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Sánchez Llibre renuncia a su papel de 'rebelde sin causa' ante Garamendi

El presidente de la patronal catalana se siente desengañado de una oposición estéril en la que muchos protestan pero nadie da la cara

Sánchez Llibre renuncia a su papel de ‘rebelde sin causa’ ante Garamendi

Josep Sánchez Llibre, ex diputado catalán y presidente de la patronal catalana Foment. | Europa Press

El presidente de la patronal catalana Foment, Josep Sánchez Llibre, ha dado un giro copernicano en su estrategia de oposición a Antonio Garamendi en la CEOE. Sánchez Llibre ha sido de los primeros en proclamar su apoyo al cambio de estatutos de la cúpula patronal que permitirá a su presidente electo presentarse a un nuevo mandato e incluso salir aclamado sin necesidad de abrir las urnas en el supuesto de que no se presente ningún otro candidato alternativo.

El cambio de actitud de Sánchez Llibre no debe interpretarse como un intento de colaboracionismo con Garamendi, sino más bien como el resultado de un desengaño frustrante en sus relaciones con los otros directivos empresariales contrarios a la gestión del jefe supremo de la organización confederal. El líder de Foment se había convertido en el ‘caudillo’ de una oposición en la sombra en la que se integraban otros paladines como el presidente de CEIM, Miguel Garrido; el de Cepyme, Gerardo Cuerva, aparte de algún responsable sectorial como Pedro Barato, titular de la patronal agraria Asaja.

De una forma u otra todos ellos han venido cuestionando alguna de las decisiones más trascendentales con las que la CEOE ha apoyado al Gobierno de Pedro Sánchez a lo largo de la legislatura. La contrarreforma laboral de Yolanda Díaz representó el punto álgido de las diatribas en el seno de la primera organización empresarial del país que luego se trasladaron de manera pública y notoria con motivo de las elecciones presidenciales en las que Garamendi ganó de calle a la candidata de Foment, Virginia Guinda, el pasado mes de noviembre.

CEOE celebra su asamblea general este miércoles

Desde entonces a esta fecha el presidente de CEOE ha ido ganando posiciones hasta el punto de asegurarse el favor mayoritario para cambiar los estatutos en una decisión que sus silenciosos opositores entienden como un afán de perpetuarse en el poder. Todos ellos pensaban que Sánchez Llibre mantendría el pulso dando la cara como jefe a la contra de las decisiones unilaterales que pudiera adoptar Garamendi. Craso error porque el presidente de Foment se ha cansado de repetir una tarea de desgaste que no solo no ha dado mayores resultados, sino que ha evidenciado una pose descarnada y lejana en todo caso al ‘seny’ con que siempre se ha manejado Sánchez Libre en sus relaciones políticas

A partir de ahora, si alguien dentro de la CEOE quiere mostrar su rechazo a Garamendi deberá buscarse otro embajador al uso o colocarse al frente de una manifestación que cada día cuenta con menos adeptos. Sabido es el axioma en virtud del cual todos corren en auxilio del vencedor y en el mundo del dinero este principio se ha demostrado prácticamente inmutable. Sánchez Llibre no quiere ser el rebelde sin causa dentro de la CEOE y ha decidido reorientar su estrategia con el establecimiento de una filial de Foment en Madrid

Control interno más férreo que en la época de Cuevas

Garamendi tiene pues el camino libre para modificar el reglamento interno de la CEOE que ya fue aprobado por el comité ejecutivo el pasado mes de junio con un solo voto en contra y una abstención. La propuesta será ratificada este próximo miércoles en la asamblea general convocada en Madrid. El cónclave anual que reúne a casi 800 representantes patronales culminará un proceso clave para el futuro de la organización empresarial y que presumiblemente será aprobado por aclamación, sin necesidad de una expresa votación secreta en las urnas. 

Del mismo modo, las futuras elecciones presidenciales de la CEOE se resolverán de manera directa siempre que sólo exista una candidatura oficial, lo que supone un grado de control interno mayor incluso que el oficiado en la época de José María Cuevas. En aquellos tiempos el mítico líder patronal salía elegido por aplastante mayoría pero, incluso sin tener ningún rival enfrente, era tradición que se instalase la urna para aquellos que quisieran ejercer el recurso al pataleo con su voto secreto antes de la proclamación del candidato único.

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