Tres jueces
Una de las preguntas que más me ha rondado la cabeza en la última semana, desde que se conoció la sentencia de la Audiencia Provincial de Navarra en el caso de La Manada, es esta: ¿qué interés –qué incentivos, como se dice ahora– tenían estos tres magistrados en dictar una sentencia que –no podían ignorarlo– iba a redropelo de lo que la opinión pública anhelaba y pedía? Esto es: condenar por un delito más grave en el caso del fallo mayoritario; condenar al menos, en el caso del voto particular.