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Cultura

Cuando el escritor protagoniza el cine

Se presenta aquí una lista subjetiva de algunas de las mejores películas de nuestro siglo y del pasado, en las que el personaje principal es un escritor

Cuando el escritor protagoniza el cine

Fotograma de la película 'Midnight in Paris'

Supongo que le ocurre a mucha gente. Hay algo en la vida de ciertos artistas, en la idea de su triunfo o su derrota, que resulta excitante y delicioso. Es un cóctel de locura, genialidad, arrojo y suerte que le devuelve a uno la fe en días más allá del aburrimiento. Domesticados la mayoría por jornadas con trabajos sin peligro, ni salvación, vemos a esos invocadores de musas siendo adorados, repudiados, sufriendo y batallando hasta el éxtasis por su pasión y salimos con fuerzas renovadas. Puede que incluso con inspiración.

Aun a riesgo de crear polémica, porque esto de elegir cosas subjetivamente parece una afrenta al orgullo ajeno más grande que meterse con una madre, voy a hablar de algunas de esas películas donde el protagonista es un escupe tintas. No serán, ni de lejos, las mejores para todos, puede que ni siquiera lo sean para mí, pero en algún momento me dieron ganas de pelear por escribir y eso, qué puedo decir, es todo lo que le pido a cintas como esas.

Bien, hay películas que trabajan escritores de cada época. Desde las primeras épicas hasta los cortesanos. Pero de las que voy a hablar aquí se centran en el siglo XX y XXI. Primera advertencia. Dicho esto, empecemos cronológicamente.

Los locos años 20 han dejado un poso de envidia, misterio y carisma difícil de igualar. Champán y pobreza se daban la mano cotidianamente. La gallardía era plato principal, el libertinaje la aspirina cotidiana y el honor, aunque fuera entre ladrones, se llevaba por bandera. París era el centro de este particular mundo de centelleantes desastres y, si bien sólo la mitad de la película está ambientada en aquel periodo de entreguerras, daré el pistoletazo de salida con Midnight in Paris (2011). Un Woody Allen lúcido, honrando con sutiles viajes en el tiempo a la ciudad de la luz y sus vivarachos artistas. Hemingway o Fitzgerald son protagonistas aunque la crème de la crème de las leyendas creativas también desfila por ahí.

Cartel de la película

Sin cambiar de década, saltemos el charco. Nueva York, tierra prometida, es donde el editor Maxwell Perkins descubrió a los genios antes citados pero no sólo a ellos. La truculenta, hermanada y tremendamente sentida relación del editor con Thomas Wolfe mereció una película donde los actores protagonistas, Colin Firth y Jude Law están exquisitos. Su título, El editor de libros (2016), dirigida por Michael Grandage, pero que nadie se confunda la cosa va más de escribir y la enajenación de un genio sin filtro que de sintaxis.

Cartel de la película

Mantenemos la época. Los años veinte también fueron el hogar de una de las escritoras más importantes del siglo, Virginia Woolf, a quien veremos en Las Horas (2002), de Stephen Daldry, afectada por su bipolaridad y condenada a atajar la vida como acabó haciéndolo. Una deliciosa Meryl Streep, como no podía ser de otra manera, junto con otra dignísima Nicole Kidman y la no menos espectacular Julianne Moore, marcan esta película que sacaría sobresaliente en el test Bechdel -de hecho, la propia Bechdel, desarrolló su teoría inspirada en Una habitación propia, de Virginia Woolf-.

Cartel de la película

Vayamos un poco más hacia adelante. A la posguerra. A la victoria de los buenos frente a los malos. Al nacimiento de la abundancia… ¿o no tanto? Sea como fuere, y aunque la cinta se dilate por años anteriores a la segunda guerra mundial, presento El rebelde entre el centeno (2017), dirigida por Danny Strong. Si bien Holden Coefield merecería más películas que Los Vengadores, estas no han visto la luz por los reparos de su creador. Sin embargo, este no se ha librado de metrajes que lo trabajen. En este caso, la película en la que Nicholas Hoult interpreta al introvertido y misterioso J.D Salinger, es un estimulante perfecto para los amantes del genuino escritor y un carburante más que aceptable para creadores. Cabe quedarse con una frase que le dice su mentor, W. Burnett, aquí caracterizado por el siempre increíble Kevin Specey, al aún joven escritor de El Guardián entre el centeno. «¡Piensa en el libro que te gustaría leer y escríbelo!». Así que, nada, aviso a navegantes. A por ellos tigre.

Cartel de la película

Ah, pero me he adelantado. Hay una película ambientada en plena segunda guerra mundial que puede ser la más genuina de esta lista. Firmada por los irreductibles hermanos Coen, Barton Fink (1991) narra las andanzas de un escritor y guionista recién afincado en Hollywood. Tensa, bizarra, jodidamente genial. Jon Turturro se tira de cabeza haciendo piruetas y cae de pie como los gatos en un reflejo de la decadencia de la época dorada del cine.

Cartel de la película

A salto de mata vayamos a los años 50. Sé que estoy mucho en la línea «I love USA», pero uno está domesticado por el sueño americano, aunque sea más aragonés que el ternasco. En esta década incluiré varias películas que giran en torno a la misma peña con el motor en combustión perpetua. ¿Recordáis a los padres de Ned Flanders en Los Simpson? Son lo que los zampa burgers llaman beatniks y el sustantivo pertenece a una generación de escritores, los Beat, que incluyen a Jack Kerouac, William Burroughs, Allen Ginsberg o Lucien Car. Películas en las que salgan, a porrillo, en las que sean protas; Howl (2010), de Rob Epstein, Kill your Darling (2013), de John Krokidas, la fenomenal Almuerzo Desnudo (1991), de David Cronenberg, y la tirando a normalilla On the Road (2014), de Walter Salles, que vuelve a demostrar lo complicado que es adaptar la famosa obra de Kerouac sin perder su pulso.

Entrados ya en los maravillosos años sesenta, podría decir cientos, pero me voy a quedar con las que protagoniza uno de mis adorados. Díscolo, soez, lúcido, irreverente hasta la boina, Gonzo… A Hunter S. Thompson le han dedicado dos producciones importantes en Hollywood y, en las dos, Johnny Deep, amigo íntimo de Thompson, ha dado vida al intrépido periodista y escritor de la Rolling Stone: Miedo y Asco en las Vegas (1998), dirigida por Terry Gilliam y Diarios del Ron (2011), dirigida por Bruce Robinson -en la que participa la clamorosa exmujer del pirata más famoso de Disney-. ¡Para no perderse ninguna de las dos!

Sin alejarnos de los años setenta pero desvistiendo el otro lado; el espectro sórdido, crudo, con más plegarias de dolor que de amor, tenemos las películas de Charles Bukowski. El borracho mimado de la alcantarilla literaria ha cautivado con su esencia auténtica, sincera, descarnada hasta conseguir de la precariedad un relato de guerra, a generaciones enteras de patéticos imitadores. En el séptimo arte lo podemos ver en muchos sitios pero aquí hablaré de dos. La soez Barfly (1987), dirigida por Barbet Schroeder, con un Mickey Rourke demasiado guapo para el borrachuzo angelino y Ordinaria Locura (1981), dirigida por Marco Ferreri, y que llegó a horrorizar a Bukowski. Sea como fuere, son un par de buenas aproximaciones a quien fue el, para muchos, mejor escritor de realismo sucio americano. Oh, y Factotum (2005), de Bent Hamer, con un, de nuevo, demasiado guapete Matt Dillon en el papel del escritor de la obra de título homónimo.

Entre los setenta y los dos mil hubo, desde luego, increíbles escritores pero voy a ir directamente a escenarios más actuales. Para variar, además, la película con la que abriré no es americana, ¡salve! sino francesa. ¿Cuántos habrán rogado por escribir una novela de éxito? Por tocar las estrellas al primer intento… Pues cuidado con lo que se desea. Envidia Sana (2020), un drama cómico protagonizado por Bérénice Bejo, la escritora en el film, y Vincent Casel, su pareja, desgrana las envidias que acompañan al triunfo y los cadáveres emocionales que se pueden desenterrar.

Cartel de la película

Otra película protagonizada por una mujer escritora, y que fue aclamada como daguerrotipo del ensombrecimiento del talento femenino en la literatura del siglo XX, es La buena esposa (2017), dirigida por Björn Runge. Como siempre, una Glenn Close de impacto acompañada por Jonathan Pryce a quien, antes que de escritor ganador del nobel, resulta más convincente ver de párroco…  

Cartel de la película

Remataré con un ejemplo del cine patrio. No me habré dejado obras ni nada, pero dentro de la ficción, destacaré una producción reciente. Podría haber citado con anterioridad Soldados de Salamina (2003), de David Trueba, pero destacaré El autor (2017), dirigida por Martin Cuenca, con Javier Gutiérrez encarnando a un escritor dispuesto a lo que sea con tal de encontrar una buena historia. Durante la cinta se dan, además, buenos consejos en este escurridizo arte de la escritura. Si a eso le sumamos su punto de thriller el resultado es una película que merece la pena disfrutar.

Cartel de la película

Como se ha venido repitiendo, habrá muchas y muy buenas obras que se habrán quedado en el tintero. Pero, ya sólo con esta avanzadilla, uno se puede hacer a la idea de los riesgos de ser escritor a través de la gran pantalla.

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