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Cómo reincorporarse al trabajo después de las vacaciones sin morir en el intento

Ya en la segunda quincena de septiembre, la mayoría de los trabajadores se han reincorporado ya a su rutina laboral después de las vacaciones de verano. E, independientemente de cuál haya sido el destino del descanso estival, la vuelta al trabajo supone dar de nuevo la bienvenida a las responsabilidades. Y el cambio no es fácil.

Cómo reincorporarse al trabajo después de las vacaciones sin morir en el intento

Ya en la segunda quincena de septiembre, la mayoría de los trabajadores se ha reincorporado a su rutina laboral después de las vacaciones de verano. Independientemente de cuál haya sido el destino del descanso estival, la vuelta al trabajo supone dar de nuevo la bienvenida a las responsabilidades. Y el cambio no es fácil.

Lo explica el psicólogo Guillermo Fouce, profesor de la Universidad Complutense de Madrid, presidente de la fundación Psicología sin Fronteras y vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid: «Lo que puede producirse es un desequilibrio porque hay un cambio fuerte entre las vacaciones y el trabajo que puede llevar a alteraciones emocionales». Es decir, a lo que popularmente se ha llamado depresión posvacacional. Fouce, en cambio, evita esa denominación y matiza que «no está aceptado ni corroborado» que exista «algo que se llame depresión posvacacional». Él prefiere hablar de un «estrés» provocado por el «periodo crítico de adaptación y de cambio», que es la reincorporación a la rutina y que «puede llevar a alteraciones emocionales», pero que, en cualquier caso, no es una enfermedad.

¿Ocurre universalmente a todo el que se haya tomado unas vacaciones? «Hay gente que se adapta mejor que otra», aclara Fouce, que incide en que los factores que hace que a una persona le cueste más que a otra este cambio son variados. «Depende un poco de la situación previa, por ejemplo, si estás satisfecho en tu trabajo», ilustra. «También de si las vacaciones han sido buenas o malas y de si empiezas a trabajar inmediatamente y te pones a un ritmo muy alto sin hacer un periodo de transición». Por ello, el experto recomienda que, si se sale de viaje, especialmente al extranjero, se dejen unos días entre la vuelta de vacaciones y la reincorporación a la oficina para ir habituándose a la rutina.

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Saber relativizar el trabajo y las vacaciones ayudará a la reincorporación. | Foto: Trent Erwin | Unsplash

Relativizar el trabajo y las vacaciones

La «relación con el trabajo y con el ocio» que tenga cada uno es un factor en el que insiste Fouce. «Tiene mucho que ver con cómo vemos el trabajo y cuál es el nivel de satisfacción que tenemos en el trabajo -tanto si cubre nuestras necesidades económicas vitales o no como si hay una carrera profesional o estamos en un trabajo precario en el que no nos desarrollamos o si estudiamos una cosa y trabajamos en otra-. Eso va a tener mucho peso. En segundo lugar, cognitivamente tiene que ver con no magnificar en exceso el tiempo de vacaciones y no valorar en exceso tampoco el tiempo de trabajo. Relativizar ambos conceptos y buscar los grises en vez de los tonos blancos y negros». Es decir, que en la playa se estaba muy bien con un mojito en la mano y un libro en la otra, pero la oficina no es una esclavitud.

Y ahí precisamente está una de las claves para superar esta época de estrés. Hay que encontrar «satisfacción en el propio trabajo», aconseja el psicólogo. «Uno debería sentirse útil, que tiene una profesión y que construye y, si no, como mínimo debería saber que está cubriendo sus necesidades a través del trabajo» y hay que «encontrar un sentido a por qué hay que trabajar y por qué hay que descansar». Pero esta no es la única llave para salir de este malestar. El psicólogo recomienda también tomarse «con calma la vuelta al trabajo, no agotándose el primer día, no dándolo todo desde el principio porque eso nos puede dar problemas». Y señala otro elemento a tener en cuenta: «Hay que readaptar los horarios -especialmente si se ha viajado al extranjero-, hay que readaptar las comidas y hay que readaptar la rutina». En definitiva, «hay que volver a tomar el pulso y, si se hace de manera muy radical, puede haber desequilibrios físicos y psicológicos».

En caso de que estos cambios no se hayan hecho de manera correcta, se puede acudir a un psicólogo. «También en casos en los que el trabajo sea muy insatisfactorio. A veces lo que ocurre es que a lo largo de las vacaciones ocultamos los problemas que teníamos, pero los problemas siguen ahí, tarde o temprano hay que enfrentarlos. No puedes mirar a otro sitio porque vuelven a ti y pueden volver con más fuerza porque has tenido una ilusión de desconexión que no se ha producido», concluye Fouce.

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