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BBVA alerta de que España pierde inversión por el deterioro del Estado de derecho

Advierte de que solo en Chipre ha disminuido más el imperio de la ley, el control de la corrupción y la calidad regulatoria

BBVA alerta de que España pierde inversión por el deterioro del Estado de derecho

Sede de BBVA. | Europa Press

BBVA acaba de publicar un demoledor informe sobre la inversión en España y la situación con respecto a la Unión Europea. En dicho documento, al que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, el servicio de estudios del banco hace un profundo análisis de los motivos por los que nuestro país no atrae con la misma intensidad dinero para proyectos, y hace una serie de llamamientos para que puedan ser corregidos.

Una de las alertas más llamativas que hace BBVA Research es que España está a la cola en la calidad institucional, variable que mide el Estado de derecho. Un problema que se viene arrastrando desde hace tiempo y que se ha incentivado con los últimos años, con algunas de las decisiones adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez.

En concreto, la entidad que preside Carlos Torres asegura que atendiendo al indicador World Governance Indicators del Banco Mundial, «España es el segundo país de la UE donde más ha disminuido» dicha calidad entre 1996 y 2022. Este parámetro, añade, se construye a partir de cuatro categorías que, según BBVA, son la «regla o imperio de la ley, la efectividad del sector público, el control de la corrupción y el nivel regulatorio».

El informe añade que solo en Chipre ha descendido más y que Hungría está mejor, ya que ocupa el tercer lugar, completando el podio de países donde el comportamiento ha sido peor y, por tanto, han ahuyentado inversión. BBVA señala en este sentido que las sociedades que han incrementado en mayor medida sus niveles de renta per cápita y productividad lo han hecho «sobre la base de incentivar la inversión, mejorar su capital humano y la innovación, mediante la mejora de sus instituciones». «Todo ello contribuye a que sus economías atraigan o generen más capital físico, humano y tecnológico, y que se usen de una manera más eficiente, contribuyendo a alcanzar mayores niveles de productividad y PIB per cápita».

El servicio de estudios del banco alerta, además, que algunas decisiones adoptadas recientemente van en la dirección contraria. En concreto, indica que «la creación de impuestos sectoriales (sobre banca o energéticas) y su incertidumbre sobre otros sectores productivos, los cambios regulatorios en algunos sectores como el inmobiliario y de alquiler, la expectativa de subida de cotizaciones sociales por el desequilibrio de pensiones que los activa automáticamente si no hay otras medidas son ejemplos de iniciativas que no ayudan a potenciar la inversión y reducir la brecha que se ha abierto con la UE».

BBVA es contundente en sus afirmaciones en su análisis. Los últimos datos disponibles, señala en el informe, indican «que la inversión es el componente de la demanda agregada con una recuperación más lenta tras la crisis de la covid» y que «mientras el PIB del cuarto trimestre de 2023 se encontraba 2,9 puntos por encima de su nivel precrisis, la Formación Bruta de Capital Fijo está 5,1 puntos por debajo». «Esta caída del peso de la inversión sobre el PIB es de por sí preocupante, pero lo es aún más si tenemos en cuenta que no es ni un fenómeno reciente, ni una evolución compartida con los países de nuestro entorno. De hecho, se encuentra muy lejos de los niveles anteriores a la crisis financiera internacional y está más alejada de la tendencia creciente que se observa en el conjunto de la Unión Europea», agrega.

El banco ofrece números sobre este dispar comportamiento. La Formación Bruta de Capital Fijo (FBCF) trimestral por persona en edad de trabajar se situó en España en 2.217 euros en septiembre de 2023, un 5,3% menos que en 2001., mientras que en la UE alcanzó los 3.282 euros, un 35,6% más que a principios de siglo y un 48% más que en nuestro país.

«Esta caída de la inversión por persona es preocupante para las perspectivas de crecimiento a largo plazo», advierte BBVA, ya que supone una renuncia a consumir en el presente a cambio de aumentar la capacidad y generar mayores niveles de producción, productividad, renta, consumo y bienestar en el futuro. Y explica que aquellos países con políticas económicas que incentivan avances permanentes de la inversión privada experimentan mayores tasas de crecimiento y niveles de bienestar.

Otros datos vienen a confirmar la merma de inversión privada y extranjera en nuestro país por determinadas políticas llevadas a cabo en los últimos años por el Gobierno. Los extranjeros han reducido un 23% el dinero destinado a proyectos empresariales y particulares en los nueve primeros meses del ejercicio pasado.

Pese a todas estas alertas y el panorama tan negro que dibuja, BBVA intenta mostrarse optimista para que la situación se revierta. Para ello considera que España puede aprovechar oportunidades existentes para cambiar la tendencia con una mayor ambición en la formación, con una evaluación de las políticas de gasto con el fin de asegurar su eficiencia, y con un entorno económico que incentive inversión privada. Todo ello permitiría, a su juicio, «aumentar el crecimiento de la productividad y del empleo de calidad, y disponer de más recursos con los que mejorar el bienestar social».

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