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Opinión

Belén Esteban y David Broncano hacen estallar RTVE

«Sería una fantasía contar con unos Servicios Informativos ajenos a los vaivenes de los cambios en Moncloa»

Belén Esteban y David Broncano hacen estallar RTVE

El presentador David Broncano.

A lo mejor conviene dejar de hablar de las dos Españas para reconocer de una vez por todas que, en realidad, lo que sucede es que este país es bipolar. Y que tampoco sabe lo que quiere. Al menos, en la práctica, esta teoría la podemos aplicar a cuanto sucede con el Ente (nunca se ha definido con mejor palabra una empresa pública española), que es como conocemos cariñosamente a la odiada Radio Televisión Española. No hay más que ver la lucha encarnizada entre dos modelos que, supuestamente, nos han presentado como incompatibles: el de una televisión rigurosa y de prestigio, supuestamente representado por Elena Sánchez, y el del entretenimiento puro y duro, al parecer defendido por José Pablo López. Agua y aceite, ambos no llegaban a cuajar en ningún momento y su convivencia ha sido más complicada que una temporada de Juego de tronos. Al parecer, el día en que al Director de Contenidos se le ocurrió fichar a Belén Esteban como jurado de Baila como puedas (contratación que quedó finalmente frustrada) firmó su sentencia de muerte. Lo que la Directora interina de RTVE no imaginaba es que ella iba detrás en esta Semana Santa Roja en la que han adelantado las crucifixiones en el Consejo de RTVE.

No sé en qué momento de la historia de este medio se decidió que el prestigio se ganaba siendo un coñazo y que al público solo le divertía la ordinariez, porque ahí se perdió realmente esta batalla. Se puede informar con rigor sin aburrir y se puede entretener sin bajar el listón; es más, es lo que debería hacerse para atraer la atención de los espectadores mientras se les trata con el respeto que merecen. Pero aquí estamos, sumidos en una batalla de máximos, de todo o nada. Tampoco puede ser que queramos una televisión que sea un servicio público, pero luego los titulares se ceben en cada uno de sus fracasos de audiencia como si fuera una cadena más, compitiendo como una privada. ¿En qué quedamos? TVE está atrapada en un círculo tóxico del que tiene difícil salida porque, además, está sometida a todo tipo de presiones políticas.

Sería una fantasía contar con unos Servicios Informativos independientes, de referencia, ajenos a los vaivenes de los cambios en Moncloa. Con una programación que combinara el servicio público, sobre todo en La 2, con el entretenimiento para todos, con una clara y contundente apuesta con la ficción española. Se habla mucho de la edad de oro de las series españolas actuales pero basta con echar un vistazo al archivo de TVE para recordar las brillantes series de autor por las que se apostó en dorados momentos de su historia: Fortunata y Jacinta, Los pazos de Ulloa, Crónicas de un pueblo, Anillos de oro, Historias para no dormir, Curro Jiménez, Verano azul… En los últimos tiempos, la cadena ha maltratado dos de sus grandes éxitos, El ministerio del Tiempo y Los misterios del Laura, cuyas renovaciones han sido una tortura para sus creadores, demostrando el poco interés de la cadena en cuidar sus productos. Eso no puede seguir así, máxime cuando son ficciones que hasta nos intentan comprar o plagiar directamente por su originalidad. Una televisión pública es clave en el desarrollo y promoción del sector audiovisual, una industria cada vez más importante tanto en su vertiente industrial como cultural.

Pero permítanme volver un momento al caso José Pablo López, porque me parece sintomático de una realidad de este país cainita: el Director de Contenidos ha sido cesado tras haber cumplido su misión en su cargo, que no era otra cosa que sacar a TVE de la grave crisis de audiencia en la que estaba sumida. Llegó al puesto cuando la cadena obtenía una media del 8,3%, la peor de su historia, y se marcha dejándola en un 9,8%, después de siete meses como segunda opción por encima del doble dígito (logró el mejor enero en seis años, con un 10,4%). Es cierto que en su etapa han fracasado algunos formatos, pero eso ha sido indicativo de que ha intentado apostar por nuevos contenidos originales: no se puede evolucionar sin arriesgar. Y se ha atrevido con una política de fichajes sorprendente, pescando en las aguas revueltas de Mediaset, recuperando los rostros que la otrora cadena amiga ha perdido en su desnortada política actual. Algunos cuestionarán esta medida, pero los rostros populares tienen su tirón y TVE carece de star system: basta con ver Telepasión para saber que ahí falta mucha chicha. José Pablo lo ha tenido claro desde un principio, y le ha ido bien. Es injusta esa fulminante salida por la puerta trasera.

En esa lógica se entiende perfectamente el fichaje de Broncano para programarlo contra El Hormiguero en la franja más competitiva de la televisión. Por mucho que nos la vendan como una operación política de acoso y derribo contra Pablo Motos, lo cierto es que el access time es muy goloso y será la audiencia la que decida en su momento quien gana la batalla. De funcionar, el éxito redundaría en el prime time de la pública a costa de debilitar a la cadena líder. Nadie puede esperar que semejante golpe salga gratis. Tampoco que provocara tamaño terremoto.

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