya a cumplir todas las medidas de seguridad o que no podamos tener un accidente o nos quedemos atrapados».

En el caso de Madrid, Filomena ha acumulado, en algunos puntos, más de medio metro de nieve que ya está transformando en hielo. Un hielo que resbala y que puede provocar accidentes. El rector de la Universidad Complutense, una de las insignias de la universidad española, envió un comunicado recomendando suspender la presencialidad la semana del 11 al 15 de enero. La Delegación de Estudiantes pidió a todos los decanos que adoptasen las medidas en sus respectivas facultades, pero no siempre ha sido así.

Jorge Moral denuncia que la elevada incidencia de coronavirus «se podía preveer», pero no se han diseñado planes de contingencia. En algunas facultades, como en la de Somosaguas, mantener las ventanas abiertas ha significado «estar tiritando en clase». Así, relata, la disyuntiva al no realizar exámenes online ha estado entre la pulmonía y el coronavirus.

«Si hemos tenido una docencia excepcional, los métodos de evaluación tienen que ser excepcionales», remata.

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