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Reivindicación de la sangría

Son hoy muchos los rivales de la sangría, no sólo ese impostor, el tinto de verano: con las bebidas gaseosas hoy disponibles y algún alcohol se pueden hacer mil cosas

Reivindicación de la sangría

Hace 60 años los mejores productos españoles eran desconocidos en el extranjero -tiempos en que aún se prohibía importar nuestro jamón ibérico en muchos países por culpa de una ya antigua epidemia de peste porcina-, pero en Estados Unidos se ponía brevemente de moda una bebida, la sangría ya embotellada, con marcas como Madría Madría Sangría o Sant’Gría.

Es curioso: ahora que tantos productos, platos y bebidas españoles han ganado fama universal, la veraniega sangría nos parece muy postergada en su propia patria. Hace tiempo que una versión fácil pero sin gracia, el tinto de verano, la ha arrinconado, y naturalmente también viene ya embotellado.

Ahora que nos ha llegado un verano cálido y temprano, se pone uno a echar de menos una buena sangría, a recordar aquellos tiempos en que para impresionar a la pareja en una cena al aire libre en un restaurante elegante se pedía «una sangría de rioja», o de la especialidad en la piscina de la hoy desaparecida Ciudad Deportiva del Real Madrid: la sangría de sidra.

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Foto: Luis González Sosa | Unsplash.

Una sangría tiene su gracia si se compone de tinto joven (el olor a roble no le viene bien), algo de gaseosa, azúcar o almíbar, rodajas de naranja y limón, todo ello macerado junto durante un par de horas, y luego servido en jarra de cristal con cubitos de hielo. A nosotros siempre nos ha parecido, además, que un par de otras frutas cortadas en cuadraditos mejoraban el conjunto durante la maceración, y además se podían comer, empapadas en el rico líquido alcohólico, al final. Hay varias opciones, pero dos nos parecen superiores a todas: melocotones y peras.

Nos hizo gracia cuando empezamos a ir con frecuencia a la Mancha conquense que allí a nuestra sangría la llamaban ‘zurra’ o ‘zurracapote’. Al cabo de los años descubrimos que en la legislación de la Unión Europea se diferenciaba entre una sangría y una zurra: ésta viene reforzada con algunos chorros de algún alcohol más potente, como brandy o vermut. Y, claro, no hace falta aclararlo: en Cuenca siempre se toma así reforzada, convertida en un auténtico cóctel, y por eso es una ‘zurra’ con todas las de la ley.

Son hoy muchos los rivales de la sangría, no sólo ese impostor, el tinto de verano: con las bebidas gaseosas hoy disponibles y algún alcohol se pueden hacer mil cosas. Y preferimos no entrar en algo que nos parece un espanto, pero que desde hace tiempo a los jóvenes vascos les encanta, el calimocho (o kalimotxo, por eso de la cosa autóctona) de vino tinto y Coca-Cola. Por ahí sí que no pasamos.

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