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Las deudas (de verdad) se tragan a empresas y particulares españoles 

El 28% de los españoles ha tenido que pedir dinero prestado o ha incrementado el límite de su tarjeta de crédito en los últimos meses

Las deudas (de verdad) se tragan a empresas y particulares españoles 

Varias personas caminan por delante de un cajero automático | Xavi Lopez (Europa Press)

La cosa está mal. Muy mal. Ya lo sabemos. Pero… ¿hasta qué punto? ¿De verdad se acerca algo realmente significativo? ¿Algo del estilo de lo que empezó en 2008? ¿Hemos estirado ya la cuerda todo lo que daba de sí? Para muchos, la palabra maldita, recesión, que ya planea por doquier, no termina de servir de referencia. Demasiado técnico. Baja el PIB, sí. ¿Y? ¿Cómo me afecta a mí eso? Probemos con palabra. Deuda. La deuda pública española está mal. Muy mal. Y peor que se puede poner. Pero… Otro pero: eso es cosa del Estado, ¿no? Así, a bote pronto, sí. Aunque al final el Estado lo pagamos todos, eso suena a frase hecha, lo de la deuda pública, la prima de riesgo y demás zarandajas no deja de sonar a jerga de economistas y políticos.

Bien, vayamos a algo más concreto: las insolvencias de las empresas españolas crecieron un 25,5% en junio. Sí, empresas como la que le tiene que pagar su sueldo, o su servicio si es autónomo. Pero vayamos aún más al fondo: el 21% de los españoles reconoce tener más deudas ahora que en cualquier otro momento. Este es su vecino, su cuñado… o usted. Pues eso. Nos acercamos a un precipicio. No es cuestión de darse al alarmismo, sino de estar preparado. Que no nos vendan motos como aquella «desaceleración acelerada» de Zapatero, por muy deseosos de comprarla que estemos.

Vayamos por partes. Solunion, la compañía de seguros de crédito, de caución y de servicios asociados a la gestión del riesgo comercial (les interesa de verdad el asunto de las deudas, créame) ha publicado su informe sobre insolvencias empresariales correspondiente al segundo semestre del año. Lo peor no son las cifras en sí mismas, sino la inercia: en enero se produjo un incremento del 11,7% respecto al mismo mes de 2021, luego los datos se estabilizaron en febrero, descendiendo incluso los meses de marzo, abril y mayo debido a las medidas de apoyo y la recuperación del sector servicios. Pero… en junio se produjo un incremento de un 25,46%.

«Tras el fin de la moratoria y la demora en la entrada en vigor de la Ley Concursal, nos encontramos ante un escenario con una fuerte aceleración de concursos, resultado del elevado número de empresas que han estado aguantando de manera artificial», explica indica Nieves Mendoza, directora de Siniestros y Recobro de Solunion España. Dicho en plata: los parches no funcionan para siempre, al contrario, empeoran la situación. ¿Cuánto hambre nos espera mañana si no dejamos de hacer chapuzas con el (poco) pan de hoy? Mendoza aporta una idea: «Resulta esencial esa entrada en vigor de la nueva Ley, que tiene como objetivo la anticipación; el fomento de los procesos de reestructuración temprana de empresas viables, evitando las declaraciones concursales, a fin de asegurar su continuidad, así como la flexibilización de la exoneración de las deudas a empresarios o personas físicas insolventes, favoreciendo la segunda oportunidad».  

La pandemia, condicionante

Maticemos. La pandemia obligó a las empresas a endeudarse, eso es innegable. En todo el planeta. La cuestión estriba en cuánto se puede estirar ese chicle una vez superada la crisis puntual sanitaria. La gestora de fondos Janus Henderson acaba de sacar la última edición de su Corporate Debt Index, un estudio sobre las tendencias del endeudamiento corporativo global. Sus conclusiones: «Empresas de todo el mundo se han embarcado en un proceso de reducción de deuda tras haber incrementado temporalmente el endeudamiento para hacer frente a la pandemia. Y en 2021-22 tenían una oportunidad de oro para empezar a sanear los balances. Los beneficios de explotación aumentaron un 51,4% hasta alcanzar la cifra récord de 3,36 billones de dólares, lo que supuso un enorme incremento de los flujos de caja que proporcionó capital más que suficiente para inversiones, dividendos, recompra de acciones y servicio y amortización de la deuda. Esto tuvo como resultado que el endeudamiento neto se redujera un 1,9% hasta los 8,15 billones de dólares en 2021-22, el primer descenso desde al menos 2014-15, cuando empezamos a recabar estos datos».

Buceamos, sin embargo, en el detalle del estudio y nos encontramos excepciones como… España: el endeudamiento de nuestras empresas subió un 3,5% a tipos de cambio constantes, «impulsado en particular por las adquisiciones realizadas por Cellnex y por la menor rentabilidad de la empresa de suministros públicos Endesa. Esto se vio compensado en parte por el robusto flujo de efectivo de Repsol. El gran número de empresas de suministros públicos presentes en el índice español tiene su reflejo en una ratio de deuda neta/fondos propios en conjunto muy elevada, del 102% en 2021-22, y en que los gastos por intereses se llevaron una buena parte de los ingresos de explotación (26%)». Oportunidad desaprovechada. Por lo menos, de momento.  

Aumentan las solicitudes de préstamos

Sigamos bajando a la vida real. Vamos ahora con las deudas caseras. Intrum, una compañía proveedora de servicios de gestión de crédito y activos, ha sacado esta semana su Informe Europeo de Pagos de Consumidores. Resulta que el 28% de los españoles encuestados ha tenido que pedir dinero prestado o ha incrementado el límite de su tarjeta de crédito al menos una vez en los últimos meses, por encima de la media europea (26%); los que peor están son los rumanos (40%), los griegos (36%) y los irlandeses (34%). 

«El fin de las restricciones, unido al fuerte aumento de la inflación y la ralentización en la evolución de los ingresos, están ocasionando que el consumo de los hogares se acerque cada vez más a los niveles prepandemia y que, por primera vez en tres años, la tasa de ahorro de los españoles se sitúe en negativo. En una época como verano, en la que previsiblemente el gasto familiar en ocio y viajes aumentará de manera considerable, estos factores podrían estar retrasando la estabilización económica de aquellas familias que todavía no se han recuperado del impacto de la crisis sanitaria, llegando, incluso, a asumir altos niveles de endeudamiento», explica el estudio. Ya sea por el aumento del gasto en bienes de consumo o por el crecimiento de los precios, el 21% de los españoles afirma tener más deudas ahora que nunca. 

Y no se trata de esa cierta tendencia nacional a la queja. La situación encaja con las cifras oficiales del Instituto Nacional de Estadística (INE), que muestran que el consumo de los hogares creció un 4,9% interanual en el primer trimestre, su mayor aumento desde el segundo trimestre de 2021, y las familias españolas situaron su tasa de ahorro durante los primeros meses del año en el -0,8% de su renta disponible, la primera tasa negativa desde el primer trimestre de 2019. Según Intrum, «ambos datos reflejan que una gran parte de la población española no pudo financiar con su ahorro la inversión que realizó. Un contexto que, de cara a estos meses de verano, podría agravarse por el incremento de los gastos que suponen las vacaciones y los planes extraordinarios que caracterizan a esta época». Más aún si tenemos en cuenta que «el 53% de la población española se muestra insatisfecha con la cantidad económica que consigue ahorrar mensualmente».

Cinco consejos para prevenir deudas

Los expertos de Intrum ofrecen cinco consejos para llegar a la cuesta de septiembre sin deudas adicionales.  Antes que nada, «establecer previamente un presupuesto». Después, recordar que el turismo de cercanía es «más asequible e igual de atractivo». Si, a pesar de todo, decide viajar al extranjero, «vigilar las comisiones en los cambios de moneda». En cualquier caso, «tratar de no excederse en las compras extra». Y, finalmente, «revisar el presupuesto tras la vuelta a casa». Suena todo bastante obvio. Puede ser… pero esta vez realmente se la puede estar jugando, créame. 

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