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Pallete acaba con el 'viejo régimen' en Telefónica y escapa de la sombra de Alierta

El presidente de Telefónica suelta definitivamente el lastre de su antecesor seis años después de su nombramiento

Pallete acaba con el ‘viejo régimen’ en Telefónica y escapa de la sombra de Alierta

José María Álvarez-Pallete y César Alierta, en una imagen de archivo. | AGENCIAS

Seis años ha tardado José María Álvarez-Pallete en apartar a su predecesor, César Alierta, de la primera línea de fuego de Telefónica. El sorpresivo anuncio de que le sustituirá al mando de la Fundación Telefónica marcará un antes y un después no solo para la operadora, sino que para el propio presidente ejecutivo, que definitivamente pone coto a cualquier resquicio de bicefalia.

Es verdad que a estas alturas del partido pocos creen que Alierta pudiese influir o afectar las decisiones de Pallete, pero la sola existencia de su presidencia en la Fundación Telefónica -con despacho en la histórica sede de Gran Vía y reuniéndose periódicamente con lo más variopinto del mundo mediático, empresarial y político- era una incomodidad para el actual presidente que veía desde el Distrito T cómo su anterior jefe se resistía a quedar en el anonimato.

La versión oficial es que César Alierta ha dado un paso al costado por su delicado estado de salud y sus 76 años. Sin embargo, quienes le conocen dudan de que el ex todopoderoso presidente de Telefónica (2000-2016) haya querido apartarse por voluntad propia y conformarse con un simbólico puesto de patrón y de presidente de la Fundación ProFuturo. Incluso estaría totalmente recuperado de sus problemas cardiovasculares que le afectaron en verano de 2020.

Peaje de Pallete

Es por ello que muchos apuntan a que se ha tratado de una salida pactada y sin mucho ruido para que Alierta disfrute definitivamente de su jubilación y Pallete pueda actuar realmente con manos libres. Y dependiendo de la fuente a la que se pregunte, este pacto se ha sellado con mayor o menor agrado por parte del primero.

De todas maneras, la realidad indica que con la salida de Alierta, Pallete termina de facto con el viejo régimen, escapa de la alargada sombra de su antecesor y comienza a consolidar el terreno para acabar con las dos almas de Telefónica. Para nadie es un misterio que el actual presidente ejecutivo nunca estuvo cómodo con la presidencia de Alierta en la Fundación Telefónica, pero lo aceptó como parte del peaje que tuvo que pagar para sentarse en el principal sillón de la operadora.

También es verdad que Alierta fracasó en su intento de querer tutelar directamente a Pallete desde su despacho de Gran Vía, pero eso no impidió que durante estos seis años estuviese de manera omnipresente sobrevolando las grandes decisiones de Telefónica

Deuda y expansión

Pese a que en 2016 abdicó en favor de Pallete, todavía mantiene a día de hoy una red de cercanos, colaboradores y amigos dentro del propio Distrito T y su opinión es escuchada por altos directivos todavía en activo.

Difícilmente a estas alturas Alierta podría haber montado una rebelión contra Pallete ni menos haber teledirigido una eventual sustitución del presidente, pero no es menos cierto que ahora el actual CEO respira mucho más tranquilo teniendo alejado definitivamente de la primera línea.

Sin Alierta en Gran Vía se acaba el último resquicio del anterior régimen de Telefónica. Uno que apostó por ser protagonista de la política española, que colocaba a exministros en cargos de representación y que hizo el mayor esfuerzo inversor en la historia de la operadora. Un régimen que generó una deuda de 50.000 millones de euros, pero que posicionó a Telefónica como la mayor operadora de Latinoamérica y una de las más importantes del mundo. 

Mientras Alierta se encargó de expandir la influencia de Telefónica por todo el continente americano y parte de Europa, Pallete se ha centrado en intentar reducir deuda y redimensionar el perímetro de la compañía. Alierta convirtió a Telefónica en la mayor teleco de Latinoamérica y Pallete se ha encargado de buscar socios para deshacerse de estos activos. 

Cargos de Pallete

Alierta quiso ser el empresario más influyente en la política española de la mano del Consejo de la Competitividad, mientras que Pallete ha optado por un perfil más discreto apoyando al Presidente de Gobierno, pero sin intentar ser más importante que Pedro Sánchez.

Ahora toca unir las dos almas de Telefónica y convencer a todos los que dentro de la compañía todavía piensan que los tiempos pasados fueron mejores. Para ello, Pallete contará con un control total asumiendo por primera vez en una misma figura la gestión de la compañía, la representación institucional y el control de la Fundación.

Una apuesta arriesgada, en especial si consideramos que una de las históricas críticas que los analistas y bancos de inversión hacen a la gobernanza de Telefónica es precisamente la existencia de una presidencia ejecutiva que eclipsa el poder de gestión a un CEO independiente. 

Con esta decisión, Pallete lejos de dar pasos para una efectiva separación entre la gestión de la compañía y la representación, ha dado un paso más unificando todos los cargos de la importancia en su propia persona.

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