Green Eagle, el SaaS soñado por la industria de las energías renovables

Diga SaaS (software as a service) y la fuerza del ecosistema tecnológico emergerá en todo su esplendor. España cuenta con decenas de startups que diseñan plataformas para facilitarle la vida a las empresas. Algunas de ellas, como Factorial, ya son unicornios. 

Un ámbito poco frecuente del SaaS son las energías renovables. La dificultad estriba en coordinar tres bloques de actividad: operación y mantenimiento, comercializadoras y gestores de activos. El mix energético es cada vez más complejo porque está plagado de procesos manuales e inundado de información, un alud que dificulta la toma de decisiones. 

Green Eagle rompe esta barrera con sus robots Arsos y una capa de automatización que detecta y resuelve el 80% de los problemas, deja en manos del humano el 20% restante y multiplica por cuatro la capacidad operativa del cliente. 

La startup nace en Sevilla en 2012. La fundan con sus propios recursos Alejandro Cabrera (CEO) y Juan Fernández (CTO). Cabrera inició su carrera en la sevillana Isotrol, compañía adquirida a finales de 2022 por Tikehau Capital. «Allí sentí que no podía desarrollar mis ideas. Era joven, no tenía cargas y sabía a dónde quería llegar, así que me la jugué», rememora. 

Hace apenas unos días, Green Eagle anunció su segunda ronda de inversión, de seis millones de euros y con la participación de A&G, que entra en el accionariado por primera vez, y Kibo y SET, que ya estuvieron en la operación de 2021 (2,5 millones). Con sedes en Madrid y Sevilla, la empresa cuenta con 40 clientes y gestiona 15 gigavatios en España (el 20% del total de renovables) y otros tres en el extranjero.

«Green Eagle no sólo opera en la parte de recoger y analizar datos. Cuando por ejemplo Red Eléctrica Española necesita que una planta baje la potencia, nuestro sistema recibe la orden y la ejecuta; cuando una turbina se para, nuestro sistema analiza el contexto y en función de unos parámetros la arranca. Se trata de poner los activos renovables en piloto automático», explica el CEO. 

Personalizar la plataforma

Dado el grado de orquestación que esta industria exige, el SaaS de la startup se adapta a cada instalación y normativa y facilita al usuario ciertas opciones de customización. La herramienta nunca deja de evolucionar, pues el marco regulatorio varía de España a Italia y de Italia a Francia.  

El robot Arsos se ofrece en dos paquetes: grid & market (muy vinculado al operador de red y al mercado en sí, por lo que debe amoldarse a cada país) y operation & maintenance (para optimizar las labores de campo; este producto sí es global). 

Exit o unicornio

La rueda del venture capital se atiene siempre al mismo guión: cuando un inversor entra, lo hace con la intención de multiplicar su apuesta al salir de la empresa. Si en cuatro años Green Eagle toca techo, «lo normal sería un exit», concede Cabrera antes de lanzarse al matiz: «Empezamos con turbinas, luego con parques solares, después con centrales hidroeléctricas y ahora con plantas de cogeneración. Ya no hablamos de renovables sino de gestión automática de la energía en un mercado que es infinito. Más que vender la startup, yo prefiero la vía del unicornio». 

Al final de la escapada

A tantos desafíos se enfrenta hoy la humanidad que los visionarios son más necesarios que nunca. Cambio climático, inestabilidad geopolítica, inflación y envejecimiento de la población son retos que buscan respuestas urgentes. Cabrera identifica tres caminos: «Uno es encomendarse a Dios, otro es creer que las personas pueden impactar con sus acciones en el colectivo y la tercera, que es por la que yo me inclino, es la tecnología. No existe otra palanca para el cambio».