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Seis verduras y hortalizas que no deberías comer crudas

No solo por su sabor o por la dificultad de la masticación, sino también por la presencia de sustancias potencialmente tóxicas

Seis verduras y hortalizas que no deberías comer crudas

Vista cenital de varias verduras y hortalizas | ©Freepik.

Es posible que comer cosas crudas tenga cierta fama, especialmente si hablamos de verduras y hortalizas. Sin embargo, eso no significa que siempre sea cuanto menos recomendable. Es cierto que son muchos los ingredientes que, si se consumen sin cocinar, suponen un mayor aprovechamiento de nutrientes.

Esta condición no quita que, en según qué casos, también haya contraindicaciones. Damos por hecho que nadie contempla comer ciertos alimentos en su forma cruda, como sucede con el huevo, o incluso con ciertos tipos de carne más allá del clásico steak tartar. No obstante, es habitual que las verduras y hortalizas no tengan esos impedimentos a la hora de comerse sin cocinar.

Los ejemplos de verduras y hortalizas que se pueden consumir crudas son casi infinitos, donde son las frutas las que generalmente no han de someterse a ningún tratamiento culinario. También pasa con la mayoría de verduras u hortalizas, pero no todas, pues también podemos correr el riesgo de sufrir una indigestión.

Luego a ello hay que sumar que no todos los productos son agradables en su consumo en crudo, lo cual damos por sentado, pero por si acaso también convendrá explicar que hay alimentos que, aunque quisiéramos tomar sin cocinar, no conviene hacerlo.

Qué verduras y hortalizas no se deben comer crudas

En algunos casos va a venir generado por malas digestiones o indigestiones, pero también sucede que pase por la presencia de ciertas sustancias nocivas que, tras la cocción, desaparecen. De hecho, en nuestra lista de la compra cotidiana puede haber varios ingredientes arriesgados y que conviene cocinar para evitar peligros.

Patatas

Bien es cierto que casi nadie comerá patatas crudas en su sano juicio. Duras, terrosas y poco agradables al paladar, este tipo de tubérculos no suelen prestarse a ser comidos en crudo. Aún así, si tuviéramos la extraña tentación de disfrutar de unas patatas crudas en detrimento de unas patatas fritas o unas patatas cocidas debemos saber que nuestra salud lo desaconseja.

No solo porque causen hinchazón abdominal y malestar, debido a la gran cantidad de fibra que contienen —el famoso almidón resistente—. También por lo que puede pasar si han estado mal conservadas. En este caso, si se mantienen a temperaturas elevadas o expuestas a la luz solar, veremos que empiezan a tener puntos verdes. Si esto sucede, la patata no se debe consumir pues estará aumentan la cantidad de solanina que contiene, un alcaloide muy potente y tóxico, incluso cuando la patata esté cocinada.

Berenjenas

Un plato de verduras con berenjenas crudas
Las berenjenas también tienen solanina. ©Freepik.

No es que las berenjenas sean solo poco recomendables en crudo debido al sabor amargo que tienen, sino también a la presencia de la solanina. No en vano, forma parte junto a las patatas y los tomates de la familia de las solanaceas. Esta solanina además bloquea la absorción del calcio, razón que la hace poco recomendable.

A ello hay que sumar que su ingesta en crudo supone problemas gastrointestinales y neurológicos como náuseas, vómitos, hinchazón abdominal, diarrea o mareos. Por eso, cualquier berenjena que vayamos a consumir debería estar siempre cocinada.

Hongos y setas

Damos por sentado que nadie comería setas venenosas ni en crudo ni cocinado, pero no son, en general, buenas amigas de las digestiones. No en vano, las digestiones de setas son de por sí bastante pesadas y generan hinchazón abdominal frecuente, sin importar el tipo de seta en cuestión, por inofensiva que parezca.

De hecho, parte de la no recomendación de su consumo en crudo está en que incluso son menos nutritivas que si están cocinadas. Por este motivo, todo tipo de setas (champiñones, boletus, setas de cardo, colmenillas…) conviene que sean cocinadas tanto para evitar malas digestiones como para maximizar sus nutrientes.

Crucíferas

Este tipo de hortalizas incluyen a casi toda la familia de las verduras de invierno como pueden ser coles, repollos, berzas, coliflores, lombardas o brócoli. Al contrario de lo que pasa con los otros ejemplos, aquí no hablamos de sustancias tóxicas en crudo, pero sí de indigestiones.

Un plato con coliflor y brócoli crudos
El exceso de fibra de las crucíferas complica las digestiones si se consumen en crudo. ©Freepik.

La complicación está en la cantidad de fibra alimentaria que tienen, que es difícil de digerir si estos productos se toman sin cocinar. Por este motivo, cuando se consumen de noche estas hortalizas son especialmente indigestas, pues la hinchazón abdominal, los gases o la pesadez son frecuentes.

Hojas de ruibarbo

Vista cenital de hojas de ruibarbo
No es habitual en la cocina española, pero las hojas crudas de ruibarbo son potencialmente tóxicas. ©Freepik.

Es bastante posible que vayamos a dormir tranquilos esta noche porque el ruibarbo no es muy habitual en nuestra dieta. No obstante, conviene saber que puede tener numerosos antinutrientes, es decir, interfiere en la correcta absorción de ciertos minerales.

Esto se debe a que las hojas contienen niveles elevados de ácido oxálico —que puede causar daño renal si se consume en dosis elevadas—, pero no solo eso. Al interferir con el hierro, el magnesio o el calcio, estaríamos restando propiedades al resto de nuestra dieta por la ingesta del ruibarbo. Por cierto, también las espinacas son ricas en ácido oxálico, por lo que sí se recomienda consumirlas cocinadas.

Alubias rojas

Puede parecer bastante evidente que las alubias rojas (o las judías rojas) no se van a consumir nunca en crudo por su textura, pero sí podríamos caer en la trampa de no cocinarlas lo suficiente. Lo que sucede con ellas es que son ricas en fitohemaglutinina, una sustancia tóxica y potencialmente mortal si se consumen muchas de estas judías.

Por suerte, si se cocinan las alubias rojas, el peligro desaparece. No obstante, si no están bien cocinadas, pueden interferir en la absorción de nutrientes y también causar daños epiteliales a lo largo del sistema digestivo, por lo que no se deben tomar nunca en crudo o poco cocinadas.

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