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Cultura

El narcisismo, mal de los tiempos modernos

El profético ‘bestseller’ del historiador y sociólogo estadounidense Christopher Lasch se edita en español después de más de 40 años

El narcisismo, mal de los tiempos modernos

'Narciso' de Caravaggio. | Wikimedia Commons

Vivimos en la era de los selfis, los platos «healty food posteables», la vida tras las pantallas, la moda y su impacto global; en el tiempo del culto a la personalidad en la política, de una juventud cincelada por la industria publicitaria, del decrecimiento de la familia, de la sustitución del deber y la humildad en favor del orgullo y la conveniencia… La era, en fin, del eclipse de la felicidad a causa del consumismo. Ese, al menos, era el diagnóstico del volumen La cultura del narcisismo, escrito hace más de 40 años y que hoy la editorial Capitán Swing ha decidido editar por su profética vigencia.

El historiador y sociólogo estadounidense Christopher Lasch (1932-1994) publicó el libro en 1979 y, sorprendentemente, se convirtió en un bestseller. Un año después fue galardonado con el National Book Award. El ensayo supuso tal éxito que este autor fue llamado «profeta bíblico» y su teoría de la «cultura del narcisismo» ha disfrutado de un renacimiento en los últimos años.  «La gente de hoy no se muestra ávida de salvación personal, y no digamos ya de una época dorada anterior, sino de un sentimiento, de una ilusión momentánea de bienestar personal, de salud y seguridad psíquicas», escribió Lasch.

Estados Unidos y el narcisismo

El regreso póstumo de Christopher Lasch comenzó en el mismo momento en que Donald Trump fue elegido. Desde entonces, sus críticas interconectadas al narcisismo de la sociedad contemporánea y a nuestra élite globalizada lo han convertido en un profeta de la política anti-élite de la derecha populista.

Portada del libro

Lasch declaraba en La cultura del narcisismo que los estadounidenses se habían alejado de la vida pública y se habían volcado en «preocupaciones puramente personales».  No eran sólo los medios de comunicación los que estaban impulsando ese giro; se trataba de una serie de cambios que desinflaban la confianza en la sociedad estadounidense. En 1945, el país había ganado la Segunda Guerra Mundial y se había propuesto construir un orden mundial liberal en todo el planeta. En el momento de la publicación del libro, su ejército había regresado a casa derrotado de Vietnam. El presidente Nixon había dimitido, caído en desgracia. Y toda una generación parecía haber perdido la fe en las benévolas intenciones del Estado estadounidense. «Desde luego, pareciera que Occidente y Estados Unidos en particular, no solo busca olvidar los años sesenta y los disturbios callejeros, la Nueva Izquierda, las revueltas en los campus, Vietnam, Watergate y el Gobierno de Nixon, sino también su pasado colectivo en sentido amplio».

Lo más relevante es que el ensayo hace visibles las formas en que la cultura abrió la puerta al neoliberalismo y desembocó, a través de él, en un nuevo estilo individualizado y autoritario, que algunos creen ver en las sociedades occidentales de hoy. Christopher Lasch fue de extrema izquierda: freudiano y marxista, criticó fervientemente la economía de mercado, es decir, lo que él ya denominaba capitalismo tardío. Sin embargo, con el tiempo perdió la fe en el paraíso terrenal socialista. La cultura del narcisismo está escrito desde esta perspectiva realmente imposible: es un elegante ajuste de cuentas con la clase media liberal de izquierdas estadounidense y su amor por el fitness, el yoga, las bebidas vitamínicas, el «sexo sano» y sus pintorescos gurús. Lasch pasa de una temprana lealtad a la izquierda contracultural a una celebración de la familia nuclear y el hogar privado, da un giro generacional y no sólo analiza las formas en que los estadounidenses se replegaban sobre sí mismos para escapar a los retos de la política, sino que las modela.

Lasch era un médico que hacía un diagnóstico, pero no tenía ninguna terapia que ofrecer. El narcisismo de la sociedad estadounidense era la expresión de una «cultura moribunda», y escribió que una sociedad nueva y mejor sólo podría construirse sobre la base de la ética del trabajo.

Por otra parte, el éxito de la teoría sobre la «cultura del narcisismo» radica en que no solo es aplicable a los Estados Unidos. En muchos países occidentales existiría una burguesía liberal de izquierdas de clase media ­–como la descrita por Christopher Lasch–, preocupada principalmente por la autoadmiración y el placer instantáneo. «Vivir el momento es la pasión dominante: vivir para uno mismo, no para nuestros predecesores o para la posteridad», era la crítica principal del historiador.

Imagen de archivo. Christopher Lasch | Wikimedia Commons

«Contactar con los sentimientos, ingerir alimentos saludables, tomar lecciones de ballet o danza del vientre, imbuirse de la sabiduría oriental, trotar, aprender a ‘relacionarse’, superar el ‘miedo al placer’». Según Lasch, los estadounidenses de la década de 1970 sufrían tres transformaciones estructurales: el auge de los modos de fabricación postindustriales, la omnipresencia de los medios de comunicación de masas y la transferencia del trabajo personal y emocional de la familia al Estado del bienestar. Juntas, argumentaba, estas fuerzas estaban produciendo un nuevo tipo modal de personalidad: el narcisista.

Instagram, ¿el paraíso de los narcisistas?

De acuerdo con La cultura del narcisismo, fue la cultura de masas, obsesionada por la imagen e impulsada por el consumo, la que habría permitido el actual individualismo de corte digital. De esa intuición nace el interés actual por el volumen. El lector contemporáneo se queda con la certeza de que, si Lasch lo hubiera escrito ahora, seguramente hubiese dedicado una gran parte del ensayo a analizar el comportamiento humano en las redes sociales, especialmente en Instagram, donde cada cual intenta demostrar su vida idílica, entre playas y comidas «posteables».

Una serie de acontecimientos han conspirado en las décadas posteriores para demostrar que las observaciones de Lasch son cada vez más ciertas. Uno de ellos es el monumental auge de las empresas supranacionales y la correspondiente producción masiva de deseos insaciables. Otro es la aparición de Internet. La cultura masiva en línea apareció después del libro de Lasch, pero él previó muchas de sus características preocupantes, certificando ya que «vivimos en un remolino de imágenes y ecos que detienen la experiencia» y que la proliferación de imágenes grabadas socava nuestro sentido de la realidad.

Eco y Narciso. Pintura de John William Waterhouse. 1903 | Wikimedia Commons

Lasch advirtió que este fenómeno también nos separaría de quienes nos precedieron y de quienes nos sucederán (y de nuestras responsabilidades para con ambos). «Estamos perdiendo de forma vertiginosa un sentido de la continuidad histórica, el sentido de pertenencia a una secuencia de generaciones originada en el pasado y que habrá de prolongarse en el futuro».

El narcisismo, en otras palabras, no es mera soberbia. Por el contrario: era un vacío enorme dentro del individuo y de la sociedad que exigía ser llenado, aunque fuera temporalmente o sin entusiasmo, en lugar de ser curado. A pesar de lo que podría sugerir la idea del libro, Lasch no es un simple moralista, y se resiste a condenar los atractivos de la vida moderna en sí mismos. En lugar de ello, una vez más, profundiza para centrarse en las aportaciones y los resultados.

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