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Abascal descarta a Olona como rival: «Se ha quemado antes de lo que imaginábamos»

Vox no teme la candidatura de su exlideresa en Andalucía, que maneja un informe independiente que le augura un 5,7% de intención de voto a nivel nacional

Vox ya no teme a Macarena Olona. La polémica marcha de la exdirigente sumió al partido que preside Santiago Abascal en una crisis sin precedentes, con voces internas críticas por la manera en la que se había gestionado su salida y con un retroceso en todas las encuestas. La abogada del Estado, tras el portazo a su vuelta, denunció una supuesta falta de democracia interna y responsabilizó a la cúpula de los errores en la campaña andaluza. Pero tres meses después, la situación parece controlada. «Nos podía haber hecho daño, pero se ha quemado antes de lo que imaginábamos», confiesa en privado uno de los dirigentes de la formación.

Esta misma fuente confiesa que la exdiputada en el Congreso supuso «un quebradero de cabeza» en los momentos inmediatamente posteriores a su separación, pero que es ella misma la que se ha pegado «un tiro en el pie» con sus últimos posicionamientos políticos. Esta confesión alberga un valor especial, por cuanto Vox ordenó el silencio en torno a Olona para evitar que se beneficiara de la polémica. Desde entonces, no ha habido referencias públicas a ella, ni respuesta a sus ataques en redes sociales.

Una ausencia de respuesta (ni por canales ni por cuentas oficiales) que habría surtido el efecto deseado. Desde la formación a la derecha del Partido Popular encaran las elecciones autonómicas y municipales con inercia positiva. Y con la lección aprendida. No habrá más candidatos paracaidistas, sino que se apostará por la fortaleza de la marca, que será defendida por perfiles poco mediáticos que proceden de la sociedad civil o de la estructura orgánica provincial. Es lo que se ha consignado como la vía Gallardo, en referencia al vicepresidente de la Junta de Castilla y León.

Olona y las generales

Olona, tal y como ha informado THE OBJECTIVE, tiene intención de presentarse a las próximas elecciones generales, y ya ha sondeado a algunas personas de su confianza para acompañarla en las listas. Está convencida de que, en caso de hacerlo, lograría captar a algunos de los «rebotados» con su antigua formación y a «desencantados» con el Partido Popular. Su convencimiento se fundamenta en una encuesta confeccionada por una firma independiente que le augura un 5.7% de los votos.

Fuentes de esta consultoría aclaran, eso sí, que ese porcentaje no incluye variables como «el voto útil, la asignación de escaños según candidatos por provincia, las encuestas viciadas, horquillas sesgadas, etc.». «Luego se queda en mucho menos, pero ese porcentaje inicial sirve para crear ruido», admiten a este medio.

Una persona conocedora de la estrategia actual de la exlideresa de Vox asegura que su intención es ser «una muleta decisiva» en un futurible Gobierno de coalición entre PP y Vox a nivel nacional, con una aspiración electoral que ahora mismo rondaría «los siete diputados». Su nicho estaría en los desencantados que ya no van a votar a los dos grandes partidos de la derecha: de ahí sus malabarismos por encontrar un virtuoso término medio entre Alberto Nuñez Feijóo y Santiago Abascal.

No solo está la citada encuesta. Hay otra razón socio-demoscópica: considera que hay espacio para un liderazgo femenino en la derecha. No en vano, presumió hace poco de ser la segunda dirigente política más buscada en Google, por delante de Santiago Abascal y por detrás de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. También lleva tiempo siendo trending topic en Twitter, aunque desde Vox -la misma fuente que abre el artículo- hay quien conjetura que podría estar «invirtiendo dinero» en un mejor posicionamiento en la red social del pájaro azul.

Precisamente ahí, Olona ha tenido posicionamientos muy criticados. Ha reivindicado la existencia de la «violencia machista» frente a los «negacionistas» que niegan que a las mujeres se las asesine por el hecho de ser mujeres; ha loado a la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, su otrora némesis, por su altura en la «contienda dialéctica»; y ha condenado el asalto a las sedes de los tres poderes en Brasil… con un dardo a su exformación, deslizando que ese es «el futuro que no quiero para España». 

Alternativa a la alternativa

Recordemos que Macarena Olona se autoimpuso una condición sine qua non para presentar su candidatura a las elecciones generales: no comprometer «el necesario equilibrio que hay que mantener a la hora de conformar el próximo Gobierno de España». En este sentido, anunció que esperaría a mayo para constatar si Vox ha dejado de ser «una alternativa» y entonces actuar en consecuencia.

Desde Vox, sin embargo, no creen que los comicios autonómicos y municipales vayan a evidenciar que han dejado de ser una alternativa, sino todo lo contrario. Aspiran, de hecho, a gobernar por primera vez algunas regiones como Ceuta, así como ser determinantes en otras. Pero oficialmente se remiten a que mejorar los resultados de 2019 sería suficiente para encarar así con confianza el encuentro definitivo con las urnas, previsto para diciembre de 2023.

Aunque no todos los asesores consultados en estos meses por la abogada del Estado le han invitado a dar el paso («No debe haber más partidos a la derecha de Sánchez», le aconsejó uno, dado que « facilitaría su reelección»), ella parece decidida. No obstante, Santiago Abascal ya no teme este escenario como lo hacía el pasado mes de septiembre: no cree, en definitiva, que haya alternativa a «la alternativa».

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