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¿Qué patologías podemos sufrir si no fortalecemos el suelo pélvico?

Algunas consecuencias de la debilidad de suelo pélvico son la incontinencia urinaria de esfuerzo, el prolapso de órganos pélvicos o disfunciones sexuales

¿Qué patologías podemos sufrir si no fortalecemos el suelo pélvico?

Carl Barcelo | Unsplash

El suelo pélvico está constituido por un conjunto de músculos que se encuentran alojados en la parte baja de nuestra pelvis. Todos ellos configuran, como su propio nombre indica, el suelo de la pelvis.

La pelvis es una cesta ósea y dentro de ella se encuentran los órganos pélvicos (la vejiga, el recto y, en el caso de las mujeres, el útero). El suelo pélvico juega un papel importante a nivel esfinteriano controlando parte de la micción y la defecación.

Si son músculos, ¿por qué no los fortalecemos?

Como se ha explicado anteriormente, el suelo pélvico está implicado en varios procesos que pueden verse alterados cuando existe una debilidad. Algunas consecuencias de la debilidad de suelo pélvico son la incontinencia urinaria de esfuerzo, el prolapso de órganos pélvicos o disfunciones sexuales. Veamos cada una de ellas:

Prolapso

Los prolapsos de órganos pélvicos se producen por la caída de la vejiga, uretra, útero o recto de su lugar en el abdomen gasta la vagina, ejerciendo presión sobre esta. Cuando una mujer lo padece, tiene una sintomatología que recoge sensación de pesadez en la vagina, dolor e incluso puede acompañarse de incontinencia urinaria y producir molestias durante las relaciones sexuales.

Hay diferentes grados de prolapsos. Lo más leves se pueden abordar desde la fisioterapia y los casos más graves mediante cirugía.

Incontinencia

Por su parte, la incontinencia urinaria de esfuerzo consiste en la pérdida involuntaria de orina durante la realización de esfuerzos que supongan un aumento de la presión intraabdominal. Por ejemplo, al toser, coger peso, levantarse, estornudar y correr.

Es importante destacar que se considera incontinencia urinaria aunque se produzca solo un escape de gotas de orina. Ningún escape de orina es normal y supone una patología que requiere de tratamiento especializado.

Disfunción sexual

En cuanto a las disfunciones sexuales, podemos destacar en las mujeres dispareumia (dolor en las relaciones sexuales), vaginismo (imposibilidad de penetración en la vagina) o anorgasmia (imposibilidad para llegar al orgasmo). En el caso de los hombres, aparece la eyaculación precoz y la disfunción erectil como las más comunes.

Cualquiera de estas disfunciones no son normales en ningún momento de la vida de hombres y mujeres y tienen un tratamiento a través de la fisioterapia.

El abdomen, una pieza clave para fortalecer el suelo pélvico

El suelo pélvico está situado en la base de la pelvis pero está íntimamente relacionado con todos los componentes de la región abdomino-perineal. Por tanto, para hacer un símil, podemos pensar en esta región con un tubo.

La región superior sería el músculo diafragma; la anterior y lateral correspondería a la musculatura abdominal; finalmente, la región posterior atañe a la musculatura de la espalda.

Si cualquiera de los componentes de este tubo está alterado, puede perjudicar a las otras partes debido a una la mala gestión de presiones. Por tanto, el abdomen está muy relacionado con la musculatura de suelo pélvico.

En cualquier valoración de suelo pélvico es necesaria la valoración de abdomen, diafragma, pelvis y musculatura posterior para evaluar todas las relaciones posibles. En concreto, el abdomen juega un papel muy importante en la gestión de presiones del músculo transverso abdominal que actúa de faja natural.

Habitualmente, en los gimnasios se realizan ejercicios abdominales clásicos, que están destinados a fortalecer el músculo recto anterior. Pero estos ejercicios generan un aumento de la presión abdominal que puede resultar perjudicial si existen disfunciones del suelo pélvico.

El embarazo, el periodo más arriesgado para el suelo pélvico

El embarazo y el parto son momentos en la vida de una mujer que tienen riesgos de debilitamiento del suelo pélvico. Durante el embarazo, esta zona soporta mucha presión por el cambio de la biomecánica lumbar y pélvica y el evidente aumento del abdomen.

Por su parte, el parto también supone un trauma para los músculos del suelo pélvico. La situación podría empeorar en el caso de que se produzcan episiotomías (incisión quirúrgica en la zona del perineo femenino para ampliar el canal y facilitar la salida del feto) o desgarros.

Por eso, tras dar a luz muchas mujeres tienen periodos de incontinencia de orina, de gases o de heces que pueden ser momentáneos o mantenerse en el tiempo durante semanas, meses e incluso años. Esto no es normal y no sucedería si el suelo pélvico estuviese fortalecido. En el caso de que esto ocurra es importante acudir a un fisioterapeuta especializado para la valoración y realización de tratamiento acorde con la situación de cada mujer.

Además, algunas mujeres también manifiestan dolor y molestias en el suelo pélvico, en reposo o durante diferentes actividades como el sexo. Esto se suele relacionar con lesiones en el suelo pélvico como desgarros o episiotomía, aunque no es la única causa.

Tratamientos habituales mediante fisioterapia

¿Cómo se tratan las disfunciones del suelo pélvico?
En primer lugar, es necesaria una valoración para determinar cuál es el origen del problema, ya que puede deberse a una debilidad de la musculatura, a un exceso de contracción, a una cicatriz mal curada, a una mala postura, etc.

Una vez que se establecen unos objetivos para cada persona, se programa un plan de tratamiento individualizado que puede conllevar ejercicio terapéutico de suelo pélvico (con contracciones voluntarias de la musculatura), tratamiento de tejidos blandos con técnicas manuales o instrumentales o tratamiento del abdomen con ejercicios abdominales específicos, entre otras cosas.

Cómo ejercitar el suelo pélvico desde casa (también para hombres)

La contracción de la musculatura de suelo pélvico se realiza activando la zona perineal. En el caso de las mujeres, se pueden imaginar que están apretando hacia afuera un tampón o un dedo situado en la vagina y, posteriormente, contraer de nuevo para llevarlo hacia arriba (como si no quisieran dejarlo caer).

Para los hombres también es necesario, pues la edad también puede provocar la debilidad de la musculatura de su suelo pélvico. Si esto sucede, puede aparecer incontinencia de esfuerzo y disfunciones sexuales tales como la disfunción eréctil o la eyaculación precoz.

Además, debido a la elevada incidencia del cáncer de próstata, un número importante de hombres sufre daños estructurales provocados por la cirugía realizada para extirpar el tumor, que pueden afectar a la continencia y la función sexual. No obstante, se ha demostrado que estas secuelas mejoran con el tratamiento de la musculatura del suelo pélvico.

Por eso, si quieren ejercitarlo desde casa, pueden imaginarse que están elevando los testículos para hacer el movimiento muscular adecuado. Por el contrario, cortar el chorro de orina está completamente desaconsejado para la contracción del suelo pélvico. Este movimiento puede implicar infecciones urinarias así como alteraciones en el mecanismo miccional a nivel fisiológico.

Realizar estos ejercicios, tanto para hombres como para mujeres, solamente nos llevará unos minutos al día, aunque el tiempo dependerá de la afectación y de la situación de cada persona. Ahora que sabe la repercusión que tiene en su salud, ¿empleará un momento a ejercitar su suelo pélvico?The Conversation

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
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