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Sexo sin fronteras en el Salón Erótico de Barcelona

El SEB se ha esforzado por construir un espacio diverso en orientaciones, plural en cuerpos y fraternal en placer. Que los asistentes cumplan todos con estas premisas, es ya harina de otro costal

Sexo sin fronteras en el Salón Erótico de Barcelona

Imágenes Promocionales del Salón Erótico | Salón Erótico de Barcelona 2022

El Salón Erótico de Barcelona ha vuelto tras un parón de tres años coronavíricos. Regresa con fuerza y, salvando la competencia del Sónar, que se desarrolla en las mismas fechas, con ganas de llamar la atención. Su apuesta más firme ha residido en una defensa a ultranza de los términos diversidad y feminismo. Como si la administración hubiese rebañado cada sintagma de la doctrina woke, hay una búsqueda, casi forzada, para que se visibilicen expresiones no heteronormativas, ni patriarcales. Sin embargo, no por ello resultan menos interesantes, ni tampoco más.

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Espectáculo en el escenario central del Salón Erótico de Barcelona | Imagen vía Salón Erótico de Barcelona 2022.

La iconografía que rodea al Pabellón Olímpico Vall d’Hebron planea alrededor de la desnudez, sin caer en una violenta representación sexual. Así, la obra de Marina Salazar (creadora de la «tetamundi» de Rigoberta Bandini) hace un reclamo del transformismo con el David de Miguel Ángel o un juego transhumanista con la Venus de Milo. Pero es que los centenares de aparatos de satisfacción sexual que cuelgan por todos lados podrían inspirar temor, sobre todo en ciertos casos sadomasoquistas, pero en su mayoría se adentran en los territorios de la intuición, dejando de lado construcciones más hiperrealistas.

«Llevo diez años como swinger y ahora veo que, después de la pandemia, la gente se empieza a animar. Aquí hay de todo»

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Swingers, swinging. | Imagen vía Salón Erótico de Barcelona 2022.

Todo en el Salón Erótico parece oscilar, bailar entre lo inquietante, lo seductor y lo pedagógico. Porque, si hay un territorio en el que la diversidad si se puede palpar eficazmente, es en toda la inversión educativa que se deja ver en muchos de los stands repartidos por el complejo. Lugares donde informarse, por ejemplo, de prácticas sexuales no monógamas. Como en el apartado swinger, del que una de sus coordinadoras asegura: «Llevo diez años como swinger y ahora veo que, después de la pandemia, la gente se empieza a animar. Aquí hay de todo. Heteros, gays, trans… La verdad es que es fantástico poder compartir algo así con tu pareja. Aunque hay que admitir que no cualquiera puede hacerlo. Hay que estar dispuesto a abrirse». Y abrirse, lo que se dice abrirse, se abre. Porque aun estando embarazada, esta coordinadora no teme recostarse, al minuto de su respuesta, en un sillón y besarse con una camarada de fatigas, mientras se tocan la una a la otra.

Espectáculo BDSM en el escenario Domina Ghalia. | Imagen vía Salón Erótico de Barcelona 2022.

Visto lo visto, la diversidad no se alcanza sólo sobre el papel. En las actuaciones en directo del acontecimiento, se dan cita cosas que uno no espera encontrar. Ahí tenemos el escenario Domina Ghalia, dedicado al BDSM, donde una importante retahíla de tipos van pasando para ser torturados y dominados por distintas mujeres ataviadas en cuero, y armadas con unos tacones que no dudan en clavar levemente en los escrotos de sus víctimas.

Cabe destacar que, en todos los pases, no se ve ninguno en que sea un hombre el que domine… algo de forzar la maquinaria feminista ya se huele por aquí… pero diversidad, eso sí, no falta. Tampoco lo hace en el escenario exterior, donde se practica sexo explícito para deleite de la fauna onanista. En este espacio, se llegan a ver los clásicos tríos heteronormativos, como también algunos en los que intervienen transgéneros – de toda identidad- y prácticas homosexuales. Cierto que los parroquianos de la cita, esos comprometidos cincuentones o sexagenarios babeantes que podrían ser parte del elenco de cualquier película de Torrente, no se apelotonan frente a las tablas cuando estos espectáculos se producen. Pero alguno, preso de la curiosidad, siempre sobrevive. Más vale pájaro en mano, que ciento volando.

Salón Erótico de Barcelona 2022.

«Somos muchos en el gremio que tenemos cuerpos fuera de lo canónico. Yo nunca he sentido en la profesión, y mucho menos en el salón, ningún tipo de discriminación»

La pluralidad tiene, además, muchas formas. Lo no-normativo de los cuerpos se extiende más allá de los genitales. Desde curvys, hasta gente pequeña -es decir; gordos y enanos- se pasean por espectáculos y escenarios. Sara One, actriz y estríper de 1m27, aclara: «Somos muchos en el gremio que tenemos cuerpos fuera de lo canónico. Yo nunca he sentido en la profesión, y mucho menos en el salón, ningún tipo de discriminación. Más bien, al contrario. Otra cosa es en el día a día…». Sin duda, el espíritu liberal del Salón abre la veda a una naturalización que, en la fría, juzgona y déspota cotidianidad, es difícil de concebir.

Encontramos también nuevas formas de concebir la profesión. Las actrices y actores porno están ahora, con la consagración absoluta de la pornografía online y el brutal despegue de OnlyFans, libres de productoras. ¡Bienvenidos a la Era de la Autogestión! Según la organización, esta nueva personalización del gremio está viendo favorecer mucho la diversidad, de la que tanto se vanagloria todo el mundo en el Salón Erótico. Hay una democratización del erotismo que, al igual que ocurre con otros sectores, permite a los individuos participar más libre y activamente pero que, como ocurre en esos otros círculos, multiplica las oportunidades a costa de la inversión en calidad. De ahí que, por el Pabellón Olímpico Vall d’Hebron, veamos tanto a actores consagrados, como a parejas recién estrenadas en el mundillo, manejando cotas de beneficio similares. Y es que, si sobre gustos no hay nada escrito, en la pornografía y el erotismo tampoco.

Uno de los artistas eróticos preparándose, momentos antes de su actuación. | Imagen vía Salón Erótico de Barcelona 2022

A pesar de todo, algo vibra en el ambiente que despacha cierta incomodidad. Pero nada que tenga que ver con los inquietantes personajes que desfilan, cámara en mano, inmortalizando la experiencia. Estos quedan levemente sepultados entre el importante número de parejas cariñosas, de aspecto lozano y relajado, que se pasean por el lugar, así como por la buena cantidad de chicos y chicas de todas las edades y formas, sonriendo, compartiendo, entre curiosos y avergonzados, un flirteo con el arte de la fornicación. No. La inquietud la conforma una especie de sensación de desplazamiento, que emana de la inherente comercialización de todo el juego. Una búsqueda de la atracción que, como las luces de neón, son cantos de sirena falsos, pero hipnóticos, hacia el consumo. Se agota la nostalgia del absoluto sacralizando la exhibición. Si el Príncipe Myshkin, de Dostoievski, aseguraba que «la belleza salvaría el mundo», es difícil esquivar pensar que estamos condenados. Para Bataille el erotismo se refugiaba en el secreto desvelado, en la existencia de un oculto prolongado, revelado en el momento justo para así emocionar el alma con la belleza. El Salón Erótico se debate en ese antagonismo. Aunque sí labra algunos senderos hacia lo sugerido, asfalta con hormigoneras industriales las autopistas de lo explícito.

Una de las exhibiciones del Salón Erótico. | Imagen vía Salón Erótico Barcelona 2022.

En el evento sobreviven algunos ejemplos de solidaridad con la diversión, casi inocente, que también existe en la erótica. La pareja Duo Forza, compuesta por José Sánchez y Liam Álvarez, hace un espectáculo de cabaré con el que su estriptis no invita al empalme o la sudoración descontrolada de la entrepierna, sino a usar la erótica como herramienta cómica. Como ellos mismos aseguran: «La clave para nosotros está en la insinuación, en el sí lo ves, o no lo ves, te lo enseño y no te lo enseño. En la sugerencia hay más ganas. A nosotros nos gusta más tirar por allí para alcanzar la sensualidad». Toda una provocación frente al producto explícito y violento que, a priori, suelen buscar los asistentes al Salón.

Peep hole | Imagen vía Salón Erótico de Barcelona 2022.

Habremos de concluir que, efectivamente, el Salón Erótico de Barcelona ha hecho un esfuerzo categórico por construir un espacio diverso en orientaciones, plural en cuerpos y fraternal en placer. Que los asistentes cumplan todos con estas premisas, es ya harina de otro costal. Lejos de la obvia exhibición comercial que aquí se plantea (la pela es la pela, y de algo hay que vivir), no faltan los ensayos en dirección a la pedagogía plural, la apertura mental y la tolerancia. Una cita con el sexo que, aunque sólo sea para enfrentarse a los pudores, o reafirmarlos, merece la pena visitar cuando se celebra.

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