THE OBJECTIVE
Economía

ContexTO: la gestión del agua, un desafío ante el riesgo de sequía

THE OBJECTIVE organiza un debate sobre los riesgos que enfrentan los diversos sectores económicos y cómo paliarlos

La sequía supone uno de los grandes retos a los que se enfrentan países como España con el cambio climático. Los modelos científicos no auguran un panorama alentador, sobre todo para algunos sectores económicos, como la agricultura, especialmente sensible a las restricciones.

Lo sufren actualmente los agricultores y ciudadanos de las cuencas del Guadalquivir o del Ter-Llobregat, en Cataluña. Estos últimos acumulan ya semanas en fase de emergencia por la que ha sido calificada como «la peor sequía de la historia».

Ante este escenario, THE OBJECTIVE ha organizado el debate ContexTO: la gestión del agua ante el desafío de la sequía. ¿Existe el riesgo de desertificación en España? En él, participan Alberto Garrido, director del Observatorio del Agua de la Fundación Botón; Luis del Rivero, expresidente de Sacyr; y Rafael Seiz, coordinador de la política de agua en WWF. Modera el debate Javier Leal, periodista de THE OBJECTIVE.

Los riesgos para la agricultura

Frente a escenarios catastrofistas, sobre todo, en sectores como la agricultura, Alberto Garrido, director del observatorio del agua de la Fundación Botín, apuesta por una visión más moderada y de gestión. Los modelos apuntan a que las cuencas hidrográficas en nuestra latitud podrán perder entre el 0,1% y el 0,6% de los recursos al año. «Si lo multiplicamos por 10 años, puede ser el 6%. En 20 años, el 12», compara.

De izquierda a derecha: Alberto Garrido, Rafael Seiz, Javier Leal y Luis del Rivero. | Víctor Ubiña

Sin embargo, a su juicio, la gran capacidad de almacenamiento es un factor que juega a favor de España. «Tenemos una gran capacidad de almacenamiento. Si no tuviéramos esa capacidad, tendríamos una quinta o una sexta parte del agua de la que podríamos disponer. Eso es un gran activo», ha defendido Garrido.

Para defender su postura, el director del observatorio del agua de la Fundación Botín ha puesto dos ejemplos, con la capacidad de las cuencas del Guadalquivir y del Ebro y cómo afecta a la agricultura la capacidad de poder embalsar agua.

«En las cuencas internas de Cataluña hay 30.000 hectáreas de riego. El problema de las cuencas internas de Cataluña es que no hay no hay agricultura de regadío. En el Guadalquivir, hay más de un millón de hectáreas de riego. Se riega de todo, el olivar, el algodón, los cereales. Gracias a que tenemos que tenemos un millón de hectáreas de riego y que es fácil reducir la oferta de agua, la cuenca del Guadalquivir es enormemente segura para el ciudadano, sobre todo con los planes de sequía».

El regadío, ¿un problema?

A juicio de Garrido, el regadío no supone un riesgo para el desabastecimiento siempre y cuando se dé una correcta planificación. «Nunca digo que el regadío agrega más riesgo. Si el regadío se gestiona bien y se reducen las ofertas anticipando el ciclo, cortándoles el agua antes», destaca.

«Hay que cortarle el agua a los regantes antes y con eso, es todo lo que consumen los ciudadanos en un año. La agricultura da mucha seguridad porque hay mucha capacidad de almacenamiento que se destina a los cultivos que producen riqueza. Hay que reducir esos aportes, está en la ley y nadie protesta por la aplicación de los recursos a donde es más necesario», argumenta.

Alberto Garrido (izquierda) y Rafael Seiz. | Víctor Ubiña

Por su parte, Rafael Seiz, coordinador de la política de agua en WWF, también señala la anticipación como el factor clave para prevenir las consecuencias más perversas de la sequía.

«Las sequías van a ser más frecuentes y más intensas por lo que dicen los estudios. Esto lo tenemos que integrar en la forma que calculamos los recursos que vamos a disponer. No pensar en volúmenes fijos sino en garantías, riesgos en cómo integrar esto en las decisiones que tomamos. Hay que distinguir claramente lo que son situaciones de escasez y de escenario de escasez coyuntural que pueden ser resueltos con distintas acciones puntuales, pero nunca coyunturales porque tenemos una enorme capacidad de regulación y de dar seguridad al sistema

Potenciar la competitividad

Luis del Rivero, excicepresidente de Sacyr, ha abogado por potenciar la economía al máximo, respetando la ecología. «Necesitamos una energía abundante y barata, que hará que seamos potentes y competitivos.

En su opinión, el sector agrícola es uno de los grandes damnificados por la sequía, pero no el único. «El sector turístico tiene unos ingresos de 110.000 millones de euros y necesita que haya agua. Tenemos que actuar como país. Tenemos que desarrollar la economía al máximo con los medios que tenemos por nuestra situación geoestratégica, de los embalses construidos, de la diferencia de cotas, de sol y de viento, siempre cuidando la ecología al máximo porque si no tenemos el país mas bonito, no van a venir a vernos», ha destacado.

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