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Alimentación intuitiva: cómo recuperar la relación con la comida sin sentir culpa

Entender la saciedad y el apetito son, entre otras cosas, lo que el libro ‘Come sin hacer dieta’ promulga

Alimentación intuitiva: cómo recuperar la relación con la comida sin sentir culpa

Una mujer comiendo un trozo de pizza | ©Freepik.

En un mundo colmado de dietas, encontrar conceptos como nutrición intuitiva o alimentación intuitiva, que permitirían perder peso sin estar atado a restricciones suena casi a utopía. Sin embargo, es parte del mensaje que defienden las nutricionistas Estefanía Fernández y Victoria Lozada en Come sin hacer dieta, editado por Grijalbo.

El libro, que se podría considerar un libro antidieta, las autoras hacen hincapié en una de las claves, que es el movimiento intuitivo vinculado a la alimentación. Antes de ello, además, insisten en dejar bien clara la realidad de un mundo obsesionado con las dietas y la pérdida de peso.

Buena parte de la obra se centra en explicar los porqués de esa tentación tan humana de perder peso, pero también a explicar qué es la gordofobia o por qué buena parte de los mantras dietéticos que conocemos no son ciertos, están desactualizados o incluyen sesgos. En los ejemplos, generalizaciones como el cacareado índice de masa corporal, la demonización de la grasa o, lo que consideran relevante, la patologización de la obesidad.

Una realidad que menciona dentro de un epígrafe dedicado al movimiento intuitivo donde dan pautas de entender realmente por qué pretendemos perder peso. De hecho, es una de las preguntas que más trabajan en el libro: ¿hacer ejercicio para perder peso o por salud? En cualquiera de los dos casos, veremos que la nutrición intuitiva apunta a los mismos caminos.

Entendiendo la alimentación intuitiva: la despedida de la culpa

Una mujer practicando alimentación intuitiva
Aunque se puede perder peso con ella, la alimentación intuitiva apunta a un método integral de bienestar y autoconsciencia.© Freepik

En THE OBJECTIVE ya te explicamos en qué consistía la alimentación intuitiva y cómo se podía utilizar para adelgazar. Sin embargo, en este uso que demos de la nutrición intuitiva o alimentación intuitiva podemos ir más allá. Se trataría de vencer al prejuicio de simplemente comer en busca de unos objetivos que, como explican en su obra, el ser humano adulto ha perdido.

«A muchos adultos les cuesta sentir las señales de hambre y saciedad de su cuerpo y descifrar lo que intentan decirles», explican en este epígrafe. Sin embargo, la realidad es que es una sensación que hemos perdido por el camino. «Venimos al hambre sabiendo cómo sentir el hambre y utilizamos esa señal para dirigirnos hacia la comida», relacionan con la infancia. Cuando un bebé tiene hambre, llora como alerta y, una vez saciado, se calma.

El problema, explican, llega cuando «empezamos a clasificar los alimentos, a darles un valor moral, y cuando la cultura de la dieta poco a poco va destruyendo nuestra confianza corporal». Aquí aparecen factores externos que dinamitan estas relaciones y que son los que coartan nuestra forma de comer. Aunque esto no significa que abramos una barra libre a productos poco recomendables. Sí significa abrir la mente ante los posibles antojos, a comprender nuestra forma de pensar y entender la comida y, en resumidas cuentas, a conocer mejor lo que comemos, cómo lo hacemos y por qué lo hacemos.

La letra pequeña de la alimentación intuitiva: para quién no es

Sin embargo, explican que no siempre la alimentación intuitiva es factible para todo tipo de personas. En ese ejemplo, citan personas que están pasando por procesos de recuperación de trastornos de conducta alimentaria o personas que carecen de seguridad alimentaria. También las que pueden tener un historial traumático. No obstante, aunque en términos generales no se puedan beneficiar de la alimentación intuitiva, sí profundizan en que hay aspectos que se pueden adaptar.

La alimentación intuitiva a través del autoconocimiento

La esencia de la alimentación intuitiva es una alimentación consciente en las que se alinean necesidades físicas con valores, preferencias y nuestra realidad. Lo que elimina de la ecuación a reglas, hábitos o señales externas que, indican, «ni nos conocen». Es decir, tú sabes qué y cómo te sienta bien.

Una mujer comiendo
La alimentación intuitiva se centra en un mayor autoconocimiento de qué y cómo comemos. ©Freepik

En este sentido, refuerzan que la alimentación intuitiva «anime a las personas a respetar su apetito y saciedad». Sobre todo, prestando atención a las señales físicas y mentales que el cuerpo manda. Del mismo modo, explican, basándose en el concepto que estipularon las nutricionistas Evelyn Tribole y Elyse Resch en «adoptar comportamiento que aporten bienestar, independientemente del peso y tamaño del cuerpo».

La cuestión es: ¿cómo repercute la alimentación intuitiva en nuestro cuerpo y nos hace sentir mejor? Contrariamente a lo que se piensa, no es una pseudociencia, sino que hay numerosos estudios científicos que avalan sus resultados. Todos ellos redundan en un beneficio integral en el cual la persona comprende y controla mejor cómo su organismo funciona, facilitando esta tarea.

Lo cierto es que la literatura médica que habla de alimentación intuitiva acaba comprobando que también se reducen los índices de masa corporal. Sin embargo y más relevante, como explican en Come sin hacer dieta, son otros factores. Entre los que citan, aportan estudios que avalan sus éxitos.

De lo más significante, apuntan a «una mejora de la autoestima, de la satisfacción con la vida, con la imagen corporal y de la salud mental». En un sentido parecido, también se vincula a un mayor disfrute de la comida, a menos tasas de atracones y a ciertas mejoras orgánicas como la reducción de la presión arterial y del estrés, además de la estabilización del peso.

Come sin hacer dieta
Come sin hacer dieta: Una nueva forma de entender la nutrición
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