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Cultura

Xoel López: «Cuando escribo se impone lo importante sobre lo urgente»

El artista coruñés estrena nuevo disco donde recupera su tradicional estilo y confirma su prolífica y extensa carrera

Xoel López: «Cuando escribo se impone lo importante sobre lo urgente»

El cantante Xoel López. | Sergio Albert

Xoel López gasta aspecto de sabio de fantasía; de poseedor de una verdad enterrada en libros polvorientos, donde se vuelca emocionado el erudito tras soplar sus tapas. Sus gafas anulares, de lente gruesa, que hormonan sus ojos como dos culturistas de escaparate, miran desde arriba a una barbita con bigote tipo Charles Bronson. Ese look impone colgarle el término indie. Para más inri, lo que parece, aunque él se asuma más complejo. Porque si bien su música sería pop, se trata de un pop cálido, a la par meloso y agridulce, que es muy propio de lo que en este país llamamos música independiente. Pero, ojo, sin ver el término en el espurio sentido de cascarrabias criticón.

El nuevo disco de López, Caldo Espírito (2023) es una muestra más de lo que el músico lleva cosechando veinte años. ¿La salvedad? Un poquito más de merengue, de bailongueo subyacente entre las armonías dylanianas, dónde López siempre ha hecho malabarismos entre lo clásico y lo nuevo. Un cóctel que se repite en un disco dispuesto a planear entre la bruma fresca de sus orígenes gallegos y un fogoso espíritu latino, quizás insobornable para todo español.

En THE OBJECTIVE hemos charlado con él para zambullirnos y chapotear, con un paladar más atinado y fino, en ese caldo donde uno se baña gustoso, por más que corra el riesgo de rendirse a la emoción y al sentimentalismo.

P. Caldo Espírito se nos vende como una apuesta por la madurez compositiva. ¿No llevas mucha carretera para hablar de madurez?

R. Efectivamente, en mi caso hablar de madurez es una redundancia (ríe). Habría que destacar en todo caso qué no lo fuera, ¿no? Es una evidencia que cuando llevas 16 discos y tienes 46 años la madurez ya la has alcanzado. En la nota de prensa pone eso porque es una referencia a mi dilatada carrera. Empecé muy prontito y he sido muy prolífico. Son 16 discos de canciones originales. Empecé a componer con 14 años, a los 15, 16 saqué mi primer disco, a los 18 el segundo, y ya no he parado. Es una forma de vida.

El cantante Xoel López. Sergi Albert.

P. ¿No te pasó por la cabeza otro futuro?

R. Yo siempre pensé que grabaría discos hasta el fin de mis días, y que los complementaría con otro trabajo.

P. ¿Qué otro trabajo?

R. No tengo ni idea, empecé tan pronto que no me dio tiempo ni a pensarlo (ríe). Pero, en fin, no fue casual. Yo en cuanto veía la posibilidad me subía a esos pequeños trenes. Hay gente que dice, «no, mira, yo me encontré con esta vida». En mi caso, la busqué.

P. ¿Te has hecho un poco adicto al vodevil musical?

R. Son varias cosas. Adicto a tocar, sí. Se le puede llamar adicción. Una adicción sana, creo. De las pocas… Pero no te creas que es a los grandes escenarios, ni al bullicio. Yo suelo tocar mucho en salas pequeñas, de forma más íntima, y me llena igual. ¿Tengo necesidad de público? Quizás sí, pero me valen 10 o 10.000. Público necesito, si no tocaría en casa frente a la pared, pero no requiero de la masa, ni del gran aplauso.

P. ¿Cómo bregas, hablando de esto, con formar parte de quienes tienen la necesidad de exhibirse? Es algo que llegas a abordar en el disco de cara a la sociedad, por ejemplo en el tema Albatros.

R. En mi trabajo va implícito tener una cierta popularidad. Siempre he pensado que hay gente que lo ha gestionado genial, como Daft Punk. Han sido muy listos. Yo llevo una vida normal, pero es verdad que no paso totalmente desapercibido. Creo que cada trabajo tiene sus inconvenientes, y para mí este es uno. Si yo pudiera darle un botón y hacer esto mismo sin que me conociese nadie por la calle, lo haría. Hace años que no salgo en mis portadas, y tiene que ver con eso. Luego están las redes sociales, que son una obligación. Me resistí al principio, pero acabé entendiendo que era importante.

P. Esta sobreexposición nos está llevando a juzgar muy rápidamente cualquier actividad que se lleve a cabo. Hasta el punto, muchas veces, de dinamitar carreras. ¿Crees que debemos separar obra de artista?

R. Creo que como oyente tienes que saber separar. Yo escucho a Héctor Lavoe, y en parte me da igual. Me puede suscitar cierta curiosidad el contexto, pero creo que si es buena o mala persona, me da igual. Las canciones son canciones, no manifiestos. Tú puedes decir algo en un tema que no necesariamente tiene por qué aplicarse a tu día a día. Las canciones reflejan momentos. Puedes odiar a alguien, escribirlo, y al día siguiente ya no sentir lo mismo. Los sentimientos son sagrados, y tienes derecho a plasmarlos en una canción.

Portada del nuevo disco de Xoel López Caldo Espírito. Sergio Albert.

P. Siempre me he preguntado cómo gestionáis los músicos cuando hacéis un tema de un momento, o de una persona muy concreta, y triunfa, y os veis obligados a interpretarlo toda la vida, aunque ya no tenga nada que ver vuestra situación con la de entonces. Incluso a riesgo de reavivar dolores pasados.

R. Es un tema en sí mismo. Yo hice un disco con un proyecto paralelo, Lovely Luna, llamado Las cosas que nadie debe ver. Habla de las intimidades exhibidas. Cuando compones, es un proceso muy íntimo, donde a veces dices más de ti de lo que tú sabes, y de repente se lo estás contando a todo Dios. Y según qué canciones, tienes que lidiar con ese sentimiento toda tu carrera. Pero es verdad que aprendes a despegarte. Hay un momento en que la canción sale, y es como si dejara de ser tuya. Y tú te conviertes en intérprete de un sentimiento que tuviste una vez. Ahora, hay canciones con las que dejas de identificarte, que las dejas de lado, y luego las recuperas porque te vuelves a sentir conectado.

P. ¿El músico se debe al público?

R. Es complejo. La pregunta sería ¿qué le debes al público? Yo le debo a mi público ser como yo me he mostrado siempre. Es decir, con una autenticidad conmigo mismo. ¿Me debería a mi público si el público me pidiera que tocara sólo las canciones de hace tres discos? No. Creo que me debo a una autenticidad. Y ellos tendrán la última palabra. Los que van, no van… Ese es su poder.

P. El disco trabaja, cayendo en la originalidad, sobre las relaciones amorosas… ¿Cómo sientes la temperatura del romanticismo y el amor en el mundo de hoy?

R. (Ríe) Me cuesta hablar en esos términos porque veo que cada vez es más complejo. Hay más diversidad. Aunque también creo que hay relaciones más superficiales. Por ejemplo, ahora hay gente que está con 50 personas en su vida, y antes lo normal era estar con 3 o 4. Ahora es bastante normal la promiscuidad. Pero cada uno tiene que descubrir su camino. Lo que sí he visto es que, a mayor cantidad, menor intensidad. Y, bueno, está el fast food y las relaciones fast food, y yo qué sé, no voy a decirle a la gente lo que tiene que hacer. Pero sí es cierto que yo prefiero menos, y mejor. Siento que hoy, con series, artículos, libros, me veo enfrentado a tanta cantidad de opciones, que te juro que al final no hago nada. Y estoy con una serie, y ya tengo que estar pensando en la siguiente sin que te dejen reposar el capítulo. Todo va a toda hostia, y tengo la sensación de que vamos en un tren que no te deja ver el paisaje.

El cantante Xoel López. Sergio Albert.

P. ¿Va a descarrilar?

R. Lo veremos… (ríe) No tengo la respuesta, pero creo que nos vamos regulando. Tú eres más joven, y veo que hay ya mucha gente de tu generación que está diciendo ‘hasta aquí’. Hay una época de fascinación, y luego otra en la que dices que estás del móvil, las redes y lo demás hasta los huevos. Y esa es la contracultura.

P. Elevarte caer es un tema que me recordó a una idea de Bauman, según la cual la sociedad de consumo te quiere insatisfecho para que insistas en el consumo.

R. Hay algo precioso en esto, qué es cómo tú lo has interpretado. A veces me da rabia explicar por qué la escribí yo, porque no sé ni por qué lo hice. Yo escribo de una forma bastante inconsciente. Mi forma de trabajar es cuando me llega, cuando me inspiro, y eso va por delante de mí. Por eso me descubro escribiendo sobre cosas que no sabía ni que estaba sintiendo. Las canciones me vienen de más abajo que las caretas emocionales que nos ponemos.

P. A mí me decían que me iba la lengua más rápido que el cerebro.

R. (Ríe) Pues a mí me va la música y las letras más rápido que el cerebro. El arte es para eso, para expresar cosas que trascienden lo cotidiano. Cuando escribo lo importante se impone a lo urgente.

P. Empezaste tocando en inglés. ¿Qué te hizo moverte a tu lengua materna?

R. Empecé en inglés porque parecía que era más guay. Fui víctima de mi juventud y mi contexto. Cuando empecé a componer, con 15 años, si querías molar, tenías que cantar en inglés. Es verdad que estaba la música comercial, que era en castellano. Pero para diferenciarte, para desmarcarse de lo comercial, cantabas en inglés. España en los noventa era totalmente anglo. Y ahora lo considero un error. Pero, oye, los caminos no los eliges, los tienes que transitar.

P. Para acabar, ¿Cómo ves el panorama musical? ¿Plataformas, festivales?

R. Pues se dice mucho de los festivales, pero las salas están llenas… De hecho, pillar una sala libre hoy en España es complicado. Entonces, creo que hay más queja que realidad. Mi sensación es que la música está en un muy buen momento. He vivido épocas en las que la gente acudía menos a las salas o los festivales. En cuanto a discos, yo viví la crisis de lleno. No fui de los que se compraron casas con la venta de discos, pero me he sabido mantener a flote, y espero seguir así.

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