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«La izquierda populista corre un gran riesgo con su condescendencia hacia el islam más radical»

Un experto pronostica cómo puede afectar el aumento de musulmanes al sistema legal en España

«La izquierda populista corre un gran riesgo con su condescendencia hacia el islam más radical»

Musulmanes rezan en Madrid durante la pasada Fiesta del Sacrificio. | Guillermo Gutiérrez (Europa Press)

Es habitual que las estadísticas oficiales y los medios de comunicación analicen la cuestión de la llegada de inmigrantes a nuestro país desde la perspectiva económica, demográfica o en términos de cifras de criminalidad. Un enfoque menos frecuente es el de si el aumento de la población venida de países con distintas culturas podría llegar a repercutir, a medio o largo plazo, en el sistema legal español.

Esta es precisamente la pregunta que se ha hecho David Garciandía, un joven académico español afincado en Inglaterra y que enseña Derecho de la Unión Europea en la Universidad de Oxford. Fruto de su investigación, este doctorando acaba de publicar el artículo El futuro de la ley civil en España: un modelo basado en la evolución de la religiosidad y en la influencia religiosa en la ley. En él, Garciandía analiza cómo los cambios en la fe de la población afincada en nuestro país, tanto nativos como inmigrantes, pueden llegar a cambiar nuestro sistema legal.

En concreto, Garciandía parte de la base del aumento de población española que profesa la religión musulmana, un fenómeno que se produce al mismo tiempo que desciende el número de católicos. ¿Repercutirán estos cambios sociales en una ley más laica o, por el contrario, puede esta verse influida por el islam? El profesor señala que una política legal que ignore las cuestiones de fe puede llevar a la marginación de minorías religiosas, lo que favorece la radicalización y la no aceptación de lo laico. Por eso advierte que el coste de implementar políticas de inclusión religiosa puede ser menor que el de no hacerlo. Además, Garciandía trata de demostrar que este enfoque integrador no lleva necesariamente a la islamización de nuestro país.

Evolución del número de musulmanes en España desde el año 2003 / Journal of Law, Religion and State 11, 1-3 (2023) ; 10.1163/22124810-11010003

En conversación con THE OBJECTIVE, Garciandía explica que el ordenamiento jurídico español «tiene fuertes raíces cristianas» pese a que en las últimas décadas se hayan aprobado algunas leyes no alineadas con el catolicismo, como la del aborto o la ley trans. Esta identificación puede verse en detalles como el hecho de que los domingos sean festivos, pero también en términos generales, como «la centralidad de la persona en nuestro ordenamiento», algo intrínsecamente cristiano, en comparación con otros sistemas que priman al colectivo o a la nación. Por el contrario, indica Garciandía, «la influencia musulmana en el ordenamiento jurídico español es, de momento, mínima».

El profesor de Oxford también apunta a que la Iglesia Católica está en el nivel más alto en cuanto a estatus jurídico en España, lo que le permite gozar de beneficios exclusivos que no le son reconocidos a otras confesiones religiosas, como la posibilidad de obtener financiación vía IRPF. El islam se situaría en un segundo nivel, entre las confesiones que tienen un acuerdo con el Estado y que cuentan también con muchos de esos beneficios.

Si bien Garciandía tiene claro que «la laicidad del sistema legal no está actualmente en riesgo en España», ello no quita que las distintas confesiones religiosas traten de aumentar su influencia. En este sentido, el académico observa dos tendencias contrarias en la política española actual. Por una parte, la irrupción de Vox ha puesto sobre la mesa la cuestión religiosa como reacción a la creciente inmigración musulmana. «Vox, en línea con otros partidos de derecha populista en Europa, parte del presupuesto de concebir a España como un país exclusivamente católico desde el punto de vista religioso. Creo, no obstante, que Vox utiliza el catolicismo más para la construcción de la identidad nacional que como base moral para sus políticas».

Por otro lado, los partidos de izquierda, especialmente la izquierda más populista, corren un gran riesgo con su «actitud de condescendencia hacia los postulados más radicales del Islam». En este sentido, Garciandía señala que deben tenerse en cuenta tres elementos demográficos: el aumento neto de los inmigrantes musulmanes y el hecho de que existe un subgrupo de musulmanes radicales con tasas más altas de reproducción y de transmisión de la fe que la media española y que los musulmanes moderados. Esto puede provocar, según Garciandía, que este grupo más radical, a medida que aumenta su número, tenga mayor capacidad de influencia religiosa sobre el derecho y la política.

Garciandía apuesta por un modelo a medio camino entre Vox y la izquierda populista: «La clave es diseñar bien las políticas de inclusión, de tal forma que promocionen una visión del mundo entre las minorías religiosas compatible con la laicidad, ya que es posible tener una sociedad religiosa en un Estado laico como el español». En este eje, el doctorando opina que «un partido de centro-derecha como el PP tiene aquí un papel importantísimo que jugar, ya que es el único que puede encontrar un equilibrio satisfactorio entre la inclusión y el realismo, entre el wishful thinking de la izquierda y la brocha gorda de la derecha populista de Vox».

El académico pone dos ejemplos de políticas fácilmente implantables en el sistema español. Por una parte, el reconocimiento del deber de las empresas de acomodar razonablemente las prácticas religiosas de los empleados. De esa forma, se evita colocar al trabajador ante la situación extrema de tener que elegir entre su empleo o su religión. Así, se previene la exclusión socioeconómica de las minorías, que es precisamente el factor más importante que favorece la aparición de los fanatismos religiosos. Por otra, Garciandía apuesta por la modificación de las regulaciones funerarias para permitir que los musulmanes puedan enterrar a sus difuntos en España. Actualmente, los musulmanes no pueden hacerlo puesto que, de acuerdo a sus creencias, el cuerpo del difunto tiene que estar en contacto directo con la tierra, lo que va en contra de las regulaciones españolas, que exigen la presencia de ataúdes. En este sentido, habría que habilitar zonas especiales en los cementerios para los musulmanes. «Es insensible exigir a un musulmán que se sienta identificado con España si no se le permite ni a él, ni a sus antepasados, ni a sus descendientes que puedan ser enterrados en el país».

Si continúa la tendencia actual de descenso del número de católicos y aumento de los musulmanes, Garciandía pronostica que la religión cristiana «irá perdiendo capacidad para influir en las leyes y políticas españolas». En el ámbito islámico, asegura, «es probable que veamos reconocidas algunas cuestiones de doctrina, como por ejemplo los derechos hereditarios a las esposas de matrimonios polígamos celebrados fuera de España o la modificación de las regulaciones funerarias para acomodar los ritos musulmanes».

La tendencia del Gobierno actual, añade Garciandía, es la equiparación de los beneficios para todas las confesiones religiosas, «por tanto, cabe esperar que la Iglesia Católica vaya perdiendo algunos de sus privilegios y que el resto de confesiones vaya adquiriendo más beneficios».

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