En la pequeña isla atlántica, que cuenta con algo más de 320.000 habitantes, la coalición de centro-derecha que ha gobernado en los últimos años suma 29 escaños de los 63 que componen el Parlamento Nacional. Islandia vive una fuerte desafección política, con una ciudadanía indignada ante los escándalos del anterior primer ministro, Sigmundur Davíð Gunnlaugsson, que dimitió tras su involucración en los ‘Papeles de Panamá’. Aunque el Partido Pirata tuviera grandes expectativas para derrocar al establishment, éstas no se han cumplido. No obstante, el resultado es más que satisfactorio para un partido nuevo en un país donde la tradición es prácticamente intocable.