THE OBJECTIVE
Enfoque global

La epidemia del fentanilo

Es necesario dar una respuesta global a los desafíos a la salud pública y la seguridad que plantean las drogas sintéticas

La epidemia del fentanilo

Adictos al fentanilo en Tijuana, México, en la frontera con los Estados Unidos. | Europa Press

La sociedad estadounidense se enfrenta a una grave amenaza representada por el consumo de opiáceos sintéticos, especialmente el fentanilo, que está provocando una cifra alarmante de fallecidos entre la población con un grave impacto para su sistema de salud pública y de seguridad. Entre 2021 y agosto de 2022, más de 112.000 personas murieron por sobredosis de fentanilo y otros tipos de opioides, entre ellas decenas de miles de jóvenes con un sensible incremento respecto a años anteriores. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, entre 1999 y 2020 más de 500.000 personas fallecieron a causa de una sobredosis de opioides. Es además la principal causa de muerte no natural de los estadounidenses entre los 15 y los 45 años.

Para la administración pública es un problema de primer orden y su abordamiento en la actualidad es una emergencia nacional para reducir a corto plazo el excesivo número de muertes por sobredosis, y disminuir el consumo de drogas y sus negativas consecuencias en un plazo más dilatado. Cabe señalar, además, que una dosis cuesta apenas entre 3 y 5 dólares y que con solo dos miligramos, que se pueden consumir en líquido o en polvo, la dosis puede ser letal.

Como antecedentes de la situación actual hay que analizar el contexto anterior de la disponibilidad para acceder a estas sustancias. Así, durante la década de 1990 su consumo estuvo vinculado a la prescripción de medicamentos que contenían opiáceos. A partir de 2010, las prácticas de prescripción se volvieron más restrictivas, provocando el aumento de redes delictivas la disponibilidad de heroína en colectivos vulnerables. Ante esta situación, la aparición de fentanilo de gran potencia fabricado ilegalmente en torno al 2014 y de nuevos opioides sintéticos vino a recrudecer este fenómeno.

La gravedad de la situación hizo que el presidente Biden señalara en su Discurso sobre el Estado de la Unión del año pasado la lucha contra la epidemia de opioides como uno de sus principales objetivos de su administración, enviando al Congreso la Estrategia Nacional de Control de Drogas, que se centra fundamentalmente en dos aspectos críticos de la epidemia: las adicciones no tratadas y el tráfico de drogas.

Para hacer frente a las adiciones no tratadas, el propósito fundamental es aumentar el acceso a los tratamientos. Herramientas que se consideran clave para la reducción de daños como la naxolona, que es el medicamento empleado para revertir las sobredosis de opiáceos, y los programas de servicios de jeringuillas, están restringidos o infradotados a nivel comunitario, lo que limita el acceso de las personas que consumen drogas. Según datos de la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud de 2020, apenas un 7% recibían tratamiento en centros especializados. Por ello los esfuerzos de la Administración se centran en fomentar la confianza y el compromiso con aquellas personas que necesitan tratamiento para proporcionarles atención y servicios, especialmente a las personas con más riesgo de sobredosis como son las personas sin hogar, las que están en entornos carcelarios o en proceso de reinserción y las que se inyectan drogas. También es necesario desarrollar y fortalecer sistemas de recopilación y análisis de datos más sólidos, incluidos los relativos a sobredosis no mortales, para profesionales, investigadores y responsables políticos y que redunde en un mejor despliegue de las intervenciones de salud pública.

Respecto del segundo factor relacionado con el tráfico de drogas, los productores de esas sustancias siguen elaborando en grandes cantidades drogas sintéticas que inundan el mercado, y los narcotraficantes continúan perfeccionado sus métodos y técnicas para su distribución. Para hace frente a este escenario, la Estrategia Nacional de Control de Drogas para el presente año ha previsto un aumento de 300 millones de dólares para apoyar y fortalecer el trabajo de la Agencia de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP), y la misma cantidad también para la Administración de Control de Drogas (DEA) en su lucha contra las organizaciones criminales.

Los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco, que producen el fentanilo y la metanfetamina en México, y otras organizaciones criminales transnacionales están consiguiendo mantener hasta el momento actual un elevado volumen de contrabando en este tipo de drogas cuyo consumo provoca un alarmante número de muertes por sobredosis de ciudadanos norteamericanos. Reconocía el administrador de la DEA el pasado mes de marzo que la amenaza de las drogas sintéticas como el fentanilo es la más mortífera a la que se ha enfrentado su país.

En consecuencia, la principal prioridad operativa de la DEA es derrotar a los cárteles de Sinaloa y Jalisco, que son los responsables de la gran mayoría del fentanilo y metanfetamina que entra en Estados Unidos y que tan graves consecuencias están produciendo en su sociedad. En este contexto podemos destacar la operación «Última Milla» de la DEA enfocada contra asociados y distribuidores afiliados a los cárteles de Sinaloa y Jalisco, responsables de la última milla de la distribución de fentanilo y metanfetamina en las calles y en las redes sociales.

La operación desarrollada puso de manifiesto que dichos cárteles utilizan redes de distribución en múltiples ciudades, con violentas bandas callejeras locales y traficantes individuales para anegar las comunidades estadounidenses con enormes cantidades de dichas sustancias, fomentando la adicción y la violencia, y provocando finalmente miles de muertes. También evidenció la utilización de aplicaciones de redes sociales como Facebook e Instagram entre otras, y de plataformas cifradas como WhatsApp y Telegram.

La ejecución de la DEA de esta operación realizada entre el 1 de mayo de 2022 y el 1 de mayo del presente año en colaboración con las fuerzas del orden federales, estatales y locales, se saldó con la incautación de casi 44 millones de pastillas de fentanilo, más de 2.500 kilos de fentanilo en polvo, 91.000 kilos de metanfetamina y más de 100 millones de dólares, practicándose 3.337 detenciones. Las incautaciones de pastillas y polvo de fentanilo son el equivalente a casi 193 millones de dosis de fentanilo retiradas del mercado, lo que indudablemente ha evitado una cifra considerable de muertes por intoxicación por estas sustancias.

Otro factor a considerar en la lucha contra esta forma de criminalidad es la rapidez y facilidad con que los cárteles y otros grupos criminales blanquean sus ganancias ilícitas utilizando complejos esquemas financieros, socavando además la confianza en las instituciones financieras y amenazando su integridad y estabilidad. En este mismo ámbito, cada vez más las monedas virtuales se utilizan ilícitamente para financiar el contrabando de fentanilo y otros estupefacientes, así como para blanquear el producto de estas actividades delictivas. En este contexto es imprescindible que las agencias que investigan estos hechos delictivos se refuercen y empleen todas las herramientas disponibles y busquen otras nuevas para obstruir y desenmascarar estas ilícitas actividades financieras.

Cooperación internacional contra el fentanilo

Siendo indudable el carácter global que representa la amenaza de este fenómeno criminal que en la sociedad norteamericana está causando importantes estragos, una herramienta imprescindible es la de la necesaria cooperación con otros países y organizaciones internacionales.

En México, que es el país de origen de los cárteles que anegan el mercado norteamericano de fentanilo y otras drogas sintéticas, a finales del pasado mes de julio una delegación estadounidense encabezada por la subsecretaria de Seguridad Nacional estadounidense fue recibida por el presidente de López Obrador. En dicho encuentro se enfatizó el compromiso conjunto de seguir impulsando la cooperación de ambos países en la lucha contra los narcotraficantes, impedir el suministro de los químicos utilizados para fabricar fentanilo ilícito y prevenir el tráfico transfronterizo a gran escala de estas drogas que llega a Estados Unidos a través de la frontera que comparten. También reconocieron que desmantelar y desarticular las redes de tráfico de armas de fuego es fundamental en la lucha contra el fentanilo ilícito, porque dicho tráfico contribuye decisivamente a la violencia y los estragos a ambos lados de la frontera en común que comparten.

En relación con Canadá, si bien la amenaza del fentanilo no alcanza las dimensiones que en su país vecino, es también una creciente preocupación porque las muertes por sobredosis se han incrementado de manera significativa desde el año 2016 que fue cuando empezó a monitorizarse por parte de las autoridades de salud canadiense este tipo de muertes. En 2022 fallecieron más de 7.000 residentes en Canadá por intoxicación por opioides, el doble que el año anterior, de ellos el 81% por fentanilo. Por otro lado, y a diferencia de Estados Unidos, sus autoridades sospechan que la mayoría del fentanilo se produce en Canadá teniendo en cuenta los laboratorios clandestinos desmantelados en los últimos años, y por la incautación de precursores de fentanilo y la disminución de fentanilo terminado que se interviene en los puertos de entrada a Canadá. 

fentanilo
Dos personas consumiendo opiáceos sinténticos en las calles de Los Ángeles. | Europa Press

Estados Unidos mantiene con su país vecino una asociación duradera guiada por el compromiso común en favor de la seguridad entre otros valores. Con ocasión de la segunda reunión celebrada a finales del pasado mes de abril del Foro Canadá-Estados Unidos sobre Delincuencia Transfronteriza desde su restablecimiento por el presidente Biden y el primer ministro Trudeau en su Hoja de ruta 2021 para una asociación renovada, ambos países se han comprometido a luchar juntos contra la epidemia de opioides atacando todos los engranajes en la producción y distribución ilícitas de opioides sintéticos, impidiendo entre otras cosas la importación de precursores químicos ilícitos procedentes de China y otros países, basando sus esfuerzos en las iniciativas del Plan de Acción Canadá-Estados Unidos contra los Opioides y en la Comisión Trilateral sobre el Fentanilo creada el pasado mes de marzo tras la Cumbre de Líderes de América del Norte celebrada en enero por los Presidentes de Estados Unidos y México y el Primer Ministro de Canadá para establecer las acciones prioritarias para hacer frente al grave desafío que representa el fentanilo y las drogas sintéticas. Entre otros objetivos de la Comisión Trilateral, se han comprometido a establecer un mecanismo ágil para compartir con rapidez y sin premura las nuevas tendencias en materia de drogas ilegales y narcotráfico.

En esta línea de imprescindible colaboración y cooperación internacional para luchar contra esta lacra, Estados Unidos ha impulsado recientemente con carácter estratégico y multilateral una Coalición Mundial para la amenaza de las drogas sintéticas, celebrándose el pasado 7 de julio en formato virtual la primera reunión ministerial a la que asistieron representantes de casi 100 países. Su principal objetivo es fortalecer la respuesta global coordinada frente a los desafíos internacionales que representa esta grave amenaza. En esta novedosa iniciativa se quiere contar también con la participación de la sociedad civil, la industria y organizaciones internacionales.

Está previsto que la Coalición organice sus actividades en tres Grupos de Trabajo y sus líneas básicas de actuación pivotarán sobre la prevención de la fabricación y el tráfico ilícito de drogas sintéticas, la detección de nuevas amenazas, y la promoción de los servicios de salud pública para prevenir y reducir el consumo de drogas.

En marzo del próximo año y con ocasión de la reunión del principal foro mundial sobre política y legislación en materia de drogas, la Comisión de Estupefacientes de las Naciones Unidas, se establecerán las prioridades de la política internacional sobre drogas para los siguientes cinco años, y la Coalición Mundial recién presentada se reunirá en los márgenes del precitado período de sesiones de la Comisión para garantizar que la lucha contra las amenazas de las drogas sintéticas se afiance como una de las áreas prioritarias de la comunidad internacional.

Europa y los opiáceos sintéticos

La amenaza del fentanilo y otros opiáceos sintéticos para la salud y la seguridad en Europa no alcanza hasta el momento actual la gravedad que tiene en Estados Unidos y en menor medida en Canadá, como demuestra el hecho que en 2021 los países miembros de la Unión Europea notificaron unas 140 muertes asociadas al fentanilo, siendo una parte relevante de ellas relacionada con el fentanilo desviado del uso médico, cifras muy alejadas de los miles de muertos que provoca esta sustancia en Estados Unidos.

Históricamente, la heroína es el opioide ilícito más consumido en la Unión Europea, aunque esta situación está cambiando ya que los consumos de opiáceos se han diversificado al aparecer más en el mercado ilegal, y aunque el protagonismo de la heroína sigue siendo importante ya no es tan relevante como antes al tener disponibles ahora otros opiáceos. Desde el año 2009 se han identificado un total de 74 nuevos opiáceos en el mercado de drogas de la Unión Europea y el Sistema de Alerta Rápida de la UE ha emitido tres notificaciones formales de nuevos opiáceos en el primer cuatrimestre de este año. 

La mayoría de los nuevos opioides descubiertos en los últimos años no forman parte del grupo del fentanilo, sino de otro tipo de opioides de gran potencia, los benzimidazólicos, de los que ya hay señales recientes que pueden estar causando más daños en los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) que es donde este tipo de sustancias tóxicas adquieren mayor relevancia.

La alta disponibilidad de la heroína en la mayoría de los países de la Unión Europea es un elemento que ha reducido una mayor difusión de los nuevos opiáceos sintéticos, aunque este contexto puede cambiar en un futuro próximo desde la llegada al poder de los talibanes a Afganistán en 2022 y anunciar la prohibición del cultivo de la adormidera en el país de donde procede la mayor parte de la heroína que se consume en Europa.

Afganistán: lo que significa el conflicto talibán para el comercio mundial de heroína
Campo de adormideras en Afganistán. | Reuters

La información de la que se dispone actualmente es que la superficie puede haberse reducido sustancialmente acorde con el deseo expresado por el régimen talibán no significa que se traslade automáticamente a la presencia en el mercado europeo de dicha sustancia. La existencia de reservas y que normalmente pasan más de 12 meses antes de que la cosecha de opio aparezca en el mercado de drogas europeo como heroína, hace difícil predecir actualmente el futuro impacto sobre la disponibilidad de esta sustancia en el continente europeo, que no obstante debe estar preparado para responder a cualquier posible efecto sobre un descenso en la disponibilidad de esta droga a partir de 2024, y que podría impulsar un significativo aumento en la demanda de opiáceos sintéticos.

Por tanto, si bien en Europa el consumo del fentanilo, derivados y otros nuevos opiáceos sintéticos de gran fuerza no alcanza la magnitud y el arraigo que padece Norteamérica y aparecen relativamente limitados en la actualidad, este conjunto de sustancias no deja de representar una amenaza importante con potencial para trascender de forma más significativa en la salud y la seguridad dentro de la Unión Europea, pues no hay que dejar de reflejar la naturaleza altamente dinámica de las drogas modernas que pueden desarrollarse con gran rapidez siendo por ello necesario establecer medidas de observación estables que permitan manifestar rápidamente cualquier cambio de tendencia en este ámbito, haciendo también énfasis que en Europa existe una gran capacidad de producción de drogas sintéticas y no se puede descartar la hipótesis que pudiera obtener fentanilo en el futuro si las condiciones del mercado fueran propicias para ello, bien por la reducción de disponibilidad de heroína o por un aumento del interés de los consumidores por los opioides sintéticos que inundan el mercado.

También será de gran importancia para Europa el intercambio de información y experiencias con los países de América del Norte donde la lacra de estas drogas sintéticas adquieren gran relevancia en sus sociedades.

Conclusiones: una respuesta global

  • Fortalecer una respuesta global coordinada a los desafíos internacionales para la salud pública y la seguridad planteados por las drogas sintéticas a través de la imprescindible cooperación internacional que contribuya eficazmente en su lucha contra este azote.
  • Intensificar y ampliar la ineludible colaboración de las fuerzas de seguridad entre los países más afectados por esta lacra para la persecución y desmantelamiento de los grupos criminales vinculados al narcotráfico que no son solo transfronterizos sino también trasatlánticos.
  • Perseguir y hostigar el suministro ilícito de precursores químicos utilizados para fabricar fentanilo instando además a las empresas químicas a una mayor vigilancia y control para evitar su desvío ilegal.
  • Promover los servicios públicos de salud para reducir los daños y la demanda, visibilizando los riesgos del consumo de esas sustancias tóxicas entre la población más vulnerable y en los sectores más jóvenes de la sociedad por medio de la información y la educación.

Luis de Mergelina es analista del Centro de Seguridad Internacional de la Universidad Francisco de Vitoria.

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