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Presidiarios, barcos falsos, y exorcistas: las armas más extrañas del arsenal ruso en Ucrania

Las personas que van al frente son auténticas, no como los buques falsos que pintan en los muelles del mar Negro

Presidiarios, barcos falsos, y exorcistas: las armas más extrañas del arsenal ruso en Ucrania

Militares de Ucrania. | Europa Press

Es una guerra extraña. Como en todo conflicto armado, en Ucrania hay dolor, sufrimiento, y sangre; nada bueno. Pero con independencia de esto, y como parte formante del relato, ocurren cosas exóticas que de divertido no tienen nada, pero sí de temática llamativa y propia de estudio.

Drones, misiles, cohetes, armas cortas y largas, explosivos de todo tipo, buques armados y tecnologías aún por conocer… el arsenal de Vladímir Putin es extenso. Pero cuando decidió iniciar la invasión de su país vecino, no barajaba utilizar armamento no convencional, recursos poco habituales, o al menos tan poco frecuente como un exorcista.

Voluntario apresado

En verano de 2014, un ingeniero de software ucraniano llamado Viktor Cherniiavskyi, ayudaba en tareas humanitarias en la región de Lugansk. Relacionado con los procesos de evacuación de civiles, afirma haber sido responsable, junto a su esposa, de salvar la vida de una treintena de personas. El 2 de agosto fue detenido en un control de carreteras por la milicia separatista prorrusa, y conducido a un sótano junto a otros prisioneros.

Allí, según su relato, estuvo encerrado durante veinticinco días, y fue torturado. Le dieron palizas, le golpearon por un bate de béisbol, lo amenazaron disparándole pistolas sin munición sobre la cabeza, y lo peor, recibió fuertes descargas eléctricas, que era lo más doloroso. Lo que no esperaba era que sus captores determinasen que iba a necesitar un tratamiento especial, distinto al de sus compañeros de cautiverio: un exorcismo.

De alguna manera, descubrieron que Cherniiavskyi se debía a la fe cristiana evangélica y en algún momento ejerció de capellán. Esta iglesia tiene el apoyo de asociaciones, entidades estadounidenses que atienden al mismo credo y otros países occidentales. Le tomaron por un espía, a lo que añadieron un hecho diferencial: tenía los ojos demasiado oscuros como para parecer naturales o de la zona.

Los responsables llamaron a un sacerdote ortodoxo ruso con conexiones en Moscú para que le practicara una especie de exorcismo, según declaró a Business Insider. El gobierno de Putin mantiene fuertes lazos con altos representantes de esta religión. Es por eso bastante habitual ver imágenes de patriarcas bendiciendo tanques, cazas de combate o a grupos de soldados antes de partir en misiones.

Un día, durante su cautiverio, Viktor vio entrar por la puerta donde estaba encerrado la figura de uno de estos sacerdotes. Vestido de negro de pies a cabeza, larga barba y ataviado de manera inconfundible, precedió a lo que entiende que fue un exorcismo. Mientras estaba atado con los brazos en cruz, le hizo besar una cruz ortodoxa de metal, y le explicó que estaba allí para extraer los demonios que llevaba dentro. Hablaron durante una hora, con interrupciones para recibir golpes. Pasado el tiempo que el religioso consideró oportuno, abandonó la estancia para no volver.

Según el ahora piloto de drones en el ejército ucraniano, en Rusia tiene especial inquina hacia protestantes y a cristianos evangélicos. Piensa que Moscú considera de manera automática agentes extranjeros a cualquier persona afiliada a iglesias establecidas en los Estados Unidos.

Pero otro tipo de prisioneros rusos está creando una situación inédita. Mark Denisov, comisario de derechos humanos de la región rusa de Krasnodar, ha denunciado en el diario ruso Kommersant algo inesperado: se están cerrando cárceles. La explicación es tan sencilla que el Kremlin está necesitando más soldados de los previstos, y está mandando al frente ucraniano a sus malhechores.

Cárcel o frente de guerra

La población carcelaria rusa ha ido cayendo de manera paulatina a medida que más reclusos ha sido reclutados. Según el periódico ruso, se cerrarán varias prisiones, entre ellas una colonia correccional masculina para delincuentes reincidentes en la localidad de Gromadsk. Otra será la colonia penal masculina para delincuentes primerizos en la localidad de Areiskoye. Hay datos numéricos. El viceministro de justicia ruso, Vsevolod Vukolov, reveló en octubre que la población carcelaria del país había descendido a un mínimo histórico de 266.000 cuando partía de una cifra cercana al doble.

A esto se une una oferta del grupo de mercenarios Wagner. Esta compañía prometía a los presos el indulto total si eran capaces de sobrevivir seis meses en el campo de batalla. El Departamento de Defensa de Estados Unidos estimó en diciembre de 2022 que Wagner tenía alrededor de 40.000 prisioneros sirviendo en el frente. La cifra ha ido a más con toda seguridad desde entonces.

Las personas que van al frente son personas auténticas, no como los barcos falsos que pintan en los muelles del mar Negro. Rusia está pintando siluetas falsas junto a sus barcos con la esperanza de engañar a Ucrania para que ataque objetivos equivocados. Según la inteligencia británica, y basada en imágenes de satélite compartida por el Ministerio de Defensa inglés, se ve perfectamente la silueta de al menos un submarino pintado en un muelle junto a un submarino real.

Daños graves

La armada rusa está sufriendo estragos con drones náuticos y voladores ucranianos, y esta es una manera de engañar, o al menos intentarlo, a los posibles ataques. A pesar de no disponer de buques de guerra propios, Ucrania ha sido capaz de atacarles utilizando drones, misiles e incursiones de comandos. Según la inteligencia británica, al menos el 25 % de la flota rusa ha sido hundida, destruida o inutilizada debido a esta estrategia. Para mitigar las fuertes pérdidas sufridas en los últimos dos años en sus buques, Rusia ha alejado muchos de ellos de Sebastopol, su principal puerto en el mar Negro, en Crimea.

Kaptain Lobanov

El barco que por desgracia sí era auténtico era el Kaptain Lobanov, un pesquero que operaba en el mar Báltico. Hacía esto hasta que fue hundido por la marina rusa en un extraño incidente a finales de marzo. Al parecer recibió un misil lanzado por error desde un barco militar durante un ejercicio. Fuentes oficiales dijeron que el pesquero se había incendiado y que una persona había muerto. Lo que afirman medios locales difiere, e indican que el número de víctimas ascendió a tres marineros fallecidos, algo que confirman familiares de los tripulantes.

Indemnizaciones oficiales

El gobernador de Kaliningrado, Anton Alikhanov, prometió un millón de rublos, unos 10.000 euros, a la familia del fallecido reconocido de manera oficial, y el equivalente a la mitad de esa cantidad a los familiares de las otras víctimas. Uno de ellos declaró ante las cámaras de TV Rain que recibieron la visita de los servicios secretos que les conminaron a no hacer comentarios de ningún tipo sobre el incidente.

Según fuentes rusas, la corbeta Boikiy había estado efectuando ejercicios en el mar Báltico en esas fechas, y se cree que fue la causante. La plataforma de seguimiento de buques Marine Traffic localizó el martes al Kaptain Lobanov a las afueras del puerto ruso de Kaliningrado, y todo parece coincidir. El caso no habla bien de la eficiencia de la marina rusa, que tiende a protagonizar incidentes de este tipo por encima de la media, y salta a los titulares con más frecuencia de la deseada.

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