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Francia se asoma al abismo de una huelga general tras el parón de sus refinerías

La crisis que vive el país galo por la huelga de los trabajadores petroleros, que demandan mejores sueldos, amenaza con contagiarse a otros sectores

Francia se asoma al abismo de una huelga general tras el parón de sus refinerías

Dos trabajadores de las refinerías en huelga. | Loic Venance (AFP)

El conflicto laboral de las refinerías francesas amenazar con sumir Francia en el caos. La intervención del Gobierno francés en dos de estas instalaciones para poder garantizar el suministro de combustible a las gasolineras del país, desabastecidas desde hace días y donde se forman largas colas de ciudadanos intentando repostar, ha provocado que varios sindicatos convoquen un paro generalizado el próximo martes para defender los derechos de los huelguistas. Un inesperado ‘efecto contagio’ de la huelga en las refinerías, a la que precedió otra de gasolineras y que se deriva también de la importante inflación derivada de la guerra de Ucrania.

Por el momento, cuatro sindicatos, entre ellos la CGT y FO, y varias organizaciones juveniles han llamado a una huelga general este martes «por el alza de los salarios y la defensa del derecho de huelga», según han anunciado a través de un comunicado. El detonante de esta decisión se produce después de que el Gobierno nombrado por Emmanuel Macron movilizara obligatoriamente a los trabajadores en huelga de dos depósitos de combustible, so pena de sanciones.

Un «atentado» al para muchos franceses sagrado derecho a la huelga que algunos de los principales sindicatos (los empleados de ferrocarriles, el metro de París o los funcionarios) han aprovechado para urgir a secundar el paro. «La ira crece, incluso en nuestras profesiones», ha advertido la sección transportes de la CGT. La huelga general podría ser por tanto ya inevitable, a pesar de que los dos sindicatos mayoritarios, CFDT y CFE-CGC, anunciaron el viernes de madrugada que aceptaban la propuesta de la dirección

Según ellos, la empresa finalmente les ha ofrecido un aumento de salario del 7% y una prima de entre 3.000 a 6.000 euros (2.937,5 a 5875 dólares), ligeramente superior al 6% que anunció TotalEnergies la mañana de jueves. Sin embargo, el sindicato CGT, uno de los que convocó la huelga general, ha abandonado la negociación y denunció que era una «farsa». «Las propuestas que están encima la mesa son muy insuficientes», ha asegurado su representante Alexis Antonioli.

Reivindicaciones «legítimas»

A finales de septiembre, los trabajadores de dos refinerías de Esso-ExxonMobil y cuatro de TotalEnergies lanzaron un paro para reclamar un alza salarial, en un contexto de inflación y de beneficios extraordinarios de los gigantes energéticos. Aunque un 54% de los franceses estiman que sus reivindicaciones son legítimas, según un sondeo de Odoxa para el diario Le Figaro, dos tercios de las personas interrogadas apoyan las requisiciones llevadas a cabo por el Ejecutivo y siete de cada diez aseguran que la huelga les afectó.

«Me parece vergonzoso que seamos nosotros los que suframos, porque (…) si no cumplo mis contratos, no me pagan, entonces…», explica este jueves a la AFP en una gasolinera de París Élisabeth Mailhes, madre de tres hijos y autónoma en el sector de la limpieza.

La huelga dejó sin combustible a casi un tercio de gasolineras. Aunque el gobierno del liberal Emmanuel Macron abogó inicialmente por llamar al diálogo, las largas colas de vehículos ante los surtidores y las críticas de la oposición le obligaron a intervenir. «Siempre se tiende a pasar la patata caliente al gobierno. [Pero] no podemos remplazar a todo el mundo», aseguró Macron el miércoles por la noche en una entrevista en la cadena France 2, llamando a la «responsabilidad» a TotalEnergies y a la CGT.

Marcha el domingo y huelga el martes

La presión del Ejecutivo surtió efecto el jueves. Camiones cargados con combustibles salieron de los depósitos con personal movilizado, una de las seis refinerías abandonó la huelga y TotalEnergies convocó finalmente una «negociación salarial colectiva». Sin embargo, obligar a los huelguistas a trabajar es una medida excepcional. El principal precedente se remonta a 2010, cuando el Gobierno del conservador Nicolas Sarkozy forzó la mano de los trabajadores también de refinerías en huelga, esa vez contra una reforma de las pensiones.

En este sentido, el llamado a la huelga general el martes también tiene en el punto de mira el retraso de la jubilación de 62 a 65 años que quiere llevar a cabo en los próximos meses Emmanuel Macron. Su primer intento en 2019 y 2020 generó protestas masivas. La movilización podría aumentar la tensión social en Francia, en un contexto de inflación y llamados a ahorrar energía por la guerra en Ucrania. El domingo, la oposición de izquierdas organizó una marcha «contra la vida cara», donde convergen estas reivindicaciones.

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