THE OBJECTIVE

¿Puede haber paridad de género en la Fórmula 1? Hay un equipo que cree que sí

La Fórmula 1 es un deporte de hombres, siempre lo ha sido, y hay que quiere romper la dinámica del ‘y siempre lo será’: Craig Pollock

¿Puede haber paridad de género en la Fórmula 1? Hay un equipo que cree que sí

¿Puede existir la paridad de género en la Fórmula 1? Hay un equipo que cree que sí

La idea no es nueva, pero en caso de que acabe funcionando, sí que podría ser algo socialmente revolucionario. La Fórmula 1 es un deporte de hombres, siempre lo ha sido, y hay que quiere romper la dinámica del ‘y siempre lo será’: Craig Pollock. Este antiguo profesor de gramática metido a empresario, dio clase a Jacques Villeneuve tras la muerte de su padre, y supo ver su potencial cuando se convirtió en su manager. Supo que había acertado cuando celebraron juntos el título de campeón del Mundo logrado en Jerez en 1997. Años más tarde los dos se aliaron con Hond y los tabaqueros de Lucky Strike para crear la escudería British American Racing, conocida popularmente como BAR. Como el empresario ya sabe lo que es construir una escudería desde cero, y ahora que la Formula 1 parece proclive a abrir la puerta a al menos un par de equipos, quiere su espacio. Su proyecto deportivo está aún por definir, pero su premisa abandera un movimiento que piden los avances sociales: la paridad de géneros entre sus integrantes. Pollock ha presentado sus credenciales ante los estamentos deportivos de su llamada ‘Formula Equal’, un nombre que define al conjunto, y parece dejar el resto de connotaciones en un segundo plano. En la hoja de ruta se plantea una hipotética aparición por las pistas en 2026 y con personal repartido justo a medias por sexos, desde los cargos de responsabilidad y hasta la elección de pilotos, con un hombre y una mujer compartiendo boxes en sendos monoplazas.

El dinero

Levantar desde cero un proyecto así requiere unos 1.000 millones de euros, para un plan de un mínimo de cinco años y con miras hacia los diez. Esto no ha despertado pocas suspicacias, porque sin dar detalles concretos, Pollock ha afirmado que la financiación provendría de un país árabe. Se sospecha que se trata de Arabia Saudí, que lleva unos años pisando fuerte el acelerador en un proceso de vender al mundo de su modernidad y adaptación a las reglas globales. No solo eso, sino que el propio príncipe Khalid bin Sultan Al-Abdullah Al-Faisal, máximo rector de todo lo relacionado con el automovilismo en Arabia Saudí, ha dejado caer ‘que pronto tendrían un equipo de Fórmula 1’. Muchos creen que no se trata más que de una operación de lavado de imagen a través del deporte, con el fin último de proyectar una imagen favorable de un país que provoca cierto rechazo en amplios sectores sociales. Sus deseos pueden ser más o menos legítimos, pero es bien cierto que les queda mucho a la hora de ponerse al día en lo relacionado con los derechos humanos, y la modernización de un país en el que las mujeres tuvieron vetado el conducir hasta 2018. La sede de la formación estaría en Oriente Medio; querrían implantar algo que cuesta trabajo imponer en occidente en un lugar donde algo así es ciencia ficción.

En FIA sonríen, pero guardan silencio

El mundo de la velocidad es una industria señalada a menudo por su falta de diversidad de género. En un estudio realizado en 2016 por la Federación Internacional de Automovilismo, se obtuvo como resultado que las mujeres representaban el 6,5 % de los pilotos, el 16 % de los empleados. Si en lo primero se ha avanzado algo con la creación de categorías específicas y segregadas, lo otro necesita cambios. De manera tradicional, las mujeres se han encargado de tareas complementarias en las escuderías: jefes de prensa, marketing, camareras, secretarias, administrativas, pero rara vez en cargos técnicos o de decisión. Esto está cambiando a grandes zancadas, pero sigue siendo insuficiente para alcanzar la deseada paridad. Para fomentar la igualdad, FIA creó en 2009 la Comisión de Mujeres en el Automovilismo, con la creación de eventos, iniciativas y programas educativos. Entre sus representantes figuran Tatiana Calderón, que ha sido piloto de pruebas del equipo Sauber F1, ahora Alfa Romeo, y Susie Wolff, que en 2014 se convirtió en la primera mujer en veintidós años en participar en un fin de semana de Gran Premio. Esta última ha sido nombrada responsable de la F1 Academy, una categoría intermedia previa a la Fórmula 1, en la que una parrilla compuesta solamente por mujeres disputará carreras sobre el mismo asfalto sobre el que más tarde corra la clase reina.

¿Pero es posible crear una escudería 50/50?

La respuesta es: a día de hoy no, no es posible. Nadie duda de la valía de las mujeres que participan en diversas funciones dentro de los equipos de Fórmula 1, nadie. Al revés, muestran una eficiencia fuera de lo habitual en temas tan complejos como la estrategia, donde aportan una visión afinada en extremo y con frecuencia ponen en serios aprietos a sus homónimos masculinos. Hay más, ejemplos como el de las españolas María Rubia y Nuria Castells en Alpine, o Marga Torres en Mercedes, que dan la medida en que se aprecia su trabajo. Incluso en la extinta escudería española HRT una chica británica formaba parte del subequipo que ejecutaba los cambios de neumáticos. Hay muchos más ejemplos.

El problema es que si las sumásemos a todas, todas las mujeres que están a día de hoy en toda la parrilla, no sumaríamos el contingente necesario. La plantilla de equipo de tipo medio, sin que se fabriquen sus propios motores, es de entre 600 y 800 personas. Por ejemplo, las de Alpine y Aston Martin, rondan los 750-800 trabajadores. Si la mitad de estos empleados han de ser mujeres, el dilema reside en que no hay 400 ingenieras, mecánicas, estrategas, publicistas, o ejecutivas en todo el conjunto de la Fórmula 1. Cada día hay más, y están llegando a mucha velocidad, pero sigue siendo una cantidad insuficiente y muy alejada de lo deseable para ejecutar un plan como este. Puede que si den con ejecutivas, estrategas, aerodinamicistas, o fabulosas expertas en suspensiones, pero sin ir más lejos, apenas hay chicas mecánicas. Algunas materias muy especializadas quedarían sin atender, y la ausencia de ciertas funciones lastrarían al conjunto. La F1 es un entorno muy meritocrático, suben los mejores, sean hombres o mujeres. Pero es muy posible que muchas necesidades tengan que ser cubiertas por hombres que si hay, y queden a la espera de que en el mercado laboral vayan apareciendo mujeres con el grado de preparación y experiencia necesarias.

En lo de los pilotos el problema es el mismo: tampoco hay muchas corredoras con un nivel deseable. No hay una pauta que indique si una chica piloto puede o no estar a la altura, y esto lo dicen sus resultados. Es creencia general que un piloto está listo para ingresar en la Fórmula 1 como titular cuando es campeón del escalón previo, la Fórmula 2, o al menos gana carreras de forma continuada. Con ello no solo muestras tus capacidades, sino que accedes a la Superlicencia, una suerte de carnet de conducir imprescindible para correr en la cúspide de la velocidad. Sin los puntos suficientes, que también se pueden conseguir en categorías inferiores, pero con una escala distinta, no hay interés que valga para pillar asiento en donde los mejores.


A pesar de todo, Pollock afirma que asumen estas dificultades, y alega que siempre es más fácil crear algo así cuando arrancas desde cero y no que tienes que trastocar una estructura ya existente. De momento han presentado su candidatura, lo mismo que los de Panthera Team Asia, HiTech, o los Andretti, con Cadillac de la mano. A esperar. Todos y todas.

Publicidad
MyTO

Crea tu cuenta en The Objective

Mostrar contraseña
Mostrar contraseña

Recupera tu contraseña

Ingresa el correo electrónico con el que te registraste en The Objective

L M M J V S D