Así se salvó el acusado de allanar una casa para usar el baño: «Pensaba que tenía permiso»

Irrumpió en una casa aprovechando que la puerta estaba abierta. Entró al baño, hizo sus necesidades fisiológicas y se duchó. La Audiencia Provincial de Málaga ha absuelto a un turista británico acusado de allanamiento de morada porque este pensaba que había obtenido el consentimiento de la propietaria. Una interpretación que pudo ser fruto de su desconocimiento del idioma. La sentencia, a la que ha tenido acceso THE OBJECTIVE, alude a la «imperiosa necesidad» que acuciaba al hombre, de 51 años. El fallo puede aún ser recurrido ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA).

Los hechos tuvieron lugar en octubre de 2021, cuando el acusado, sin antecedentes penales, caminaba de madrugada con unos amigos por la calle Beatas, en pleno centro de Málaga. El hombre sintió una urgente necesidad de defecar y observó que una mujer salía de su casa. Tras mediar unas pocas palabras se introdujo en la vivienda sin permiso, aunque con la creencia de que había sido autorizado.

Tras registrar varios armarios de la entrada en busca de ropa para cambiarse, el acusado se pasó al cuarto de baño, utilizó el inodoro y se duchó. La Policía Local le sorprendió mientras se estaba aseando. La patrulla llegó a la vivienda alertada por la dueña del inmueble, que se había asustado con lo ocurrido.

«Un malentendido»

La Fiscalía solicitaba un año de prisión, inhabilitación para el sufragio pasivo durante el tiempo de condena e indemnizar a la perjudicada con 500 euros por los daños morales causados. La víctima demandaba 5.000 euros mientras que la defensa pedía la libre absolución. El ciudadano británico estaba acusado de cometer un delito de allanamiento de morada establecido en el artículo 202 del Código Penal.

El juicio se celebró durante tres días a principios de julio. Además del acusado y la propietaria de la casa, declararon varios testigos y un perito. Un jurado popular resolvió por siete votos contra dos que el acusado no era culpable. Sus miembros determinaron que, según el testimonio de las partes, existió «un malentendido» debido a un problema de comunicación, ya que no hablan el mismo idioma.

Los miembros del jurado sostienen que el acusado pidió permiso en inglés para usar el baño, ya que se encontraba en una necesidad fisiológica urgente, y que la propietaria de la vivienda respondió en sentido afirmativo «señalando hacia la puerta de su casa, que se encontraba abierta e iluminada (…) sin saber realmente lo que le estaba preguntando».

El acta del jurado insiste en que «nadie se opuso a que el acusado entrara ni al edificio ni a la vivienda, que habría sido lo normal en caso de que no hubiera obtenido la autorización». Según su testimonio, el ciudadano británico fue directamente al baño, no cerró la puerta de la vivienda, sino que la dejó abierta, «como lo había encontrado», y no accedió a otras dependencias de la vivienda. «Si abrió los muebles del cuarto de baño fue por intentar de alguna forma limpiar lo que había ensuciado».

Hacer las necesidades en la calle

El Ministerio Fiscal apuntó que el hombre podría haber realizado sus necesidades en la calle, algo que no hizo «por decoro», ya que «a cualquier persona le resultaría bochornoso, por lo que es compresible tomar la única opción que vio viable y próxima en ese momento: preguntar a la mujer que se encontró en el portal si podía usar su baño». Además, según el testimonio de los agentes, se mostró colaborativo y no opuso resistencia.

Sobre la posibilidad de que acudiera a su hotel o a algún establecimiento público, el jurado sostiene que ante una necesidad imperiosa y urgente «es difícil dar siquiera unos pocos pasos, mucho menos recorrer 300 metros hasta el hotel. Además, a esas horas de la madrugada no hay establecimientos abiertos». El acusado era un turista que había llegado desde Manchester a disfrutar de unos días de descanso en la capital de la Costa del Sol.