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Sanidad

El Gobierno pretende una retirada gradual de las mascarillas tras la Semana Santa

La reunión de este jueves también servirá para acabar con la monitorización diaria de la pandemia y poner en marcha una similar a la de la gripe

El Gobierno pretende una retirada gradual de las mascarillas tras la Semana Santa

La ministra de Sanidad, Carolina Darias. | A. Ortega (Europa Press)

Las mascarillas pueden ser pronto historia. Lo adelantó el domingo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aunque delegó en la ministra de Sanidad, Carolina Darias, que se reúne este jueves con los consejeros del ramo en Zaragoza. La intención es aprobar un calendario para la retirada gradual de los cubrebocas que comenzará a aplicarse tras la Semana Santa. El encuentro también servirá para acabar con la monitorización diaria de la pandemia y poner en marcha una similar a la de la gripe.

Sánchez realizó la primera declaración al respecto hace tres semanas, durante la visita a Madrid de la primera ministra de Dinamarca, uno de los seis países europeos que ya han decretado el fin del uso de las mascarillas en interiores. Otros lo harán en las próximas fechas. El presidente del Gobierno afirmó que España ya se encuentra en condiciones de retirarlas, pero que la última palabra la tendría la ciencia

¿El fin de las mascarillas?

Las fuentes sanitarias consultadas por THE OBJECTIVE indican que la desescalada es posible gracias al descenso de la incidencia, que se sitúa en los 431 casos por cada 100.000 habitantes. El Consejo Interterritorial de este jueves tendrá que acordar la mejor manera de acabar con el uso de los cubrebocas en interiores. Entre los gobiernos autonómicos hay disparidad de opiniones.

Madrid quiere retirar las mascarillas en espacios cerrados, aunque con excepciones: el transporte público, las residencias y los hospitales. En la línea de algunos expertos, Cataluña y Andalucía plantean que comiencen a eliminarse en el ámbito escolar, al entender que su uso continuado en los centros educativos puede ser «contraproducente» en el desarrollo de los menores. 

Una mujer se quita la mascarilla en Madrid. | Foto: Cézaro de Luca (Europa Press)

Se trata de una posición que también defiende la Asociación Española de Pediatría. Un estudio realizado entre 600.000 niños en el primer trimestre de este curso por investigadores catalanes certifica que los alumnos de Primaria que llevan mascarilla en clase no tienen menos riesgo de contagiarse de coronavirus que los de Educación Infantil, que están exentos de llevarla. 

En el extremo contrario, Euskadi, que opta por mantener el uso de los cubrebocas. Otras regiones esquivan posicionarse apelando al «consenso» y a criterios técnicos. Todo indica que habrá debate en la Interterritorial, por eso las fuentes consultadas por este periódico se inclinan por adoptar un calendario para retirar las mascarillas de forma gradual. 

«Demasiado pronto»

La intención es comenzar eliminando el uso obligatorio de las mascarillas en las escuelas, hacerlo luego en los bares y establecimientos comerciales y, por último, en los centros hospitalarios y sociosanitarios, espacios más vulnerables al contagio. El epidemiólogo Juan José Badiola afirma que es «demasiado pronto» para retirarlas de forma definitiva en interiores, aunque la tendencia de la variante ómicron «es favorable».

«No estoy de acuerdo con eliminarlas de forma generaliza, pero no me parece mal que se haga de forma progresiva», reconoce el experto. Badiola propone que la Interterritorial adopte una medida «acordeón», que favorecería volver a imponer su uso en caso de que la situación lo requiera. A pesar de que el 91,1% de la población española con más de 12 años ya cuenta con la pauta completa, el epidemiólogo sostiene que la vacuna tiene un control «relativo» sobre los contagios, mientras que los cubrebocas son «una barrera física muy eficaz».

Dos mujeres con mascarilla viajan en un tren. | Foto: Beata Zawrzel (NurPhoto)

El uso de las mascarillas se impuso hace casi dos años. El 20 de mayo de 2020 se publicó en el Boletín Oficial del Estado la orden del Ministerio de Sanidad que conminaba a llevarlas en cualquier espacio público. Hasta entonces, y debido a su escasez y a que no estaba claro cómo se transmitía el virus, el Ejecutivo descartó su uso. 

Con el paso de los meses se mostró su eficacia para prevenir contagios y se empezó a recomendar. Más tarde pasaría a ser obligatoria en transportes públicos y centros de trabajo, hasta acabar decretándose la obligatoriedad en cualquier espacio público. Las mascarillas dejaron de ser obligatorias en exteriores en la primavera del año pasado. La explosión de contagios en Navidad por la variante ómicron llevó de nuevo al Ejecutivo a regular su uso obligatorio al aire libre

Nuevo sistema de vigilancia

La restricción acabó el 10 de febrero, un día después de la accidentada votación de la reforma laboral, y sin contar con asesoramiento técnico. Sucedió la misma semana en la que el Congreso había avalado su imposición a través de una triquiñuela parlamentaria que metió en el mismo paquete la subida de las pensiones mínimas y el uso obligatorio de los cubrebocas en exteriores. Los diputados tenían que votar conjuntamente ambas cuestiones. Solo tres días después, el Ejecutivo levantó la restricción.

Sanidad tampoco ofrecerá a partir de esta semana datos diarios sobre la evolución de la pandemia, tal y como anunció hace unos días la ministra, Carolina Darias. Lo hará dos veces por semana debido a «la buena evolución» de los indicadores de la pandemia y la necesidad de avanzar hacia un nuevo sistema de vigilancia. Este es otro de los puntos que abordará la Interterritorial de este jueves. La idea es poner en marcha un modelo similar al de la gripe.

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