La marca Lancia resucita tras trece años hibernando con un urbano eléctrico prémium

Indiana Jones debería estar contento. Con el cambio de siglo, el actor que le encarna (Harrison Ford) se debió pagar una buena cena con lo que le dieron por anunciar uno de sus últimos diseños de Lancia, el Lybra. Pero eso fue hace mucho, demasiado, porque desde entonces la empresa ha estado casi en estado en coma… hasta que le han dado un calambrazo con su nuevo Ypsilon.

La electrificación parece haber insuflado vida a un cadáver exquisito como era el de la firma de Turín. Incluida dentro del universo automotriz Stellantis, resultaría obvio que acabara siendo una reinterpretación de un concepto afín de otras marcas del grupo. Sin embargo, los italianos han rizado el rizo a la hora de darle personalidad propia a un coche que podría caer en el másdelomismo.

Ikea no, algo mejor

El truco de magia que se han sacado de la chistera es encargar su diseño no a proyectistas de coches, sino de muebles (al menos en sus aderezos exteriores e interiores, que lo de diseñar coches es más complicado).

El resultado ha merecido la pena, que podrá gustar más o menos, pero sí que es distinto a todo lo visto. Si además revisten a su modelo con la reconocida cuidado a la estética italiana, y elevan el listón de la calidad con respecto a sus hermanos de plataforma, obtenemos un coche de aspecto sobresaliente, superior, y con personalidad propia. Justo lo que necesitan en un grupo que aglutina a catorce denominaciones distintas, y este modelo promete ser el reinicio de una marca que estaba se encontraba en estado de parada cardiorrespiratoria.

Basado en la plataforma eCMP que comparte con modelos como el Peugeot e-208 eléctrico, posee el paquete de baterías y sistema de propulsión del Jeep Avenger y Fiat 600e. Por fortuna, muchas piezas compartidas no conducen a un hermano clónico, sino a algo distinto.

Para su lanzamiento, han contado con la ayuda de Cassina, un prestigioso estudio de diseño que se dedica a desarrollar muebles de muy alta gama. Las imágenes mostradas son las de esta versión, pero habrá otras más accesibles.

Con 4,08 metros de largo y 1,76 metros de ancho, el nuevo Lancia Ypsilon es más grande que el modelo al que sustituye. Es ligeramente más bajo que su predecesor, y como era de esperar, es más pesado. El modelo eléctrico se va a los 1.584 kilogramos, pero las posteriores versiones híbridas que llegarán le restarán algo de grasa. En principio, está previsto que porten un motor de gasolina de 1.2 litros PureTech con tres cilindros y muy bajo consumo.

La voluminosa batería de 51 kW puede recargarse del 20 % al 80 % en 24 minutos, con prestaciones afines a las de todos aquellos modelos que llevan la misma. El motor de 154 CV y tracción delantera podrá recorrer hasta 403 kilómetros en el ciclo combinado WLTP. La firma no deja cifras de velocidad y aceleración, pero por peso y el motor que equipa deben ser similares a las del e-208, Avenger y 600e, autolimitada a 150 kms/h y con un registro de poco más de 8 segundos en el de 0 a 100.

Su acabado exterior es el propio de los coches de Lancia, con líneas sobrias, elegantes y discretas. La versión presentada es una edición especial, y futuras versiones de acceso tendrán con toda seguridad acabados menos refinados aunque más baratos.

Nuevo diseño, nuevo mercado

El nuevo lenguaje de diseño de la marca se denomina Pu-Ra, que irá alojada en al menos dos modelos más que vienen de camino. En 2026 llegará el Gamma, un fastback de algo más de cuatro metros y medio, y el legendario Delta, un compacto deportivo; los dos con propulsión eléctrica. La idea de Lancia es vender solo vehículos eléctricos a partir de 2028.

El frontal presenta un original grupo óptico que se prolonga por todo el morro a través de una línea que viaja entre la parrilla y el capó. Toda ella se combina con el paragolpes y unos embellecedores laterales. Visto de lado, las puertas delanteras son como las puertas delanteras de toda la vida; las que cambian son las traseras, con los tiradores enrasados en el pilar C.

Los pilotos traseros son redondos y rememoran al deportivo Lancia Stratos que se hizo famoso en los rallys. Dentro del faro se encuentra la letra Y en disposición horizontal.

Interior muy cuidado

Una vez dentro, la firma aplica el concepto S.A.L.A. (Sound Air Light Augmentation) en el diseño de todo su interior. A cambio, Lancia entrega un coche mucho más moderno, avanzado y conectado a su tiempo que sus modelos anteriores. Con dos pantallas de 10,25 pulgadas se controla todo; una es para el conductor y la otra dedicada a manejar el infoentretenimiento.

Entre sus posibilidades entra el sistema compatible con Android Auto y Apple CarPlay, y cargador inalámbrico para móviles. Entre las ayudas a la conducción están el control de crucero adaptativo, de asistente de mantenimiento de carril y de asistente de señales de tráfico. Hay más en su arsenal tecnológico, como ayuda al aparcamiento con cámara trasera, sistema de acceso y arranque sin llave, y asientos delanteros calefactables con ajustes eléctricos y función de masaje.

También cuenta con tres puertos USB-C para recargar dispositivos electrónicos, un sistema de sonido a la altura, iluminación ambiental personalizable y un filtro capaz de eliminar el 99 % de las partículas nocivas cuando entre aire fresco desde el exterior.

Cambio de horizontes

Si el Ypsilon previo fue desapareciendo paulatinamente de mercados no transalpinos, este nuevo modelo alberga el espíritu internacional que perdió. Fabricado en Figueruelas, Zaragoza, llegará a mercados como Bélgica, Países Bajos, Francia, Alemania, y obviamente Italia y España.

Lancia quiere atraer a una clientela de una edad mediana pero con ambiciones, con la premisa de ofrecer un utilitario prémium. Llegará a los concesionarios en la segunda mitad de 2024, y aunque no tiene precio en nuestro país, el acabado Edizione Limitata Cassina será lanzado en Italia a cambio de 39.999 euros. Las versiones híbridas deberían rebajar esta cifra en mucho, si miramos lo que hacen los modelos afines del grupo.

Nadie sabe muy bien si para sacar de las catacumbas a Lancia tuvieron que llamar a Indiana Jones. Lo que sí se sabe, y salta a la vista, que Lancia no estaba muerta, sino hibernando. El desfibrilador le ha sentado bien.