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El Papa recibirá a la comisión que pide hacer beata a Isabel la Católica: así está el proceso

El Vaticano mantiene un silencio casi total desde hace dos décadas sobre la posibilidad de elevar a la reina a los altares

El Papa recibirá a la comisión que pide hacer beata a Isabel la Católica: así está el proceso

'Doña Isabel la Católica dictando su testamento', por Eduardo Rosales. | Museo del Prado

Isabel I de Castilla fue muchas cosas. Está considerada, junto a su esposo Fernando el Católico, la primera reina moderna en España, por lograr imponer el poder de la monarquía sobre el de la nobleza y por las reformas administrativas y económicas que introdujo. Además, durante su reinado se culminó la Reconquista y su papel fue clave en el descubrimiento de América, al tomar la iniciativa para financiar el viaje de Cristóbal Colón. Pero para algunos Isabel la Católica no fue sólo una monarca excepcional, sino también una santa, y hay abierto todo un proceso histórico-canónico para probarlo ante la jerarquía de la Iglesia.

En efecto, en 1958 se puso en marcha la Comisión por la Causa de Beatificación de la reina Isabel I de Castilla. El proceso se inició en la Archidiócesis de Valladolid, siguiendo las normas de la Iglesia católica, que indican que estas causas deben iniciarse en la diócesis donde se produjo el fallecimiento (en el caso de Isabel, en Medina del Campo). Pues bien, esa comisión, que lleva activa más de 65 años, visitará este mes Roma en una peregrinación con motivo del 520 aniversario de los funerales que se celebraron por la monarca en la Ciudad Eterna. Durante esa estancia, serán recibidos por el papa Francisco.

Reunión del pleno de la Comisión por la Beatificación de Isabel la Católica en Valladolid. En el centro, con cruz pectoral, el arzobispo de la diócesis, Luis Javier Argüello. Foto: cedida.

La comisión, que cuenta con página web, redes sociales, boletines y hasta un foro donde pueden enviarse testimonios sobre milagros y favores atribuidos a la intercesión de la reina, terminó sus trabajos de la fase diocesana en 1972. A partir de entonces, el proceso se trasladó a Roma para que fuera estudiado por la Congregación para las Causas de los Santos. Según la propia comisión, la causa concerniente a Isabel la Católica aprobó el examen de los historiadores «con buena nota», pero después de eso aún no ha tenido lugar el decisivo dictamen de la Comisión Teológica, que ha sido pospuesto «para un mayor estudio y reflexión». Si este llegase a ser favorable, el proceso pasaría a la Congregación de Cardenales y Prelados, que informaría al papa para la decisión final de este sobre si Isabel vivió las virtudes cristianas de forma «heroica» y, por tanto, si se le puede declarar oficialmente como venerable.

Un proceso aparentemente estancado

Lo cierto es que el proceso de beatificación de la monarca castellana parece estancado desde hace tiempo. En 1990 se produjo el último avance significativo con la aprobación de la positio histórica por parte del Vaticano, que juzgó el informe «auténtico, completo y apto para juzgar sobre las virtudes y fama de santidad» de Isabel la Católica y que fue ampliamente elogiada por los consultores de la Sección Histórica de la Congregación para las Causas de los Santos.

Comienza entonces un cierto diálogo de besugos entre los obispos españoles y el Vaticano. En 1993, el entonces presidente de la Conferencia Episcopal, cardenal Ángel Suquía, solicita al papa Juan Pablo II la agilización de los trámites de la causa. Dos meses después, llega la respuesta de Roma: la Secretaría de Estado de la Santa Sede comunica que las circunstancias (no se señalan cuáles) aconsejan profundizar en algunos aspectos del problema, tomando un tiempo conveniente de estudio y reflexión. Cuatro años después, en 1997, el entonces arzobispo de Valladolid, Mons. Delicado Baeza, envía una nueva misiva al pontífice polaco en que «ruega humildemente que sean reconsideradas las razones por las que se llegó a la suspensión de la causa (…), sin tener noticia alguna sobre los motivos de dicha suspensión (…) a fin de que se lleve a feliz término el proceso». La contestación del Vaticano apunta a que subsisten aún los motivos que en su momento aconsejaron posponer la causa de beatificación de Isabel (tampoco en esta ocasión se indica cuáles son esos motivos).

Otros cuatro años después, en 2001, la Conferencia Episcopal Española hace un nuevo intento, esta vez a través de una nueva carta de su entonces presidente, Antonio María Rouco Varela; en ella solicita al papa que «si lo considera oportuno, tenga a bien ordenar la prosecución de la causa». En esta ocasión, la respuesta de Roma parece algo más esperanzadora, ya que Juan Pablo II ordena transmitir la petición española a la Congregación para las Causas de los Santos «para el conveniente examen» del proceso. El presidente de esta congregación acusa recibo de la orden del papa, sin embargo, nada se ha sabido de Roma desde entonces.

«Esperando una oportunidad eclesial»

Aprovechando la visita de la comisión isabelina a Roma, THE OBJECTIVE ha hablado con su secretario, José Luis Rubio Willen, que ha señalado que le transmitirán a Francisco su fidelidad y obediencia —«a imitación de Isabel»— pero también su «recordatorio amoroso» de que quieren ver cuanto antes a la reina en los altares.

Preguntado por si efectivamente considera que la causa está parada, Rubio Willen reconoce que es «algo que se cuestionan muchos devotos» de la reina. No obstante, argumenta que «el proceso de canonización de Isabel la Católica es relativamente corto comparado con otros  muchos». Para ello, pone el ejemplo de santa Beatriz de Silva, religiosa católica portuguesa y casi contemporánea de Isabel la Católica. Esta santa, señala Rubio Willen, tardó unos 400 años en ser canonizada, a pesar de que había fundado más de sesenta conventos por toda América, España y Portugal. Sobre Isabel, afirma: «Yo diría que se está esperando el momento de oportunidad eclesial».

Acerca de si piensa que desde el Vaticano se puede estar ignorando esta causa por los elementos polémicos sobre el reinado de Isabel, como la expulsión de los judíos en 1492 o la instauración de la Inquisición, desde la comisión defienden que no debe darse crédito «a una densa leyenda negra, que no resiste una crítica seria, y que ha condicionado durante mucho tiempo cualquier referencia» a la monarca. Rubio Willen apunta a que algunas de esas decisiones controvertidas las tomó la reina «por obediencia al papa». Además, afirma que «Isabel es una gran adelantada como mujer piadosa y política católica».

Entre los argumentos que la comisión da para apoyar la santidad de Isabel se encuentran «su vida de fe, su compromiso con Dios y con el prójimo, su austeridad, su afán evangelizador y su lucha por los derechos humanos», este último factor cuajado en su testamento, en el que pide protección e igualdad para los indígenas americanos. Rubio Willen habla, además, de un aspecto «que una gran mayoría de personas desconocen» y que no es otro que «el respeto, la delicadeza y su buen  comportamiento hacía el Islam». «Quiso Dios disponer de una santa reina y un buen rey para terminar la Reconquista sin destrucciones y humillaciones», añade el secretario de la causa, «respetó al Islam como mujer adelantada a un tiempo».

Con todo, Roma parece no tener prisa para beatificar a Isabel. Mientras, desde la comisión que impulsa su subida a los altares, aseguran que ya hay un milagro acreditado a la intercesión de la reina y otros dos en estudio, en concreto dos curaciones de cáncer en Estados Unidos. Añaden que todos los meses reciben varios favores que atribuyen a la monarca castellana. Claro que el verdadero milagro podría ser que en el Vaticano avancen en el proceso.

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