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Economía

Los exjefes de Bankia pierden peso en la nueva cúpula de Caixabank tras el fin de los despidos

Miembros de la extinta entidad representarán el 18,7% del Comité de Dirección del grupo tras los cambios, frente al 21,4% que venían ostentando

Los exjefes de Bankia pierden peso en la nueva cúpula de Caixabank tras el fin de los despidos

El presidente de Caixabank, José Ignacio Goirigolzarri, y su consejero delegado, Gonzalo Gortázar. | Caixabank

Los jefes de la extinta Bankia pierden peso en la nueva cúpula directiva de Caixabank tras haberse finalizado por completo el proceso de despidos y tras la destitución este martes del que ha sido hasta ahora el número tres de la entidad, Antonio Alcaraz. Con la reestructuración acometida ahora, la primera línea de mando del grupo integrado hace ya casi dos años contará apenas con tres de sus dieciséis miembros procedentes de la nacionalizada. Es decir, que estos apenas ocuparán el 18,7% del control de las diferentes áreas de la entidad, frente al 21,4% que retenían desde que se selló la fusión, en marzo de 2021. Desde entonces, estaban representados con tres de los catorce sillones de la alta dirección.

Esta disminución de poder viene dada por un aumento del comité gestor liderado por el consejero delegado, Gonzalo Górtazar, tras la salida de Alcaraz como máximo responsable del área de Negocio. Este departamento ha sido dividido en tres y las tres van a estar capitaneadas por ejecutivos provenientes de la antigua era Caixabank, que han sido ascendidos. Ninguna persona de Bankia ha sido premiada en la remodelación, reforzándose así el rodillo llevado a cabo por el banco catalán en la operación corporativa que dio lugar al conglomerado financiero que opera en España.

El objetivo de estos cambios, según la entidad, es adaptar la estructura para liderar la transformación digital del sector. Una adaptación que, según fuentes financieras consultadas por THE OBJECTIVE, Caixabank tiene que acelerar ya que ha estado muy centrada en los últimos años en culminar el proceso de integración y cerrar el Expediente de Regulación de Empleo para 6.452 trabajadores. Plan que le ha llevado a perder al menos 700.000 clientes.

En este nueva andadura, por ejemplo, no estará el que fuera responsable de Estrategia Digital de Bankia, Carlos Torres, que hace unas semanas abandonó Caixabank. Desde la fusión era director de Procesos, una división del área de Medios. Para desempeñar esta tarea, el consejo de administración ha confiado en Mariona Vicens, que estaba ligada a la casa desde 2012 y se suma ahora al Comité de Dirección.

El timón de la actividad ordinaria lo llevará a partir de ahora Jaume Masana, que de la misma manera ha venido ocupando funciones en Caixabank desde hace tiempo. Concretamente desde 2013, cuando fue absorbida Caixa Manresa. De igual forma, será un nuevo integrante de la alta dirección del grupo, como lo será Jordi Nicolau, que se pondrá frente del departamento de Pagos y Consumo.

Solla, Galarza y López permanecen en el equipo gestor de Caixabank

En la cúpula permanecerán los tres miembros que llegaron de Bankia. Estos son Eugenio Solla (Sostenibilidad); Manuel Galarza (Cumplimiento y Control); y David López (Recursos Humanos). Este último se incorporó en enero de 2022, pero su nombramiento fue pactado en el momento de la fusión. Además de estos, José Ignacio Goirigolzarri continúa como presidente con funciones limitadas y sin estar presente en el Comité de Dirección.

Todos los demás miembros del máximo órgano gestor de Caixabank, hasta completar los 16, ya estaban en la entidad catalana antes de la absorción de la nacionalizada. Un equipo que intentará cumplir los objetivos fijados en el plan estratégico lanzado la pasada primavera y que en esta tarea se han encontrado con un viento de cola mucho más favorable –una subida de los tipos de interés mayor a la prevista por la política monetaria del BCE y, por tanto, ingresos superiores-. Pero también con vientos de cara más intensos, como son una previsible recesión temporal y un aumento algo más significativo de los impagos.

Cualquier proceso de fusión genera tensiones y fricciones en el seno de las empresas y en el caso de Caixabank no ha sido una excepción. Pero en la operación, de acuerdo con las fuentes consultadas, han sido resueltas y han estado soterradas. Las luchas por el poder terminaron en su mayor parte en el momento de la negociación previa, por la que la mitad de la cúpula de Bankia decidió no pasar al grupo resultante y embarcarse en otros proyectos.

La marcha más sonada fue la de José Sevilla, quien fuera número dos y mano derecha de Goirigolzarri en la nacionalizada. También fue destacable el fichaje por el Sabadell del director financiero, Leopoldo Alvear. Otros, en cambio, decidieron seguir en puestos de menor categoría en Caixabank y hoy permanecen en sus cargos, a excepción de los tres que se sientan todavía en el Comité.

Caixabank puso fin definitivo a su ajuste de personal con las últimas salidas en diciembre, a las que se suma ahora la de Alcaraz. La inmensa mayoría de los recortes acordados con los sindicatos se ejecutaron antes del pasado verano, pero en los últimos meses se han materializado un centenar que quedaban pendientes.

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