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Las 12 cosas que has hecho hoy y que han arruinado tu metabolismo (puedes evitarlas)

Tener un metabolismo rápido supone que quemar más calorías haciendo lo mismo que antes (y también más que la media de la población)

Las 12 cosas que has hecho hoy y que han arruinado tu metabolismo (puedes evitarlas)

Todos sabemos que para adelgazar hay que comer mejor e intentar acelerar el metabolismo, que incluye todos los procesos químicos que ocurren continuamente dentro de nuestro cuerpo, y que son necesarios para que nuestros órganos funcionen normalmente, llevando a cabo tareas tan simples como respirar, reparar células y digerir alimentos. Nuestro cuerpo necesita energía para iniciar todos esos procesos metabólicos, y nuestra tasa metabólica basal es la cantidad de calorías que nuestro cuerpo utiliza para mantenernos vivos y llevar a cabo lo anterior.

Resumiendo: tener un metabolismo rápido supone quemar más calorías haciendo lo mismo que antes (y también más que la media de la población).

Hoy ralentizaste tu metabolismo sin saberlo con estas 12 acciones:

Para conseguirlo, solo hemos de seguir ciertos trucos y una pauta correcta de alimentación, además de evitar caer en errores que desaceleren nuestra pérdida de peso, como estos:

1) No dormiste bien o trabajaste por la noche

La ciencia ha demostrado que dormir mal y tener kilos de más suelen ir de la mano. Un estudio publicado en la revista científica JAMA Internal Medicine, descubrió, tras analizar a 120.000 personas, que las personas obesas (con un IMC igual o superior a 30) tenían duraciones de sueño ligeramente más cortas y patrones de sueño más variables. Es decir, dormían peor y descansaban menos que los individuos no obesos.

Esto es debido a que las personas que duermen menos de 7 horas o trabajan de noche, activan un gen llamado Period, que se encarga de regular los horarios de sueño y los cambios de humor estacionales y se relaciona con la obesidad y el riesgo cardiovascular. Además, si duermes poco comerás más entre horas, picarás más alimentos basura y es más difícil seguir un tratamiento dietético, detallan los expertos de HM Hospitales, quienes indican otras razones:

  • Dormir poco aumenta el apetito porque cuanto más dormimos más se segrega una hormona llamada leptina que inhibe el hambre : comerás más y peor. Además, se produce más ghrelina, otra hormona que produce el efecto contrario: aumenta el apetito.
  • Si no duermes de noche, puedes padecer el llamado «síndrome del comedor nocturno» y atracar la nevera cuando deberíamos estar soñando.
  • Y, por último, si duermes poco bajará tu consumo de energético y tu metabolismo, y al día siguiente disminuirás tu actividad física y preferirás el sofá antes que moverte.

2) Bebiste demasiada cafeina

Numerosos estudios han demostrado durante años que la cafeína puede ayudar a aumentar la tasa metabólica hasta en un 11%. De hecho, nueve investigaciones diferentes descubrieron que las aquellos que consumen tres tazas al día queman hasta 100 calorías adicionales cada 24 horas.

Y el té, su primo hermano, también acelera el metabolismo, gracias a las catequinas que contiene. Numerosos estudios han demostrado que las personas que están a dieta y consumen té pierden 1,3 kilos más de media que aquellos que no lo hacen. Cualquier té es bueno para adelgazar, aunque el rojo y el verde son los más recomendados, pues ayudan a reducir la grasa abdominal y a eliminar líquidos.

Pero, ojo, esto se nos puede volver en contra, ya que consumir demasiadas bebidas con cafeína puede suprimir nuestro apetito hasta tal punto que no consumamos las calorías necesarias durante el día, haciendo así que nuestro metabolismo se ralentice.

3) Empezaste tu día deshidratado

Parece un mito, pero beber agua realmente nos ayuda a adelgazar. Determinados estudios han comprobado que esto se produce porque acelera el metabolismo entre un 24 y un 30 por ciento, que es la energía que nuestro cuerpo gasta en realizar todos los procesos físicos y químicos. Cuanto más rápido es el metabolismo, más calorías quemamos sin hacer nada más.

Además de lo mencionado, beber agua quema calorías de por sí. Y, teniendo en cuenta que el agua tiene cero calorías, estaremos pues perdiendo peso con cada trago. En concreto, beber un litro de agua quema 46 calorías. No es mucho, pero si tomamos dos litros al día, estaremos quemando 644 calorías a la semana y 2.576 al mes.

Para adelgazar un kilo, se necesita tener un déficit aproximado de 7.000 calorías. Así que si bebemos dos litros al día, perderemos un kilo de peso en tres meses, y sin hacer nada más (y siempre y cuando, obviamente, no comamos de más en ese tiempo).

4) No has comido carbohidratos

Aunque las investigaciones publicadas hasta la fecha han concluido que las personas que siguen una dieta baja en hidratos de carbono tienen una circunferencia de cintura más pequeña que las que no lo hacen, también es cierto que existen diferentes tipos de carbohidratos, y que privarnos de su consumo puede ralentizar nuestro metabolismo, ya que, por ejemplo, cuando hacemos ejercicio, nuestros músculos necesitan las reservas de glucógeno de los hidratos para obtener energía; y si no obtienen lo suficiente, no pueden crecer. 

Eso es perjudicial para nuestra figura porque cuanto más músculo tengamos, más calorías quemaremos en reposo; o, lo que es lo mismo, más rápido funcionará nuestro metabolismo.

5) Has estado estresado, lo que ralentiza tu metabolismo

El estrés no solo puede causar dolores de cabeza, malestar estomacal, presión arterial alta, dolor de pecho y trastornos del sueño, sino que también hace que el cuerpo metabolice los alimentos más lentamente, según una investigación publicada en la revista Biological Psychiatry . 

Para colmo de males, los tipos de alimentos que nuestro cuerpo nos ‘pide’ cuando estamos estresados ​​tienden a ser procesados ricos en azúcar y grasas, como bollería. Resultado: la combinación de antojos altos en calorías y un metabolismo lento producido por el estrés puede desembocar en un aumento de peso significativo.

6) Consumiste demasiados pesticidas

Un estudio canadiense descubrió que los químicos en los pesticidas llamados organoclorados pueden afectar al metabolismo y dificultar la pérdida de peso. Los investigadores descubrieron que las personas que comieron la mayor cantidad de toxinas experimentaron una ralentización del metabolismo y tuvieron más dificultades para perder peso que los que no lo hicieron. 

La Dra. Whitney S. Goldner, del Centro Médico de la Universidad de Nebraska, señaló al respecto que existe un evidente vínculo entre la exposición a los pesticidas y los problemas de la tiroides. Su recomendación: comprar frutas y verduras orgánicas siempre que sea posible.

7) Tu hogar o trabajo estaba demasiado caliente

Los investigadores han hallado que los que duermen en habitaciones a 18 grados durante un mes duplican la cantidad de grasa que quemaron que los que no lo hicieron. Así, pues, nunca hemos de tener nuestro sitio de descanso o de trabajo demasiado caliente.

8) No comiste frutos secos

Los estudios han hallado un vínculo entre el consumo de frutos secos y la pérdida de peso. Una investigación analizó las dietas de 8.865 hombres y mujeres durante 28 meses, y halló que aquellos que ingerían dos o más porciones de frutos secos a la semana tenían un riesgo 31% menor de engordar en comparación con aquellos que nunca o raramente los comían.

Otra revisión de 36 estudios concluyó asimismo que el consumo regular de frutos secos no estaba relacionado con el aumento de peso ni con el incremento del IMC (Índice de Masa Corporal). Este otro estudio descubrió lo mismo.

9) Hiciste ejercicio moderado

Realizar ejercicios HIIT, cuyas siglas corresponden a sus palabras en inglés (High Intensity Interval Training). es un entrenamiento de alta intensidad que alterna ráfagas rápidas e intensas, las cuales aumentan el ritmo cardiaco de quien lo practica, lo que acelera su metabolismo y, por tanto, ayuda a adelgazar. Asimismo, potencia la quema de calorías incluso horas después de haber dejado de entrenar.

Los intervalos en HIIT son muy cortos, pues siguen una proporción de trabajo-descanso 1:2. Es decir, que por cada uno, descansarás el doble. Traducción: si haces 30 segundos a tope de intensidad podrás parar por un minuto. Se debe repetir el proceso hasta completar los diez minutos.

Lo bueno del HIIT es que se obtienen los mismos resultados que si hubiéramos estado entrenando a ritmo moderado durante 45 minutos. Además, es un entrenamiento ideal para principiantes, pues no requiere mucha resistencia al concentrar el esfuerzo en cortos periodos de tiempo. A continuación, te dejamos un entrenamiento de diez minutos para que lo pruebes en casa, si quieres:

10) No consumiste suficiente proteína

Los alimentos ricos en proteínas, como la carne, el pescado y los huevos, ayudan a acelerar tu metabolismo hasta en un 30% durante algunas horas después de ingerirlos.

Así lo han reflejado numerosas investigaciones, las cuales han demostrado que estos alimentos aumentan más el efecto térmico del cuerpo, esto es, la cantidad de calorías que éste tarda en digerirlos y procesarlos. 

11) Bebiste alcohol

El alcohol contiene calorías vacías que el cuerpo no puede convertir en energía, pues contienen pocos o ningún nutriente beneficioso para el cuerpo. De hecho, lo que ingerimos mientras bebemos una espirituosa no nos nutrirá de la misma forma, ya que «la absorción de nutrientes de la comida se reduciría considerablemente debido a que el cuerpo trabaja muy duro en eliminar el alcohol del cuerpo», asegura la médico Krissy Maurin, a Health.

Los carbohidratos son la primera opción del cuerpo para digerir la energía de los alimentos, pero eso cambia por completo cuando se consume alcohol. 

«El cuerpo reconoce el alcohol como tóxico, y por ello detiene su capacidad de acceder a todos los demás macronutrientes almacenados (carbohidratos, proteínas y grasas) para utilizarlos, ya que está centrado en quemar el alcohol primero», añade.

«El efecto principal del alcohol es reducir la cantidad de grasa que tu cuerpo puede quemar para obtener energía. Básicamente, lo que estás haciendo es desacelerar tu metabolismo, lo que conlleva al aumento de peso», sentencia.

12) Llevas mucho sin comer legumbres

Las legumbres son un alimento muy completo y que, por desgracia, consumimos muy poco, sobre todo por el tiempo que se invierte en su preparación. Si quieres adelgazar, sin embargo, debes hacerlas tus aliadas, sobre todo a las lentejas y los garbanzos, ya que tienen muchas proteínas y fibra.

No son pocos los estudios que han demostrado que el alto contenido de proteínas de estos alimentos ocasiona un mayor gasto de energía del cuerpo en digerirlos, en comparación con aquellos que tienen pocas proteínas. Y, en concreto, una investigación comprobó que los que siguen una dieta rica en legumbres aceleraran su metabolismo y pierden mucho más peso en sólo ocho semanas que los que no lo hacen.

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