Los dos tipos de pasta que debes comer si quieres perder peso (y mejorar tu salud)

Adelgazar comiendo pasta es posible, pero siempre y cuando la elijas con cabeza y, obviamente, no te hinches ni la comas todos los días. Pero en un plan de pérdida de peso sano es incluso recomendable, ya que proporciona hidratos de carbono y proteínas que te darán esa energía necesaria para tus clases de gimnasio o para no desfallecer, básicamente.

Pero, como todo en la vida, hay que saber elegir bien si queremos seguir perdiendo peso, si no queremos engordar y si no deseamos empeorar nuestra salud.

La pasta que es peor a la hora de perder peso

Básicamente, la mala fama de la pasta en un plan de dieta es debido a la blanca. Este tipo de alimento está hecho de harina refinada, y es baja en fibra y proteínas, indispensables para adelgazar con eficacia, ya que contribuyen a aumentar la saciedad y mantener la masa corporal magra, esto es, el músculo, tal y como detalló en un artículo de abril de 2015 The American Journal of Clinical Nutrition.

Los dos tipos de pasta que sí son buenas para adelgazar

A pesar de lo mencionado, puedes comer pasta blanca de vez en cuando aunque quieras adelgazar, igual que pizza, hamburguesa o un helado. Pero, obviamente, de vez en cuando y en pequeñas cantidades.

Pero si estás a dieta y quieres cenar o comer pasta una vez a la semana, por ejemplo, lo mejor es que elijas o pasta integral o pasta de legumbres:

1) Pasta integral

Has de intentar elegir pasta integral porque se digiere de manera diferente que la refinada, pues esta última (la pasta blanca de toda la vida) contiene hidratos simples, que se digieren y descomponen muy rápidamente, provocándonos subidas y bajadas repentinas de azúcar al ingresar de pronto una gran cantidad de glucosa en el torrente sanguíneo. Además, si comemos pasta refinada tendremos hambre al cabo de pocas horas.

2) Pasta de legumbres

La pasta de legumbres es poco conocida pero es más sana que la blanca y, obviamente, es mejor si queremos adelgazar. ¿Y en qué se diferencia? Pues que mientras que la pasta blanca está hecha con harina de trigo, «la pasta de legumbres está compuesta por harina de lentejas (quizá la más habitual), de garbanzos, de soja, de alubias o de guisantes. Las hay con el 100% de una sola harina, pero también mezclas, con algún tipo de legumbre predominante», explica la dietista-nutricionista Sevi González a Maldita.

Por tanto, la pasta de legumbres es más recomendable, desde el punto de vista nutricional, que la pasta tradicional.

Comer pasta y adelgazar es más que posible

La mala fama de la pasta es como la del pan o la del arroz: todo depende de la cantidad que comamos y del tipo que elijamos. De hecho, aunque escojamos la pasta blanca, si la ingerimos de vez en cuando y dentro de una dieta equilibrada (es decir, si comes pasta pues cenas una ensalada ligera, para compensar), podemos adelgazar.

Así lo estableció este estudio, que detalló que aquellos que comen pasta normalmente, y dentro de un régimen sano, tienen un índice de masa corporal más bajo que las personas que no lo hacen.

Asimismo, una investigación publicada en The Lancet descubrió que las personas que obtienen la mayoría de sus calorías diarias de los carbohidratos complejos (como la pasta integral) tienden a vivir un promedio de cuatro años más que aquellos que siguen una dieta baja en hidratos. Además de la longevidad, este estudio determinó que los que comían pasta regularmente tenían menos grasa abdominal que los que no lo hacían.

¿Las razones a todo ello? Los hidratos de carbono complejos de la pasta y la fibra que contienen nos mantienen saciados durante más tiempo, así se consigue comer menos a lo largo del día.

Así, siempre hemos de intentar elegir pasta integral o de legumbres porque se digiere de manera diferente que la refinada y es mejor desde el punto de vista nutricional. Pero, como hemos dicho, no hay que obsesionarse. No pasa nada porque comas una vez cada dos semanas un buen plato de pasta blanca con salsa, en serio. De hecho, es hasta mejor, pues restringir mucho la alimentación es lo que hace fracasar todo tipo de dietas y planes, pues crea ansiedad o, en el peor de los casos, trastornos alimentarios.