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Aprendizaje en tiempo récord y ayuda psicológica: así es la nueva vida de los afganos en España

Raquel Santos, coordinadora de Inclusión de CEAR, nos explica cuál es la situación de estas personas ahora y cuál será el proceso que seguirán en los próximos meses

Aprendizaje en tiempo récord y ayuda psicológica: así es la nueva vida de los afganos en España

JAVIER BARBANCHO | Reuters

Un día llegas a tu casa y te enteras de que si te quedas, estás en peligro. Coges una mochila, la llenas con cuatro cosas, subes con tus hijos a un coche o a un autobús y pones rumbo a un aeropuerto sumido en el caos, sin tener muy claro si conseguirás escapar de allí. Al final lo consigues, te hacen hueco en un avión lleno hasta los topes y pones rumbo a una nueva vida que no has elegido. Finalmente, aterrizas en un lugar extraño, que será tu casa durante al menos unos meses, quién sabe si para toda la vida.

Esa parte de la historia de los afganos que tuvieron que huir del país tras la toma de Kabul por los talibanes es la que todos hemos leído ya decenas de veces en las últimas semanas. Sin embargo, poco sabemos de lo que están pasando ahora, una vez que han aterrizado en España, y menos aún de lo que les espera después.

Hablamos con Raquel Santos, coordinadora de Inclusión de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), una de las entidades encargadas de la acogida de las más de 2.000 personas que España logró evacuar de Afganistán. Nos explica cuál es la situación de estas personas ahora y cuál será el proceso que seguirán en los próximos meses.

El centro de acogida

Una vez que salieron del campamento provisional de la base aérea de Torrejón de Ardoz, estas personas fueron trasladadas a diferentes centros de acogida de las entidades que forman parte del sistema de asilo, donde se han distribuido «intentando atender a las reunificaciones familiares, mantener en todo momento la unidad de todos los grupos familiares», explica Santos.

En estos centros, los solicitantes de asilo tienen cubiertas todas sus necesidades básicas, y las primeras semanas «van a tener sobre todo un proceso de ubicación, recolocación y también de descanso, porque todo este proceso, aunque ha sido muy rápido en tiempo, genera muchísimo agotamiento físico y mental».

En estos centros de acogida estarán hasta que se resuelva su solicitud de protección internacional, algo que no tiene un tiempo determinado. «Es cierto que se ha reducido durante los últimos meses el tiempo que estaban tardando, que efectivamente podían ser años, se ha bajado un poquito el tiempo de resoluciones, pero bueno, en cualquier caso sí que estaríamos hablando de entre seis y nueve meses», calcula Santos. «Lo que tampoco sabemos es cómo se les irá a resolver a nivel jurídico, si con un estatuto de refugiado o con otro tipo de protección subsidiaria, otro tipo de protección internacional», añade.

Durante el tiempo que estén en el centro de acogida, a estas personas se les suministra todo lo necesario para tener cubiertas sus necesidades básicas, como artículos de higiene, alimentación, ropa, acceso al servicio sanitario y ayuda para la escolarización de los menores.

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Dos voluntarios organizan ropa donada para los niños afganos. | Foto: Jon Nazca | Reuters

Terapia psicológica

Además de lo material, desde que entran en el sistema de acogida, los solicitantes de asilo están atendidos por profesionales que les apoyan en el aspecto psicológico.

«Van a estar recibiendo durante todo el tiempo apoyo psicológico», explica Santos. El proceso es el mismo que con otros solicitantes de asilo, pero la salida abrupta de su país, la falta de anticipación, hace que el cambio sea incluso más duro para los afganos que acaban de llegar a España y, por eso, necesitan una atención especial. «En esta primera fase igual necesitan una atención diferente a otras personas que vienen de procesos largos de salida de sus países y vienen ya con otras herramientas, a lo mejor procesos de duelo más elaborados».

Al principio, se hace «una primera valoración y evaluación de todas las personas que están acogidas para identificar posibles vulnerabilidades, igualmente la posible necesidad de apoyo psicológico más terapéutico», explica la técnica de CEAR. En este apoyo habrá personas que «lo necesiten en mayor medida y otras no tanto, porque tengan sus herramientas o no estén en este momento tan afectados». Pero a todos se les ofrecerá la ayuda que necesiten.

Una ayuda para vivir con autonomía

Una vez resuelta su solicitud de asilo y garantizado un permiso de residencia, los afganos que saldrán del centro de acogida recibirán una ayuda que les permitirá vivir de manera autónoma y cubrir sus necesidades básicas. «En el momento que a estas personas se les resuelve su solicitud y se les concede cualquier tipo de protección internacional, pasaríamos a lo que llamamos una fase de inclusión, de autonomía, que es el momento en el que salen ya de los centros de acogida y pasan a recibir ayudas económicas dentro del sistema», dice Santos.

Este dinero para pagar el alquiler, la comida y los gastos básicos lo pueden estar recibiendo durante 18 meses o durante dos años «para aquellas personas que son consideradas más vulnerables».

Una vez acaba ese tiempo, estas personas ya salen del sistema y tienen que culminar su proceso de inclusión en la sociedad «de forma totalmente autónoma y con los apoyos más generales autonómicos, locales, o de servicios sociales en caso de necesidad».

Este proceso por el que pasarán los afganos que tuvieron que huir de su país por la vuelta al poder de los talibanes es el mismo que siguen otros solicitantes de asilo.

Aprendizaje exprés

Desde que llegaron a España hasta que salgan del sistema y dejen de tener ayudas para adaptarse a su nueva vida, pasarán alrededor de dos años. Un tiempo que a nosotros puede parecernos mucho, pero «no lo es para una persona que simplemente con el tiempo que necesita para recuperarse psicológicamente, se le va la mitad», señala Santos. Durante estos dos años, quizá un poco más, estas personas tendrán que aprender el idioma, las costumbres del país, conocer la ciudad donde se encuentran, en ocasiones incluso una nueva profesión.

Pero lo primero de todo es darles la información básica sobre su nueva situación, porque la rapidez de la huida ha sido tal que muchos ni siquiera tenían claro dónde habían aterrizado. «Facilitarles información es uno de los pilares para iniciar este proceso de la mejor manera posible, porque en este momento estas personas lo que necesitan es seguridad, y muchas veces la seguridad pasa precisamente por eso, por conocer, por saber y por tener información con la cual poder tomar determinadas decisiones», apunta Santos. «Ubicarles en el contexto en el que se encuentran en este momento y en el que van a estar nos parece fundamental para dar ese mínimo de seguridad y para mitigar la ansiedad, porque todos esos sentimientos de tristeza, de inquietud, generan procesos de ansiedad que pueden en algunos momentos convertirse en procesos graves a nivel psicológico», añade.

A la vez, es importante, especialmente en el caso de estas personas, «la recuperación de la estabilidad familiar». Hay todo un proceso por delante de «reorganización o reestructuración de roles familiares, incluso de recuperación de rutinas familiares, que van a tener que recuperar adaptándose a la nueva realidad que tienen y eso también es fundamental para que estas personas puedan iniciar mínimamente y de la forma más adecuada posible su vida aquí».

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Un solicitante de asilo entra en el centro de acogida de CEAR en Getafe. Foto: José María Sancho | CEAR

A la vez que van reorganizando su vida, los solicitantes de asilo comenzarán a aprender el idioma «para adquirir todas las competencias lingüísticas requeridas para desenvolverse aquí inicialmente y también para desenvolverse en el ámbito laboral, para conseguir esa integración laboral que en el futuro para las personas en edad de trabajar van a necesitar».

A todo esto se suma la adaptación al mundo laboral. En los grupos que llegaron hace una semanas hay personas con situaciones totalmente distintas, algunas con un nivel de estudios muy elevados y otras con muy pocos o ningunos.

Por eso, «en algunos casos será un tema más de reciclaje profesional, de valorar posibles homologaciones, cosa que vemos complicada», lamenta Santos, y en caso de que no sea posible, se tratará «ese posible reciclaje profesional de la profesión a la que se dedicaban o un inicio de una nueva fase o una nueva línea ocupacional de estas personas». Para esto tendrán apoyo de las técnicas de empleo de CEAR, que los acompañarán con un programa de inserción laboral. «El objetivo es que culmine en conseguir un trabajo, pero no es fácil, es complicado porque también tenemos que tener en cuenta que hasta los seis meses no van a tener la autorización para trabajar».

Este proceso de inclusión «no va a ser fácil para ellos, igual que no lo es para el resto de personas solicitantes de asilo», dice Santos. «Es un proceso muy complejo, con muchas dificultades por el camino y el tiempo para ello no es mucho».

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