Albares sorprende con la elección de Enrique Ojeda como nuevo embajador en Marruecos

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, ha sorprendido con la elección del diplomático Enrique Ojeda como próximo embajador en Marruecos en sustitución de Ricardo Díez-Hochleitner, quien lleva ocho años y medio en su destino de Rabat, ya que había otros candidatos mejor posicionados en las quinielas como María Lledó, Ricardo Martínez o Ángel Ucelay.

Según la web especializada The Diplomat in Spain, el Gobierno ha enviado a Marruecos la petición del plácet para este experimentado diplomático que nunca ha estado destinado en la región del Magreb, aunque fue secretario general de Acción Exterior de la Junta de Andalucía entre 2008 y 2009, donde tuvo mucho trato con Marruecos. También fue director general de Cooperación Autonómica en el Ministerio de Política Territorial desde 2009 a 2011, así que es un diplomático próximo al PSOE.

THE OBJECTIVE supo por fuentes diplomáticas que Díez-Hochleitner ha estado comunicando a sus compañeros del ministerio su inminente salida de Rabat durante los dos días -los pasados miércoles y jueves- que ha durado la VIII Conferencia de Embajadores. En la citada reunión sorprendió la presencia de Ojeda, pues en la actualidad dirige la Casa América pero no es embajador, y se le pudo ver conversando con Díez-Hochleitner en varios momentos. El primero tiene casi 30 años de carrera diplomática, dedicada en su casi totalidad a Iberoamérica. Ha sido embajador en Chile, Bolivia y El Salvador, y previamente estuvo destinado en las embajadas de Guatemala y la mencionada Bolivia, así como en el consulado en Nueva York (EEUU).

El próximo embajador en Marruecos, uno de los puestos más sensibles para la diplomacia española, cuenta también con experiencia en gestión cultural, habiendo dirigido durante cinco años la Fundación Tres Culturas, una de las principales instituciones dedicadas al diálogo intercultural en España y desde la cual pudo seguir la realidad del país vecino.

El interés de Albares por encontrar a un diplomático para este delicado puesto contrasta, según las citadas fuentes, con el aterrizaje en el ministerio de dirigentes del PSOE y la elección de exministros socialistas para ocupar importantes embajadas como la ONU o Unesco. Entre algunos diplomáticos de Exteriores había cundido la preocupación de que el ministro se decantase por otro embajador político para Rabat, pero finalmente no será así, tal y como adelantó este medio.

Albares mantuvo a Díaz-Hochleinter tras su confirmación como ministro. La situación era atípica pues este veterano diplomático, quien durante muchos años fue el número dos de la Casa de Su Majestad el Rey, alcanzó el pasado 30 de junio los 70 años, la edad de jubilación que tienen los miembros de la carrera diplomática en su condición de funcionarios y que conlleva su cese automático en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Sin embargo, el Ejecutivo de Pedro Sánchez se encontraba en funciones en aquel momento y le mantuvo en el puesto, al no poder nombrar un sustituto en un puesto tan delicado como es Rabat.

Su caso no era el único. En el Congo y Etiopía ocurrió lo mismo con los embajadores Carlos Robles y Manuel Salazar, quienes también llegaron a los 70 años con el Gobierno en funciones. Pero ambos fueron relevados en noviembre en sus respectivos puestos… sin que Díaz-Hochleitner apareciese en la referencia del Consejo de Ministros.

El Ejecutivo ya decidió hace un año extender su mandato con el fin de afianzar la nueva etapa en las relaciones bilaterales tras el final de la crisis. El embajador fue nombrado para este puesto en mayo de 2015 por el entonces Gobierno de Mariano Rajoy. Normalmente, los diplomáticos están una media de cuatro años al frente de una embajada, así que en Exteriores se daba como posible su relevo en el segundo semestre de 2020, pero la posterior crisis entre ambos países desaconsejó por completo su salida de Rabat a instancias del ministro Albares.

El hecho de que un embajador continúe en el puesto más allá de los 70 años con el Gobierno en plenas funciones tiene escasísimas excepciones. La última de ellas se produjo con Carlos Bastarreche al frente de la embajada en el Reino Unido. El Gobierno mantuvo al embajador dos meses adicionales en Londres hasta que pasó el Brexit.

Arancha González Laya fue la primera en prorrogar el mandato del embajador Díez-Hochleitner a mediados de 2020, en un momento de fuerte presión migratoria desde las costas marroquíes. Además, el contencioso del Sáhara había entrado en un nuevo escenario, tras la denuncia por parte del Frente Polisario del fin del alto el fuego con Marruecos a raíz de un incidente en el paso fronterizo de Guerguerat.

Un nombramiento que pasa por la Zarzuela

Sánchez buscó en aquel momento un complejo equilibrio diplomático con Marruecos, en un momento en el que se había topado con la reivindicación de su socio de coalición, Pablo Iglesias. El entonces líder de Podemos reclamó un referéndum de autodeterminación para la excolonia española que incomodó a Rabat.

Una posición que también defendió históricamente el PSOE y que está recogida en las resoluciones de Naciones Unidas tras el complejo proceso de descolonización de este territorio a mediados de los setenta, aunque la posición de los socialistas evolucionó en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero y cristalizó en el apoyo firme al plan de autonomía marroquí por parte de Sánchez en marzo de 2022 para poner fin a la crisis diplomática con el Reino alauí, que había empezado en abril de 2021 a raíz del caso Ghali. 

La embajada en Marruecos es un puesto sumamente sensible para la diplomacia española. Por eso, la elección de un nuevo representante en Rabat recae en última instancia en el propio presidente del Gobierno. Además, el nombramiento se suele comunicar con carácter previo a La Zarzuela por los vínculos históricos entre ambas familias reales.