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'The Legend of Zelda: Tears of The Kingdom': un nuevo éxito rotundo de Nintendo

La compañía japonesa entrega un juego casi perfecto para toda la familia, que con toda seguridad estará en las listas de premios a finales de año

‘The Legend of Zelda: Tears of The Kingdom’: un nuevo éxito rotundo de Nintendo

Una escena del videojuego 'The Legend of Zelda: Tears of The Kingdom'. | Nintendo

El recientemente lanzado The Legend of Zelda: Tears of The Kingdom añade otro título legendario a esta saga con un gran número de entregas y sin duda alguna tiene todas las papeletas para convertirse en GOTY (mejor juego del año). Lo más sorprendente de todo es que a estas alturas los aficionados parece que se preocupan más del rendimiento gráfico de los juegos que de la jugabilidad. Algunos estudian minuciosamente la tasa de frames por segundo para intentar localizar alguna bajada significativa en el rendimiento y así construir sus críticas. Buscan el momento en que el juego flaquea o tiene un pequeño defecto para restar puntuación al cómputo final. Los hay que ya han criticado a Tears of The Kingdom porque les parece un juego de gráficos antiguos, pura envidia. No disponen de ningún otro argumento significativo.

Pero, por otro lado, muchos de los responsables de las dos consolas más avanzadas del mercado, han quedado sorprendidos aplaudiendo esta continuación de The Legend of Zelda: Breath of The Wild, y eso es por algo. Esa primera aventura del Link más moderno llegó a atesorar hasta noventa premios, incluyendo por supuesto los de mejor juego del año en 2017. Ahora, esta entrega sin duda alguna riza el rizo, porque la grandiosidad de escenarios en mundo abierto y las posibilidades del protagonista se han multiplicado por dos. Para que se hagan una idea, acabar el juego con todos los secretos descubiertos, todas las misiones y todo el recorrido repleto de cuevas, islas flotantes, santuarios, atalayas y enemigos, puede llevarnos a más de doscientas horas de juego, que se dice pronto.

El mundo de Hyrule en donde habitan nuestros dos principales protagonistas, la princesa Zelda en lucha permanente por la salvación de su reino y su fiel amigo Link, que es a quien manejamos en las aventuras. El personaje sigue estando amenazado por un gran número de enemigos y por supuesto por el siniestro Ganondorf. Nuestro objetivo es de leyenda: rescatar a la princesa allá donde esté.

Muchos se han preguntado por qué el título sigue mostrando el mismo mundo que en su anterior entrega, aunque ha sido retocado y enriquecido con un sinfín de nuevas localizaciones, y es que la aventura sigue centrándose allí. Se muestra infinitamente más grande que en Breath of The Wild. Deberemos explorar el cielo plagado de islas flotantes, la superficie de Hyrule y las profundidades, otra ubicación igual de extensa que la superficie, en donde nos amenaza el denominado Gloom. Este es un material rojo parecido a la lava con el que, si entramos en contacto, veremos disminuir nuestros corazones de vida pudiendo eliminarnos a no ser que regresemos a la luz o que comamos algún alimento que nos aumente su resistencia. La exploración nos brinda el descubrimiento de multitud de objetos para añadir a nuestro inventario y hacer que los peligros y trabas que podamos encontrar puedan ser solventados con éxito. 

Al empezar el juego nos encontramos con la sorpresa de que el brazo derecho de Link posee un poder que le va a brindar habilidades que hasta el momento no tenía, como mover objetos a distancia girándolos a su antojo. Sí, seguirá usando su espada que se va deteriorando con el tiempo, pero disponemos de una serie de novedades que también multiplican por dos no solo las posibilidades de supervivencia y exploración del protagonista, sino también la jugabilidad y el ingenio que el jugador puede desarrollar con ellas.

Un momento del videojuego. | Nintendo

Por ejemplo, la infiltración: Link es capaz de atravesar estructuras en interiores para ascender a la superficie, tal y como hacen los fantasmas al atravesar paredes, solo que atravesando techos. La combinación: escogiendo objetos que podremos adherir a nuestras armas para darles nuevos poderes de ataque, juntar dos lanzas largas para atacar a distancia al enemigo, o ponerles un explosivo en su punta para lanzárselas y que le exploten encima. El retroceso: poder mediante el cual podemos hacer retroceder el tiempo para, por ejemplo, encaramarnos a una porción de tierra que esté cayendo procedente de una isla flotante, para que vuelva ascendiendo sobre su trayectoria y nos traslade a su superficie o durante una pelea, devolver un ataque en sentido inverso. La ultramano: que nos confiere la habilidad de combinar objetos que encontremos moviéndolos y girándolos para construir vehículos con los que trasladarnos de un punto a otro o artefactos de ataque.

Ya hay un sinfín de curiosos vehículos que los usuarios han fabricado y que sean o no efectivos una vez probados, brindan momentos realmente divertidos cuando vemos cómo funcionan. Por supuesto también podremos trasladarnos a caballo por las extensas superficies de Hyrule o planear con la paravela o con la plataforma voladora mientras nos movemos encima para ir modificando su trayectoria hacia la dirección que deseemos. Bueno y nadar o montar en cualquier «barca» que construyamos.

La esencia del videojuego, seguir una aventura sintiéndonos protagonistas, con la posibilidad de dar rienda suelta a nuestra imaginación creando artilugios. ¡Una maravilla para toda la familia!

The Legend of Zelda: Tears of The Kingdom está disponible en exclusiva para Switch de Nintendo.

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