Reduflación en supermercados: así está impactando la inflación en los productos
Se trata de estrategia de marketing de las marcas para reducir de forma casi imperceptible el tamaño del producto, manteniendo su precio
El desabastecimiento y la inflación se han convertido en los grandes enemigos de los consumidores a la hora de hacer la compra | Joaquín Corchero
En el contexto económico actual, marcado por el desabastecimiento y la subida de precio en los supermercados, surge un nuevo concepto que enmarca el proceso en el que se reduce la cantidad de un producto, pero se mantiene o incluso incrementa su precio. Esto es lo que se ha dado a conocer como `reduflación´, un fenómeno cada vez más común en productos de alimentación, habitual en artículos de higiene y droguería.
Se trata de estrategia de marketing de las marcas para reducir de forma casi imperceptible el tamaño del producto y lograr así reducir los costes y aumentar el margen de beneficio. Esto se da también, por ejemplo, en situaciones en las que en una bolsa de patatas se reduce la cantidad de producto de 20 a 15 unidades, pero se mantiene el mismo precio, donde la diferencia a ojos del consumidor, se vuelve imperceptible.
Sin embargo, esta táctica comercial no es nueva y debe su nombre al Reino Unido, donde se aplicó el concepto de shrinkflation (shrink = reducción) para referirse al proceso de inflación que tiene lugar en los artículos más habituales de la cesta de la compra. En nuestro país afecta sobre todo a productos envasados entre los que destaca la pasta, los yogures, las conservas o los productos congelados.
Los organismos de defensa de los consumidores, entre ellos la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), han destacado de que, a pesar de que esta subida de precios no constituye una práctica ilegal, supone un engaño para el consumidor, pues el margen comercial de beneficio continúa siendo el mismo.
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Camuflar la subida de los precios con la reduflación
Reducir el contenido de los envases que se ponen a la venta en los supermercados se ha convertido en una práctica común desde antes de que tuviera lugar el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania. En octubre de 2021 la OCU advirtió de que se estaba produciendo una reducción de entre el 5% y el 10% en determinados productos alimenticios, aunque también afectaba a artículos de higiene y droguería. Se trata de un procedimiento que busca camuflar la subida de los precios sin que el consumidor sea capaz de notarlo a simple vista en su bolsillo. Sin embargo, constituye una práctica legal, pues muchas marcas alegan que se trata tan solo de un cambio en el envase con el que se comercializa el producto.
Quienes recurren a esta estrategia en al venta de sus productos justifican su aplicación por la equiparación de los procesos de producción, el encarecimiento en los precios de importación de materias primas y los costes de transporte o mano obra.
Inflación generalizada en los supermercados
España ha registrado a finales de marzo el mayor dato inflacionista desde 1985, con unos porcentajes que ascienden hasta el 9,8% el Índice de Precios al Consumo (IPC). A pesar de que los supermercados hayan puesto todos sus esfuerzos en lograr la contención de este fenómeno, lo cierto es que las consecuencias del incremento han repercutido no solo en productores y distribuidores, sino también en el consumidor, en concreto, con una subida media del 5% en los productos básicos de mayor consumo.
Según datos de la consultora Kantar Media, categorías como el aceite han visto aumentado su precio en un 303% con respecto al mes de marzo de 2021. Por su parte, la pasta lo ha hecho en un 183% y los arroces y la leche, un 181% y un 145%, respectivamente.
Todo ello ha derivado en un considerable aumento en el gasto de los hogares, que se ha visto directamente influido por el aumento de la inflación. Desde THE OBJECTIVE te mostramos cómo ha afectado la subida del precio de los productos básicos al total de la lista de la compra en los supermercados más demandados de nuestro país.
¿Cómo evitar caer en la trampa legal pero engañosa de la reduflación?
Si bien es cierto que solo aquellos consumidores realmente acostumbrados a comprar determinados productos son capaces de detectar este tipo de práctica, existen trucos para poder evitarlo. Los expertos recomiendan mirar el precio por kilo o por litro, algo que la ley obliga a poner a los establecimientos comerciales, y comparar en el mercado valorando cómo evoluciona con el paso de las semanas.
Esto supone realizar un cambio en nuestros hábitos de consumo para ver en qué se gasta más dinero, siendo aliadas útiles las apps de comparación de precios. También es recomendable huir de ofertas como las de 3×2 o «ahora con x gramos más gratis», puesto que tienden a ser las más engañosas.
