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Escritoras: ¿poder o maldición?

Las mujeres han ido ganando terreno en España, sin embargo, todavía las escritoras están confinadas a un cierto tipo de etiqueta en el mundo editorial

Escritoras: ¿poder o maldición?

Unplash | Unplash

Días de polémica han corrido en redes y en los medios digitales con respecto a la paridad en el mundo editorial. No se para de hablar de paridad, el feminismo impregna desde el #metoo al caso La Manada: las mujeres son parte de la agenda. «Por fin», dirán algunas; «Basta ya», dirán otros.

Antes de llegar al debate en el mundo editorial, las redes sociales españolas debatían sobre feminismo, mientras los medios hacían caja con los feminicidios o las violaciones más sonadas de España –y si no, véase la reflexión del caso Alcàsser en Netflix–. Sin embargo, no fue quizás hasta la «carta contra el machismo» cuando un nutrido grupo de escritores y escritoras firmaron en contra de la Bienal Vargas Llosa considerando el sesgo y la falta de paridad entre los nominados del premio. Más allá de la calidad argumentada por los organizadores de la Bienal, la escasez de mujeres en cualquier convocatoria no se debe a que no existan, sino a que no se las mira y no se las ve. «El debate necesario es sobre géneros literarios, tendencias, tramas, voces y calidades, y no sobre géneros femenino o masculino como si estuviéramos repasando gramática. Pero a veces no queda más remedio. La escasez de mujeres no es cuestión de calidad, obviamente, sino de mirada», afirmaba Berna González en su columna en El País.

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La saga super ventas de Elena Ferrante | Imagen vía Lumen

Quizás, como alguna vez afirmó Elena Ferrante para la revista Vanity Fair, la respuesta de toda esta burbuja pase por la industria editorial y los medios de comunicación que están convencidos de ese lugar común donde la mujer debe estar en el gueto llamado literatura femenina: “Hay buenas escritoras, otras no tan buenas, pero todas ellas existen dentro del área reservada para el sexo femenino, solo deben abordar ciertos temas y en ciertos tonos que la tradición masculina considera adecuados para la mujer”. Ferrante afirma que cuando la escritura de una mujer no respeta esas áreas de competencia que los expertos han asignado a las categorías de libros a las que las mujeres deben estar confinadas, se viene a la mente que la idea de que quien lo escribe es un hombre; y no es raro pensar eso viniendo de la escritora italiana, a quién su anonimato le ha dado millones de nombres, especialmente de hombres. “¿Qué pasa si, en cambio, estamos tratando con una nueva tradición de mujeres escritoras que son cada vez más competentes? Tan efectivas que se están cansando del ginecólogo literario y están libres de estereotipos de género”, concluye Ferrante en la entrevista.

En España, las mujeres han ganado terreno; sin embargo, como también afirma Ferrante, todavía están confinadas a un cierto tipo de etiqueta. Tanto así que el pasado fin de semana, en Esfera de Papel, Rebeca Yanke citaba a Marta Sanz al explicar cómo a la industria editorial no le interesaba lo que ella proponía porque no pertenecía a los temas universales y que, por ser mujer, se restringía la mirada solo a cosas de chicas: «en definitiva, –cosas– que no interesaban a nadie». Sanz afirma que no solo pasaba con editores, sino también con editoras.

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Marta Sanz (izq sentada) junto a varias de las escritoras que intervinieron en ‘Tsunami, miradas feministas’. | Imagen vía Fundación Telefónica.

El auge de la “literatura hecha por mujeres” se ha centrado en la literatura del yo, el ensayo feminista o las ficciones hiladas por un personaje femenino. Escritoras como Edurne Portela, María Sánchez, Llucia Ramis, Luna Miguel, Lucía Baskaran, Sara Mesa o Elisa Levi son firmes representantes de ese narrar desde un personaje femenino; aun así, se encuentran escritoras como Cristina Morales, Beatriz García, Laura Fernández, Alba Carballal o Elvira Navarro que construyen personajes masculinos que hilan las páginas completas de sus cuentos o novelas de ficción. La mayoría de ellas se mueven entre la voz femenina y masculina, pero, si alguna sigue la línea de la sensibilidad o las narraciones desde el yo, ¿no se las estigmatizarán como mujeres que escriben para un gueto? O, a su vez, si no escriben desde la voz femenina, ¿no se les dirá que son hombres como a Ferrante? En conclusión, un estigma en forma de etiqueta «literatura hecha por mujeres» viene de cualquier forma, escriba la mujer que escriba.

Para algunos la cuestión en el mundo editorial se ratifica literalmente con hechos. Después de abordar en varias columnas «toda la verdad sobre machismo en la literatura», el periodista Alberto Olmos revelaba en Twitter una estadística, un hecho como una casa: Pilar Reyes, editora y mujer con poder en el mundo editorial afirmaba que “las mujeres envían muchísimos menos manuscritos que los hombres”. El dato pareciera que es una excusa para no crear señalamientos con matices, para no generar dudas, para no pensar en los sesgos, simplemente para acallar sin preguntarse ¿por qué está sucediendo esto?

La literalidad socava las luchas, no solo en el caso de columnas como las de Javier Marías o Vargas Llosa fomentado la ira entre intelectuales y burbujas de opinión casi tan obvias como el algoritmo de Facebook; también habría que hacer autocrítica desde el movimiento feminista para generar más debate y asimetrías culturales. Desde el anonimato poderoso de Ferrante, apasionada lectora del pensamiento feminista que no se considera militante pero reflexiona sobre el movimiento feminista entendiendo que «las luchas culturales son largas, llenas de contradicciones y, mientras ocurren, es difícil decir qué es útil y qué no”.

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Y como bonus track pregúntate cuántas mujeres españolas contemporáneas has leído y si ninguna te viene a la mente, aquí algunas lecturas recomendadas:

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Imágenes vía Seix Barral, Literatura Random House y Galaxia Gutemberg.

Bienvenidos a Welcome de Laura Fernández

Este año se ha reditado la primera novela de la escritora: una historia coral, divertida, extremadamente pop y también distópica. Un mundo en el futuro forrado de felicidad falsa.

Lectura Fácil de Cristina Morales

Con este libro la escritora ganó el Premio Herralde de Novela 2018. Una novela actual que da voz a cuatro mujeres con supuesta “discapacidad intelectual” -o será la sociedad y sus prejuicios los discapacitados- en una Barcelona real y descarnada.

Tres maneras de inducir un coma de Alba Carballal

La ópera prima de Carballal narra a unos personajes que podrían estar representados en la realidad por esa generación piensa en exceso pero que no se atreven a decir sus miedos en voz alta: ¿por qué mi vida no es lo que esperaba?

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Imágenes vía Literatua Random House, Anagrama y Aristas Martínez.

La isla de los conejos de Elvira Navarro

Un libro de cuentos que van hacia lo animal y el extrañamiento de los seres humanos. Relatos creados para no complacer al lector sino para amedrentarlo.

La tierra hueca de Beatriz García

Un relato no lineal, narra el viaje iniciático de Alexander Gorski a una selva imaginada. La segunda novela de la periodista Beatriz García no solo es narrativa, es una investigación por los rituales de magia brasileña y las culturas amazónicas del río Xing. Un libro para dejarse llevar, para ser curioso.

Formas de estar lejos de Edurne Portela

El amor romántico y la violencia son los temas que hilan esta novela. Portela narra el peligro de cómo a violencia dentro de la pareja se llega a normalizar aunque en la teoría estés en desacuerdo.

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