Nacidos en las 24 Horas de Le Mans, conducidos por las calles 

Este 2023 se cumple el centenario de una de las carreras más míticas de la historia de la velocidad: las 24 Horas de Le Mans. La llamada madre de todas las carreras se disputa en un circuito mitad construido ex profeso, y mitad aprovechando carreteras francesas de uso diario. Esa es una de las claves que impulsaron la prueba en sus principios, disputada a toda velocidad con coches que podían usarse a diario. Poco a poco la tecnología y el diseño se fueron refinando, alejándolas de los turismos de calle, hasta el punto de crear verdaderas naves espaciales y con tecnología en muchos casos superior a la de la Fórmula 1. Uno de los últimos exóticos ejemplos de coches de carreras, al tiempo que cómodos turismos, tuvo una muestra en 1995. En aquella edición de las 24 Horas ganó un McLaren F1, denominado así por su relación con la escudería en esta otra especialidad. La particularidad de aquel coche es que una vez acabada la prueba, se le podía poner la matrícula, reponer los elementos legales necesarios —como los intermitentes— y volver a casa subido en él… era prácticamente un coche de serie con modificaciones menores.  

Desde entonces las regulaciones del organizador han cambiado bastante y coexisten básicamente dos tipos de coche. Por un lado, hay prototipos carrozados, que podrían decirse que son Fórmula 1 con una capa aerodinámica por encima. Por otra parte, se inscriben los GT, o coches derivados de los de calle y de líneas reconocibles, pero bastante modificados para la competición. Todos ellos ruedan en diversas categorías de acuerdo a su tamaño, potencia, y características, y al final se organizan varios pódiums. Prácticamente ninguno de esos coches podría ser conducido por carretera en ausencia de muchos elementos propios de la legalidad vigente. Sin embargo de ellos si que derivan curiosas versiones, basadas en mayor o menor medida de su mecánica, su nombre o sus tecnologías. Todos quieren asociar sus productos al vocablo Le Mans, hay varios niveles.  

El coche que hizo sonreír a Fernando Alonso 

El final de la relación entre el piloto asturiano y la que fuera su escudería durante dos años, Alpine, no fue la ideal. A pesar de ello, cuando el bicampeón habla del que fuera su coche de empresa, un Alpine A110S, siempre esboza una sonrisa. Tanto es así que recomendó su adquisición a Jo Ramirez, el legendario director de la escudería McLaren, en cuyo garaje descansan Jaguars, Ferraris, Porsches y una unidad de color gris de este modelo. La marca francesa, filial de Renault, participa este año en las 24 Horas de Le Mans con un coche de otro tiempo, no desarrollado íntegramente por la firma, y no del todo competitivo. Esta semana han presentado el que será su candidato a vencer en territorio patrio a partir de la próxima temporada, y esta vez sí que es un bólido de producción propia, de la mano del constructor Oreca. Su espectacular Alpine A424 representará a la marca en el circuito, y han abierto el melón comercial etiquetando de ‘versión Le Mans’ a su más mundano A110 al que han añadido la letra R, de radical. Lo que sí es radical es su precio, 142.000 euros, que es casi el doble del modelo básico.

A cambio, se obtiene uno de los deportivos más divertidos de conducir del mercado; con menos de 1.100 kilos se comporta como un kart hipervitaminado. Junto con el título de propiedad llegan siete marchas en un cambio automático secuencial, 300 CV, diversos programas deportivos en su caja de cambios, y una serie de refinamientos propios de coches de gamas superiores. La guinda la remata un original plus: la suscripción a la Band of Racers de Alpine. Con este exclusivo pase VIP se podrá acceder a los boxes de la escudería Alpine que participe en la edición de Le Mans 2024. También a dar una vuelta al circuito a bordo de tu coche nuevo por el circuito. Allí podrás comprobar si es cierto que alcanza los 284 km/h y que hace de 0 a 100 en menos de cuatro segundos. 

La respuesta estadounidense  

Los americanos entienden esto de la deportividad de otra manera; ni mejor, ni peor, sino distinta. En la tierra de la Coca Cola la categoría más popular es la NASCAR, inspirada en las fugas de los traficantes de alcohol en la época de la Ley Seca a bordo de turismos trucados. Acabó siendo, en cifras de Kodak, el evento planetario donde se hacían más fotos del mundo cuando se disparaban carretes; más que en Disneylandia, Juego Olímpicos o cualquier otra concentración humana.  

En Le Mans existe el llamado Box 56, dedicado a coches experimentales, eléctricos, híbridos —cuando eran una rareza—, de hidrógeno, adaptados para pilotos discapacitados, etc. En esta ocasión el organizador ha invitado a un coche de la NASCAR, y los yanquis han remitido un espectacular Chevrolet Camaro con pequeñas modificaciones para disputar una prueba de 24 horas. Su aparición ha sido estruendosa, no ya por el ruido de su poderoso motor V8, sino porque ha acogotado a todos los GT en pista, los turismos modificados. Su presencia no es competitiva, no podría ganar más que la honrilla de cruzar la meta, pero siempre dará color a la señera cita. Chevrolet, que en 2024 liquida el modelo al que hace referencia comercial, ha decidido sacar 56 unidades —por el Box 56— de un modelo de calle análogo a su representante en la prueba. Por eso el Chevrolet Camaro ZL1 Garage 56 Edition 2024 será el canto del cisne del aclamado modelo. Cuenta con el motor de 6,2 litros sobrealimentado de la marca, que desarrolla 650 CV, mientras que el agarre corre a cargo de la goma Goodyear Eagle F1 SuperCar. Recibe un puñado de mejoras visuales que reproducen el aspecto del coche de carreras, con un paquete gráfico que imita sus colores y diseño. Se venderá solo en EE. UU. y aún no tiene precio.  

¡Y Ferrari! 

La sensación de la temporada en el Mundial de Resistencia, en cuyo calendario residen las 24 Horas de Le Mans, está siendo el Ferrari 499P. Si bien es Toyota la que domina el campo, sus casi tres décadas de experiencia en la categoría le dan el plus de saber muy bien que suelo pisa. Sin embargo, para Ferrari es su primer año tras medio siglo alejados de la categoría. Y si los japoneses están en el deporte por pasión, los italianos lo están porque su ADN procede de la velocidad. Así que inscritos en la categoría Hypercar, no extraña a nadie que el próximo supercoche de Maranello no sea más que una prolongación domesticada de su bólido de carreras. De momento es un prototipo que ya rueda en periodo de pruebas, pero en 2025 será una realidad: el Hypercar de calle de Ferrari. El sucesor de los F-40, F-50, Enzo y LaFerrari saldrá del alma de su bólido de Le Mans. Solo son rumores, no hay mucha información real y tangible, pero se habla de 1.000 CV y como mínimo dos millones de euros como precio de salida. Los italianos tienen en su hoja de ruta lanzar una quincena de modelos hasta 2026, y este será uno. Apenas hay unas fotos espía del modelo rodando por el entorno de la factoría, se sabe que a nivel interno se denomina F250, y que tiene un aspecto muy similar al 499P de competición.

La producción del HyperFerrari comenzará en otoño de 2024, y en un periodo de unos tres años se construirán 220 unidades en 2025, 300 en 2026, y 79 en 2027. Al final de su ciclo vital se espera que llegue una versión descapotable, y una radical para circuitos limitada a 30 unidades. ¿El precio? Vete buscando una calculadora de esas en las que entran muchos ceros, porque barato no va a ser, probablemente más caro aún que el coche de Le Mans… y si ganan, pon más papelitos de colores encima de la mesa si quieres uno. Si no los tienes, siempre podrás preguntar por un más discreto Roma, mucho más asequible a cambio de unos módicos 220.000 euros. Bueno, más barato es pero módico, un Ferrari jamás lo será.