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La UNRWA asegura que suspenderá su actividad a finales de febrero si no recibe fondos

Dieciséis gobiernos han anulado su ayuda a esta agencia por la presunta implicación de trabajadores en los atentados

La UNRWA asegura que suspenderá su actividad a finales de febrero si no recibe fondos

Palestinos reciben bolsas de harina distribuidas por la UNRWA en Rafah. | Abu Mustafa (Reuters)

La agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNRWA) prevé suspender sus actividades humanitarias a finales de febrero si los países que han congelado el envío de fondos no revierten sus decisiones, después de que 16 gobiernos hayan anulado su colaboración por la presunta implicación de trabajadores en los atentados de Hamás del 7 de octubre.

«Si los fondos siguen suspendidos, lo más probable es que nos veamos obligados a suspender nuestras operaciones a finales de febrero no sólo en Gaza sino en toda la región», ha alertado el comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, en alusión a actividades que se extienden también a Cisjordania, Jordania, Líbano y Siria.

En el caso de Gaza, la UNRWA es la mayor organización humanitaria. Antes del estallido del conflicto contaba con 13.000 empleados, de los cuales 3.000 siguen trabajando. El responsable de la agencia en este enclave palestino, Thomas White, ha subrayado que «es difícil imaginar que los gazatíes puedan sobrevivir a esta crisis sin la UNRWA».

Poco después de que se hiciese público el cese y la investigación sobre más de una decena de empleados por presuntos vínculos terroristas, una cascada de gobiernos han optado por paralizar ayudas que ascienden a 440 millones de dólares (unos 407 millones de euros).

En un momento en que la guerra en Gaza no cesa y la Corte Internacional de Justicia ha pedido «más ayuda humanitaria» sobre el terreno, Lazzarini ha insistido en que toca «reforzar y no debilitar» el papel de la UNRWA.

Situaciones desesperadas

A la organización le preocupa la situación en todo el territorio gazatí, empezando por el norte, donde se concentró en un inicio la ofensiva militar lanzada por Israel. Aunque el acceso a esta parte de la Franja es mínimo, la UNRWA tiene constancia de que puede haber personas moliendo comida para aves para hacer harina.

La UNRWA ha pedido en vano acceso a la zona norte y, las pocas veces que logra llegar, la población da muestras de desesperación. «Cuando nuestros convoyes pueden ir finalmente, la gente se agolpa sobre los camiones para conseguir comida y, a menudo, la comen en el mismo lugar», explica White.

El sur, por su parte, concentra el mayor número de desplazados internos. Sólo en la localidad de Rafá, situada en el extremo meridional, se agolpan 1,4 millones de personas, en su mayoría en refugios precarios y sin apenas servicios básicos, en un contexto que se complica ahora con los nuevos desplazamientos provocados por la intensificación de las operaciones en Jan Yunis.

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