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Carrefour se enfrenta a una demanda colectiva de franquiciados por «estafa» en sus contratos

Afectados por «las condiciones abusivas» que impone la multinacional crean una plataforma para defender sus intereses

Carrefour se enfrenta a una demanda colectiva de franquiciados por «estafa» en sus contratos

Un trabajador arrastra carritos en un Carrefour. | Budrul Chukrut (Zuma Press)

Una treintena de franquiciados de Carrefour han decidido plantarse. Van a agruparse en una plataforma para quejarse de las condiciones abusivas que, aseguran, les imponen los contratos de la multinacional. A ellos pueden unirse otro centenar de afectados de toda España. Se quejan de que el negocio no alcanza la rentabilidad prometida, que pierden dinero y que la marca no cumple con su parte del trato. Consideran que la oferta inicial resultó «una estafa» y estudian presentar una demanda conjunta. Algunos de ellos ya lo han hecho de forma individual.

Desde Carrefour han declinado hacer declaraciones a THE OBJECTIVE. Las reclamaciones de los franquiciados se suceden por todo el país. Andrea García, de García-Lázaro Abogados, lleva cuatro de ellas. No obstante, la letrada descarta una demanda conjunta porque cada perjudicado tiene unas circunstancias concretas y esa fórmula «no suele ser efectiva».

García solicita en sus querellas diferentes indemnizaciones para sus clientes. Sostiene que cada vez son más los damnificados que desean interponer una denuncia, pero que no pueden hacerlo porque «están tan endeudados que no pueden asumir los gastos» que genera la demanda. Es el caso de Javier Martín, que gestiona una franquicia en Madrid desde hace seis años. En ese tiempo ha acumulado 109.000 euros en pérdidas.

Las previsiones de Carrefour

«Continúo adelante a base de préstamos. También debo mucho dinero a mi familia. La situación me ha generado una cardiopatía», se sincera Martín. Explica que llegó por casualidad a Carrefour. Vendió una vivienda en condiciones muy ventajosas, compró otra y, con el dinero que le sobró, se embarcó en el proyecto de una franquicia. Le prometieron un plan de negocio muy atractivo, pero confirma que nunca se cumplió.

Desde que abrió su local, Martín debería haber facturado dos millones de euros más según las previsiones de la multinacional. Cerrar sería perderlo todo, por eso hace poco decidió renovar la concesión por otros cuatro años. «Debía a Carrefour 60.000 euros, pero me hicieron una quita de 40.000. El resto del dinero lo tuve que refinanciar», se lamenta. Por desgracia, la situación no ha cambiado.

«La culpa siempre es del franquiciado. Carrefour hace informes constantes sobre el mal funcionamiento del local. Cuando hablas con otros afectados te das cuenta de que te han engañado», reconoce este empresario con siete trabajadores a su cargo. Hasta en eso denuncia haber sido estafado. El plan de negocio establecía dos empleados menos, pero con esas condiciones «no se puede abrir las horas ni los días que exigen».

Martín reconoce que a día de hoy solo le queda cerrar y perderlo todo o «darle una oportunidad y exigir responsabilidades». Lleva meses dándole vueltas a la posibilidad de demandar a la multinacional, pero prefiere estar arropado. Cree que la plataforma que se va a constituir le abre esa puerta porque a título individual «es muy difícil luchar contra ellos». Algunos lo han hecho porque no podían mantener más tiempo abierto el local con las «condiciones inasumibles» que firmaron.

«Una banda organizada»

Una batalla común para decenas de franquiciados. Otro damnificado, Miguel Martín, ha contactado con una treintena, todos de la zona centro de la península, para actuar. La idea de crear una plataforma de afectados fue suya. Él cuenta con 10 franquicias de Carrefour en diversos puntos de España, aunque afirma que no deja de perder dinero. «¿Cómo es posible que ellos ganen y yo no?», se pregunta.

«Son una banda organizada. Su plan de negocio, en el mejor de los casos, funciona el 20% de las ocasiones. Luego hay otro porcentaje, en torno al 40%, que ganan una pequeña cantidad de dinero, pero no es suficiente. El resto, pierde», se queja. Este empresario manchego entiende que el plan de negocio de una empresa no se cumpla en su totalidad, pero que el 80% de los establecimientos estén por debajo de las previsiones supone «una estafa en toda regla».

El promotor de la plataforma explica que el perfil del inversor es el de una persona con ahorros, en muchos casos emigrante, al que Carrefour «omite información». E insiste: «Los contratos de franquicias son abusivos. Vamos a luchar porque los responsables subsidiarios de las pérdidas sean ellos. El personal no tiene culpa de nada y cuando los locales cierran se quedan en el limbo, no cobran y tienen que acudir al Fogasa (Fondo de Garantía Salarial), por lo que pagan todos los españoles».

Martín reconoce que el camino no será fácil porque Carrefour cuenta «con buenos abogados, dinero y tiempo» para contrarrestar los litigios. Relata que hace apenas dos meses ya se archivó «por falta de pruebas» un caso por vía penal. El matrimonio afectado ha tenido que mudarse en varias ocasiones, la última a Castellón, «para evitar la ruina». Otro juzgado ha fallado recientemente que un empresario sevillano pague 500.000 euros en concepto de indemnización por incumplir una cláusula del contrato.

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