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3 cosas que probablemente haces que molestan (mucho) a tu perro

Algunos de nuestros comportamientos pueden confundir a tu perro o hacerlo sentir incómodo. Te contamos tres cosas que les resultan súper molestas.

3 cosas que probablemente haces que molestan (mucho) a tu perro

En términos afectivos, cuando se habla de perros, el concepto mascota ya no tiene mucho sentido. Más que un animal de compañía, es un miembro más de la familia. Nos cuidan, nos ayudan y se esfuerzan por comunicarse con nosotros. Pueden leer nuestra expresiones faciales e incluso desarrollaron un músculo especial en la cara para provocar una respuesta emocional en los humanos

El cariño y el respeto, por lo general, es mutuo. Hay muchos abandonos, sí. Demasiados. Pero también hay mucha gente trabajando en España por el bienestar animal. Y son muchos los que se desviven por demostrar su amor a sus compañeros caninos. Desafortunadamente, por buenas que sean nuestras intenciones, no todo lo que hacemos es bien recibido por ellos. Algunos de nuestros comportamientos pueden confundirlos o hacerlos sentir incómodos. Por ejemplo, estas 3 cosas que probablemente haces y que molestan (mucho) a tu perro

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FOTO: Joao Victor Xavier | Unsplash.

Lo abrazas

Cada perro es un mundo. Pero en términos generales, a los perros no les gusta que los abracen. Lejos de ser una una forma de demostrar cariño, para ellos colocar una pata o presionar el cuerpo contra la espalda del otro, es, de hecho, una amenaza. Y como tal, lo hace sentir realmente incómodo. Si prestas atención, encontrarás señales de estrés en su expresión corporal: orejas hacia abajo, ojos entrecerrados, hocico hacia arriba, etc. y notarás que intenta apartarse.

Como explica el Dr. Stanley Coren, experto canino y profesor de psicología de la Universidad de Columbia Británica, Canadá, en un artículo publicado en la revista Psychology Today, los perros “están diseñados para correr rápidamente. Eso implica que, en momentos de estrés o amenaza, la primera línea de defensa que usa un perro no son sus dientes, sino su capacidad para huir. Los conductistas creen que privar a un perro de ese curso de acción inmovilizándolo con un abrazo puede aumentar su nivel de estrés y, si la ansiedad del perro se vuelve significativamente intensa, puede morder”. 

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FOTO: Silvana Carlos | Unsplash.

No lo dejas olfatear en la calle

El paseo diario es fundamental para la salud física y mental del perro. Y, por su seguridad, es importante que sepa bien cómo pasear con correa. Especialmente si vive en la ciudad. La clave, como casi siempre, está en los humanos. Sacar a un perro cinco minutos a que haga pis en la calle no es salir a pasear. Salir 20 minutos, pero estar todo el rato tirando de la correa y apurando el paso, tampoco. 

El paseo debe ser siempre un momento divertido y agradable. Es la oportunidad perfecta para estrechar lazos con nuestro mejor amigo. Pero la realidad es que no siempre apetece. A veces, después de un largo día de trabajo, el paseo se convierte en una tarea más. Tenemos ganas de volver a casa lo antes posible y el perro, en vez caminar y hacer ejercicio, se detiene cada 30 centímetros a olerlo todo. En ese momento, entre el clima y el cansancio, es fácil olvidar que para ellos es, posiblemente, el momento más destacado del día. Sabemos que los perros experimentan el mundo a través del olfato y que gracias a él pueden hacer cosas asombrosas como detectar el cáncer de pulmón. Cuando se detiene en una esquina o en un árbol, no está perdiendo tiempo, está interpretando su entorno. Para él, es cuestión de supervivencia.

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FOTO: Autri Taheri | Unsplash.

Lo bañas con demasiada frecuencia

Hay perros que aman la hora del baño, sí. Pero, honestamente, son la excepción. A la inmensa mayoría les resulta molesto y estresante. De ahí que intenten evitarlo a toda costa. Y aunque es cierto que, siguiendo algunos consejos, podemos lograr que la situación sea un poco más amena para ellos, no es menos cierto que, como dijo Franklin P. Jones, “cualquiera que no sepa qué sabor tiene el jabón, jamás ha bañado a un perro”. Lo hacemos porque pensamos que lo necesitan, que es lo mejor para ellos y así es, solo que no tan frecuentemente como pensamos.

No exixste una fórmula mágica. La frecuencia con la que se debe bañar a un perro depende de factores como la raza, el estilo de vida, el tipo de piel y la salud de su pelaje. Para saber si con nuestro perro es necesario establecer o no una frecuencia, por razones médicas, por ejemplo, lo mejor es consultar siempre con un veterinario y, por supuesto, usar el sentido común. Si el perro huele mal o se ha ensuciado con algo durante el paseo, es irrelevante cuándo fue el baño anterior. Es hora de bañarse y punto. En términos generales, la única razón para bañar a un perro sano es que esté sucio. Pero bañarlo porque sí, porque han pasado tres semanas desde el último baño o porque nos dieron cita en la peluquería la última vez que fuimos, lejos de beneficiarlo le genera un estrés innecesario y afecta de manera negativa la salud del pelaje.

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