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El PSOE prevé un «pico abstencionista» en la izquierda y más fuga de voto al PP tras el debate

Nadie esperaba que el cara a cara televisivo se convirtiera en «un bochorno», como admiten en privado en Ferraz

El PSOE prevé un «pico abstencionista» en la izquierda y más fuga de voto al PP tras el debate

Pedro Sánchez. | Europa Press

Era el blanco en la diana de Moncloa. Lejos de ensañarse con Alberto Núñez Feijóo, de airear su sobresueldo o sus fotos con el narco marcial Dorado, se pretendía mostrar perfil institucional y presidencial. Sosiego, moderación y serenidad como arma para recuperar el caudal de voto perdido en favor del PP, que afecta a una décima parte de sus votantes. Según fuentes de Moncloa consultadas por THE OBJECTIVE, la estrategia tenía el objetivo de recortar a la mitad la fuga de voto del PSOE a la formación conservadora. En la meta de Pedro Sánchez figuraba un número: lanzarse al 4,5% del votante socialista de 2019 que ahora manifiesta su voluntad de votar a Feijóo el 23-J. Era «factible», según el Gobierno, a tenor de la «remontada» que ha experimentado el PSOE en las últimas semanas.

«Estábamos muertos el 29-M», admiten a toro pasado, «pero está habiendo mucho movimiento de voto. Claro que podemos reducir a la mitad el voto que se nos ha ido: del 9% al 4,5%. Si continuamos con esta tendencia de crecimiento, podemos hasta ganar». La afirmación de fuentes monclovitas horas antes del debate electoral es representativa del sentimiento de euforia que recorría el PSOE desde antes del inicio de la campaña electoral. Un estado de ánimo real, no impostado, que se sustentaba en la recuperación de cuatro puntos desde el día después de la hecatombe del 28-M hasta ahora. 

Los datos internos del PSOE coinciden con los de empresas demoscópicas consultadas por este periódico que explican la «remontada desde la tumba» del PSOE. «El 29 de mayo, se hundieron hasta el 24% y ahora han recuperado su espacio natural, en el entorno del 28% de voto», explican desde el sector. La ‘cara b’ de esta tendencia alcista es la fuga de voto al PP, que asciende a alrededor de un millón de votos. Hasta el CIS admitió la semana pasada que esta fuga de votos es del 9,1%, en línea con lo que han pronosticado las casas de sondeos privadas y situándose en «la mayor cifra de la serie histórica del CIS, que se situaba en el 8%». Los expertos demoscópicos dan la bienvenida a la rectificación del director del CIS, José Félix Tezanos, pero sostienen que se trata de «un voto consolidado» y «difícilmente recuperable», que además se complementa con la alta desmovilización del votante progresista en el que se ubica el PSOE, todavía instalado en el millón y medio de votantes.

Temor a un aumento de la fuga de voto al PP

La idea de Moncloa era matar dos pájaros de un tiro: recuperar parte del voto perdido en favor del PP y movilizar a los que todavía están en casa, bien por su intención de no votar el 23-J, bien por estar en disputa con Yolanda Díaz, en la frontera izquierda del PSOE con Sumar. Pero la operación se fue al traste el lunes por la noche en prime time. Fuentes socialistas admiten ahora que las previsiones han cambiado y lo que auguran ahora tendrá también un doble efecto pero demoledor. De un lado, el desánimo derivado del debate electoral de Sánchez y Feijóo anticipa un «pico abstencionista» en la izquierda, especialmente la socialista, que no logrará sacar de casa al votante desencantado. Del otro, el PSOE teme que pudiera incluso elevarse la fuga de voto al PP. 

El consenso demoscópico apunta a que «se ha frenado ya el movimiento entre bloques y sólo hay trasvase intra bloques». Es decir, que el PSOE podría dejarse más votos en favor de Sumar que del PP en los próximos días, cuando los trackings electorales recojan los efectos del debate. Pero nadie esperaba que el cara a cara televisivo, el medio en el que el líder socialista se mueve con pez en el agua, se convirtiera en «un bochorno», como admiten en privado en los dominios de Ferraz. Ya no se descarta nada y los pronósticos han mermado, en consonancia con los ánimos, hasta la frontera de los 100 escaños. 

El ‘wassapeo’ para insuflar moral al partido

«Si esto sucede, habrá guerra civil el 24. Si sacamos 110, salvamos los muebles». Es el comentario generalizado en el partido, el que se reconoce en las conversaciones cara a cara y no se deja constancia en los chats del PSOE, donde hay que guardar las formas y reconocer que «Sánchez estuvo mal» cuando «en realidad estuvo fatal». El PSOE da la batalla ahora en esos grupos internos, wassapeando mensajes de moral de puertas para adentro para levantar el ánimo interno. 

«Hay partido. Todavía hay posibilidad de subir», transmite la dirección federal. Pero ya nadie habla de sumar. El factor disuasorio para el optimismo son los rictus. Todos hablan hoy de «las caras de Santos Cerdán», el secretario de Organización, en el acto en Ferraz tras el debate, o las del resto de acompañantes de Sánchez a Atresmedia que intentaron «disimular» sobre el fracaso del presidente en el debate. Y sólo unos pocos se atreven a verbalizar a los culpables de la estrategia, si es que la hubo: el jefe de gabinete del presidente, Óscar López, su ‘preparador’ del debate y quien le asistió en las pausas entre bloques, su ex número dos en Moncloa, Antonio Hernando; y, sobre todo, los ‘Migueles’: Miguel Barroso y Miguel Contreras, sus consejeros áulicos externos, con quienes consulta cada paso de la estrategia gubernamental. Nadie es infalible y todos han empezado ya a ser criticables. 

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