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Sánchez descarta ya una remontada electoral del frente amplio de Díaz: «Están estancados»

Las encuestas de Moncloa admiten el desgaste del presidente español, pero los dirigentes del PSOE creen que el efecto Feijóo es «un espejismo»

Sánchez descarta ya una remontada electoral del frente amplio de Díaz: «Están estancados»

Pablo Iglesias realiza el traspaso de carteras ministeriales. | EP

El Gobierno admite que «hay desgaste» de Pedro Sánchez. No solo en las encuestas privadas sino también en las propias, donde el Ejecutivo acusa el golpe por «la coyuntura de la guerra» que ha mermado levemente la intención de voto del PSOE. Según adelantan fuentes gubernamentales a THE OBJECTIVE, el bajón que sufre el presidente del Gobierno es «relativo y puntual» y beneficia directamente al nuevo líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, aunque confían en que su llegada a Génova 13 no sea el motivo de un cambio de tendencia a largo plazo. 

Según las citadas fuentes, la crisis económica derivada de la guerra de Ucrania es la que ha provocado la rebaja de las expectativas electorales socialistas. «Las familias lo están pasando mal» por la subida de los precios, la gasolina y la reciente huelga de transportes. Y a ello se suma que «nuestro electorado no está movilizado y saben que no habrá adelanto electoral» porque, según confirmó este lunes el presidente del Gobierno en Antena 3, las elecciones generales serán en diciembre de 2023.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo.

Pese a todo, las encuestas de Moncloa están a años luz de los estudios demoscópicos privados en los que, de forma unánime, Feijóo ha alcanzado ya el terreno de Sánchez y, en la inmensa mayoría, ha tomado la primera posición. El Ejecutivo lo niega y sostiene que sus encuestas propias mantienen una distancia de 5 puntos de ventajas al PSOE sobre el PP, con un 29% frente a un 24% de intención de voto. «Es una medida fantástica partiendo de que no hay adelanto electoral» y, por lo tanto, queda margen de mejora de aquí a un año y medio. 

«No hay preocupación, hay ocupación», explican desde el Gobierno sobre el supuesto efecto Feijóo a quien definen como «un gallego perdido en Madrid» que «no va a poder separarse de la sombra de la Gürtel ni de la corrupción del PP del que él fue miembro». Sostienen que el supuesto ‘efecto Feijóo’ sólo existe en unas encuestas que «se han convertido en un producto de consumo»: ni influyen en el voto ni «lo predicen».  

EJECUTIVA EN FERRAZ
Reunión de la Ejecutiva del PSOE tras el 40 Congreso federal de Valencia

Los territorios confían en la remontada

Este desprecio demoscópico es suscrito a nivel territorial por varios de los barones consultados por THE OBJECTIVE. «El ‘efecto Feijóo’ es un espejismo, un efecto espasmódico que se produce siempre con los cambios de liderazgo en un partido, como ocurrió con Borrell en el 97 durante meses después de las primarias. O recientemente, con Pablo Casado, tras la victoria de Ayuso en mayo del año pasado. Todo es demasiado líquido», lamentan algunos presidentes socialistas.

Otro presidente autonómico socialista admite que «Feijóo es más sólido que Casado pero tiene muchas limitaciones» para frenar la fortaleza de Vox. Y sostiene que no habrá cambio si nada cambia: «lo importante es lo que haga y de ello dependerá un cambio en la tendencia de voto, no sólo en una supuesta apertura al centro». Y ahí apremia el PSOE con la renovación del Consejo General del Poder Judicial que el PP ha aparcado por la inminencia del adelanto electoral en Andalucía. 

Hay incertidumbre pero también confianza en una remontada que comience a activarse con la salida de la crisis económica y la tensión electoral que inicien los próximos comicios en el horizonte: andaluzas antes del verano y municipales y autonómicas en mayo de 2023. «La clave estará en la franja 18-35. Los jóvenes dirimirán el futuro, y esos votan mas en función de cómo esté la situación en ese momento», augura otro de los presidentes socialistas, poniendo el acento en el acierto del bono cultural y el bono para el alquiler de vivienda a los menores de 35 años. 

Yolanda Díaz sí preocupa 

Sin embargo, lo que diluye el optimismo y genera mayor inquietud en el palacio de La Moncloa son los pronósticos en relación a Yolanda Díaz, cuyo proceso de escucha se ha paralizado sin haber conseguido levantar un ápice la curva demoscópica de los morados. «Están estancados», dicen con pesar los miembros del Ejecutivo, viendo frustrada su operación de ensanchar el espacio progresista. El núcleo duro de Pedro Sánchez ya no confía en que la actual vicepresidenta segunda del Ejecutivo sea capaz de remontar la proyección de voto de la formación morada, que en 2015 se coronó con un 21% del electorado y más de cinco millones de votos. 

La vertiginosa curva decreciente de la formación liderada entonces por Pablo Iglesias no da pie a proyecciones optimistas tras los resultados de mayo de hace un año que provocaron el abandono de la política del entonces vicepresidente del Gobierno y líder de Podemos. En las encuestas gubernamentales, Podemos sigue estancado entre el 10% y el 12% en intención de voto, al igual que en otros estudios privados, y no hay visos de que Díaz encuentre el revulsivo necesario para movilizar el espacio a la izquierda de los socialistas. 

Única esperanza: movilizar al PSOE

En el PSOE confían en que la tensión electoral de aquí a diciembre de 2023 movilice al votante progresista y consiga sacar de la abstención al electorado más desencantado. Aunque sus esperanzas ahora están puestas en reflotar al PSOE y volver a los espectaculares resultados del bipartidismo en vez de ‘repartirse’ el trabajo ensanchando el espacio de izquierdas y movilizando al votante de la izquierda abstencionista más tradicional.

Las perspectivas son poco halagüeñas hasta para la conformación del frente amplio de Díaz, habida cuenta de que Podemos ha convocado primarias en Andalucía mientras se sigue negociando una candidatura de unidad de la izquierda alternativa que podría frustrarse por las presiones de Más País. 

Los socialistas confían en su propia fortaleza y «conseguir rentabilizar y capitalizar los frutos de la salida de la crisis económica y de cuatro años de gestión de izquierdas» que fechan para el final de la legislatura coincidiendo con el término de la presidencia española de la UE para el segundo semestre del año. «La gente premiará gestión y para entonces habremos conseguidos rebajar un 50% la factura de la luz», prometen en Moncloa. 

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